Tras una gran comida llena de risas, Marcus y yo decidimos volver a la casa. Quería conocerle mejor, pasar más rato con él. Nos quisimos quedar todo el día allí y volver para dormir cada uno en su casa. Nos pusimos una película y vimos la mitad entre caricias y miradas cuando al final me decidí a besarle. Empezó muy lentamente, con besos pasionales y caricias tímidas pero todo empezó a intensificarse. Me puse encima de él y le quité la camiseta. Pasé mis manos por sus marcados abdominales y él se deshizo también de mi camiseta.
-¿Estás segura? -Separó sus labios de los míos para coger aire y asentí.- No quiero que pienses mal de mí... nos acabamos de conocer.
-Marcus, estoy segura. En serio. -Nos miramos durante un segundo que pareció una eternidad y me levantó para subirme a la habitación. Reí por como me subió sobre él y me bajó frente a la puerta de la habitación. Volví a rodearle con mis manos para besarle y fuimos poco a poco hacia la cama. Me tumbé y él se puso sobre mí con cuidado.Sacó un condón de su cartera y lo dejó sobre la cama. Me besó de nuevo lentamente y bajó desde mi cuello hasta la tripa y mis muslos. Se lo pensó por un momento antes de quitarme la parte de abajo y ponerse de nuevo sobre mí. Le bajé los pantalones como pude y él se quitó lo que faltaba empujándolo con sus piernas. Se colocó el condón y abracé su espalda desnuda. Le toqué y él también me tocó con dulzura y delicadeza. Cogí su miembro y lo metí dentro de mí. Rodeé sus caderas con mis piernas y me penetró sin parar de besarme y de acariciarme, lentamente pero fuerte, con pasión y con cariño. Después me puse encima de él. Me miró.
-Eres preciosa. -Acarició mis mejillas y me acercó a él mientras me penetraba. Éramos uno. Era la primera vez que me sentía tan segura y querida con alguien. Aquello no era simplemente follar. Había algo más. Siguió hasta que llegué al orgasmo por primera vez. Sentí un escalofrío por todo el cuerpo como si me encogiera. Era una sensación increíble. Cuando él llegó me quedé encima suya. Acarició mi espalda desnuda y besó mi mejilla. -Ha sido increíble. -Asentí y le besé. Dios, esto era otra cosa. Cuando me tumbé a su lado se quitó el condón, se limpió y nos tapamos con las sábanas. Nos quedamos allí durante una hora, entre besos y caricias, en silencio, sin necesitar nada más. Era el sitio perfecto, el sitio donde quería estar.
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Ocho Mujeres
Teen FictionHace un tiempo la vida de Jane se complicó. Su odio hacia los hombres provocó que la considerasen una feminista radical y en realidad esconde un gran secreto. Stacy, en otro lugar de la ciudad, es considerada una chica zorra y Zoe, al contrario, hij...