Jane

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Cuando bajé aquella mañana a desayunar mi madre esperaba ansiosa que le diera una explicación. Por suerte había podido evitarla al llegar aquella noche. Tenía tanta ira acumulada que no me iba a venir bien hablar con ella así que me encerré en el cuarto pero por la mañana ambos me estaban esperando.

-¿Se puede saber qué es lo que pasó anoche?

-Papá le dio un bofetón a Jane, mamá. -Me quedé paralizada al ver que Marcus se ponía de mi lado.

-¿Cómo? ¿Por qué? -Mi madre respiró hondo y me miró. Marcus volvió a responder.

-Quería que se cambiara de ropa y ella se negó. Sé que es un poco tocapelotas pero no tenía que haberle pegado.

-Por Dios... vuestro padre ha perdido el juicio. No sé en qué clase de persona se ha convertido. Hablaré con él, ¿vale, cariño? -Mamá se acercó para abrazarme pero yo seguí quieta. Estaba demasiado enfadada por lo sucedido.

-¿Cenaste con él? -Le pregunté a Marcus. Él negó con la cabeza.

-Me fui al poco rato. -Respiré hondo al ver que mi hermano no era tan ingenuo y tan gilipollas pero no se lo agradecí. Me fui a la habitación para coger la mochila e irme a clase.

Las chicas no se separaron de mí aquella mañana. Lo bueno de mis amigas es que por mucho que se metieran conmigo, por mucho que fuéramos diferentes, siempre estaban ahí si tenías un mal día.

-Flipo con tu padre. -Dijo Emma.- Tengo suerte de tener a un padre tan bueno.

-Pues sí, tía, tu padre es un completo gilipollas. -Añadió Carol mientras me apoyaba en su hombro.

-¿Marcus sabe ya lo que hizo?

-No, aún no se lo hemos contado.

-Joder... yo no sé si querría saberlo, la verdad.

-Yo me alegro de saberlo, así sé lo asqueroso que es. -Añadí con seguridad.

-Bueno... entonces te interesará saber que tu padre se ve con jovencitas. -Dijo Alison.

-¿Cómo? -Me incorporé para mirar a mi amiga.

-Bueno, es que ayer iba con mis padres y le vi recogiendo a una chica que tendría la edad de Marcus.

-Dios, ¿cómo no me lo habías dicho antes?

-Bueno, es que estabas tan enfadada...

-Que asco, ¡que puto asco! Como le odio... -Owen y los demás pasaron por delante nuestra. Él ni siquiera me miró.

-Por cierto, ¿te ha vuelto a decir algo?

-No, ya me ha dejado en paz por suerte.

-Menos mal... 

Ocho MujeresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora