Stacy

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Acababan de llamarme de comisaría, lo habían detenido temporalmente a la espera de juicio pero alguien le pagó la fianza y pudo salir por el momento.

Volvió a casa, volvió a estar suelto.

No podía superar esa ansiedad que llenaba mi cuerpo. No podía creerme lo que me estaban diciendo. Tenía que esperar quién sabe cuántos días escondida hasta que se realizara el juicio.

Pensé en sus padres, en lo engañados que debían estar. Igual de engañados que yo. No podía dejar que esto se quedara así. Solo me quedaba una opción y era buscar a esa chica.

-¿Cómo pretendes encontrarla? ¿Te vas a plantar en su casa y vas a decir "hola, vengo a hablar de una denuncia que hiciste"? -Me preguntaba Luna mientras íbamos de camino a la calle 63 de Emelie Street.

-Pues sí, exactamente así.

-¿Y si se ha mudado? -Puse los ojos en blanco.

-Luna, es lo único que puedo hacer. Quizá con su ayuda... -Suspiré.- Esos chicos están por ahí sueltos, ¿entiendes?

-Lo sé... perdona... -Una vez llegamos a Emelie Street nos sentamos en el portal a esperar. Pasadas unas dos horas y media una chica joven se acercó hacia nosotras mientras rebuscaba en su bolso las llaves de su casa. Tendría unos 25 años, el pelo negro corto y vestía con unos pantalones vaqueros azules y una camiseta de algún grupo de música. Le di un codazo a Luna y nos levantamos del portal.

-Hola... -La chica se paró en seco y nos miró confusa.- Perdona... igual esto te parece un poco raro pero...

-No me interesan las sectas ni la publicidad barata así que no intenten venderme nada. -Intentó avanzar pero me puse frente a ella.

-No queremos venderte nada... ¿Eres Carly? ¿Carly Evans? -Me miró a los ojos preocupada.

-¿Te conozco?

-No, verás, tú a mí no me conoces pero... bueno, esto es un poco difícil de explicar pero...

-Tiene que ver con Austin Maxwell. -Dijo Luna sin darle vueltas. La expresión de Carly cambió por completo y se movió rápidamente hacia la puerta de su casa.

-Mira, yo no sé nada de ese chico, ya dije todo lo que tenía que decir.

-Le he denunciado. -Entonces se quedó quieta.- Me ha hecho lo mismo a mí. -Se giró lentamente y me volvió a mirar.- Y está suelto. En comisaría pensaron que mentía porque, al parecer, otra chica ya intentó denunciarle. -Se quedó en silencio unos segundos y suspiró.

-¿Queréis subir? 

Ocho MujeresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora