Tras la comida subí un rato a mi habitación para escribirle a Charlotte cuando Emily entró de repente con una caja encima.
-Venga, empieza a quitar tus trastos de mi habitación.
-¿Cómo? -Reí entusiasmada.
-Como oyes, este es mi nuevo cuarto así que ya estás quitándote de ahí.
-¡Estás loca!
-¿Qué está pasando ahí? -Mamá subió las escaleras y se acercó a nosotras.
-Nada, mamá, Zoe y yo estamos cambiando de cuarto.
-¿Cómo dices?
-Lo que oyes.
-No, no, eso ni hablar. ¡Todas tus cosas están ahí!
-Mamá, seguramente yo no vuelva aquí y si vengo solo necesito una cama. Ahí solo quedan recuerdos tontos y trastos viejos.
-No, Emily. Cuando acabes la universidad querrás tu cuarto y no voy a permitir que estéis discutiendo y moviendo trastos cada dos por tres.
-Mamá, no volveré cuando acabe la universidad. -Tragué saliva esperando lo peor. Mamá no contestó. Se quedó totalmente quieta asimilando lo que acababa de decir.- Voy a trabajar fuera de lo que me gusta.
-Eso es una pérdida de tiempo. Tu sitio está aquí, con tu familia, con el pueblo. Tendrás que llevar tú mi negocio cuando yo no esté.
-Tengo que vivir mi vida, mamá. Al igual que Zoe. Ella tampoco se quedará aquí. Quiere volar, viajar, ver mundo.
-¡No sabes lo que dices! ¡Tu hermana ni siquiera sale de casa! -Me quedé cabizbaja, sin valentía para enfrentarme a ella.
-¡Pero saldrá, mamá! ¡No vas a tenerla aquí encerrada siempre!
-Pero bueno, ¿se puede saber qué estáis diciendo? -Papá apareció.
-Tu hija, que dice que no va a volver.
-Claro que volveré, a visitaros.
-¡Qué egoístas sois! ¿Acaso yo os he educado así? ¿Y quién cuidará de nosotros cuando estemos viejos si las dos vais a... A VOLAR? -Dijo de manera exagerada.
-Mamá, ¿puedes no montar un drama de esto?
-¡Un drama dice! Señor, ¿qué he hecho mal?
-Papá, ¿puedes decirle algo?
-Yo no estoy de acuerdo, hija... Tu sitio está aquí.
-¡Venga! ¡Lo que faltaba! ¿No veis lo que estáis haciendo? Os pasáis la vida cerrándonos las puertas. Yo ya lo pasé pero ahora Zoe lo paga.
-Tu hermana está perfectamente.
-No, no lo está. Está siempre pensando en si hace bien o si hace mal, ¡no vive, mamá! Solo piensa.
-¡Porque es buena chica! ¡Le importa lo que piense la gente!
-¿Podéis parar ya de hablar de mí cómo si yo no estuviera? -Nadie me escuchó. Siguieron discutiendo ahí, en medio del pasillo, hasta que me metí en la habitación y el ruido cesó.
Llamé a Charlotte para contárselo, estaba hundida, harta de la situación.
-Al menos tu hermana está de tu lado.
-Sí pero odio esto, que discutan así.
-Es normal... las discusiones son una mierda.
-Espero no discutir nunca contigo.
-Seguro que no. -Dijo sonriendo.
-¿Y tu día qué tal?
-He estado estudiando. Estoy algo agobiada ya... Me hacía falta tu llamada. -Se puso la mano en el cuello y lo movió.
-¿Te duele?
-Sí, se me carga mucho.
-Tenemos que relajarnos un poco. -Suspiré.- No sé hacer masajes pero te haré uno el lunes, si quieres.
-Me encantaría.
-¿Quieres que hablemos luego por la noche más... relajadas?
-¿Me estás queriendo decir algo?
-Bueno, igual nos viene bien ya sabes... Juntas.
-¿Juntas?
-Sí, ¿por qué no? Prefiero mirarte a ti que a una desconocida. -Ella se rió.
-¿Me estás pidiendo que hagamos una videollamada subidita de tono?
-Déjalo, Dios, que vergüenza. -Volvió a reírse.
-¡No seas boba! Va, lo haremos.
-¿En serio? Es una tontería, de verdad. No sé ya ni lo que digo.
-¿Quedamos a las doce?
-Va... vale...
-Hasta luego, preciosa.
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Ocho Mujeres
Teen FictionHace un tiempo la vida de Jane se complicó. Su odio hacia los hombres provocó que la considerasen una feminista radical y en realidad esconde un gran secreto. Stacy, en otro lugar de la ciudad, es considerada una chica zorra y Zoe, al contrario, hij...