Ocho Mujeres

Jane

-Estoy conociendo a una chica.

-¿En serio? ¿Eres...?

-No lo sé. -Me interrumpió.- Pero ella me gusta mucho.

-¡Joder! ¡Y yo pensando que estabas colada por mi hermano toda la vida!

-Bueno, en verdad...

-Buaj, que asco. Estás mejor con esa chica, creeme. -Rió.- Bua, ¿y tu madre no lo sabe?

-No, que va. Acabo de conocerla en realidad. El otro día cuando viniste...

-Hostia... ¡era ella!

-Sí.

-Era muy guapa. ¿Quedasteis a escondidas? ¿Has podido salir ya de casa?

-No, no. Entró cuando mi madre se había ido a trabajar.

-¡Joder, Zoe! Y yo pensando que eras toda una santa. -Dije bromeando.- ¿Y qué vas a hacer?

-No lo sé, la verdad. No quiero ignorar los consejos de mi madre.

-¿Estás de coña? Tu madre... bueno, la iglesia, te impide cosas haciéndote creer que son malas cuando no lo son. No deberías dejarte llevar por esas cosas.

-Bueno, es que la última vez que no hice caso a mi madre... pasaron cosas malas.

-Mera casualidad, Zoe. En serio. Respeto que cada uno crea en lo que quiera pero no está bien juzgar a las personas por cosas naturales de la vida. Follar, beber, en su justa medida... es bueno, es algo natural. Y querer a alguien de tu mismo sexo es igual de bonito o más que querer a quien te obligan a querer. ¡Es que me harta mucho que siempre nos inculquen que los chicos y las chicas tienen que estar juntos!

-¿A ti te gustan las chicas?

-No, o sí. Yo que sé. En verdad no lo sé. Me he fijado siempre en los chicos porque es lo que te suelen decir.

-Ya... si tienes razón.

-Que vista así no significa que lo sea. En esas cosas también la gente etiqueta mucho.

-Ya, disculpa.

-No es ningún insulto. Visto así por otros motivos pero no sé si me gustan las chicas porque nunca me he fijado ni he probado. Creo que soy hetero pero no lo sé.

-Lo entiendo. Gracias, Jane.

-Gracias a ti por contarmelo y por hacerme reír un poco. Me ha venido bien hablar contigo.

-¿Y qué es lo que ha pasado con tu padre?

-Bueno, es difícil de contar.