Zoe

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Como de costumbre me senté en el borde de la ventana para ver a la gente llegar a sus casas del instituto. Me encantaba ver las amistades que habían, las familias, las historias que tenía cada ser existente en la Tierra. Me imaginaba cómo hubiera sido mi vida si hubiera sido como esas chicas que pasan por mi calle. Quizá hubiera tenido un gran grupo de amigas, hubiera tenido planes cada fin de semana, hubiera conocido a algún chico increíble que me acompañara a casa cada día... Pero todos esos sueños se escapaban de mis manos.

Vi llegar a Jane, mi vecina. Venía sola y malhumorada. Últimamente siempre la veía así. Escuché gritos en el interior de la casa. Al parecer Marcus y ella discutían sobre las pellas que se había marcado él. No se llevaban nada bien. Al poco rato vi a Marcus apoyado en la ventana. Le costó un poco darse cuenta de que yo estaba ahí. El rato que tardó en meterse un cigarro en la boca y encenderlo. Me miró sorprendido tras gritarle a su hermana que se callara y apartó el cigarro rápidamente.

-Perdona. -Me dijo.

-No sabía que fumaras.

-Solo a veces, cuando me saca de mis casillas. -Dio una calada y lo tiró.

-¿Está todo bien?

-Sí, no es nada. ¿Tú estás mejor? -Asentí con la cabeza.- Bueno, tengo que irme. Hasta otra.

-Adiós.

Me quedé ahí plantada, entrometiéndome de nuevo en vidas ajenas. Ellos tenían suerte de tenerse y ni siquiera lo valoraban. Ojalá mi hermana hubiera estado aquí conmigo en estos momentos.

La puerta sonó.

-Pasa. -Mi padre abrió la puerta despacio.

-Hola, cariño. ¿Cómo estás?

-Bien. -Murmuré.

-Oye, he estado hablando otra vez con Torres y...

-No quiero ir, papá.

-Ya pero...

-¡Que no quiero ir! -Se quedó petrificado.

-De... de acuerdo, Zoe pero... tienes que hablar con alguien, contarnos qué te pasa.

-Solo quiero estar sola, papá. Hablaré con Emily, no te preocupes.

-Vale... estaré abajo si necesitas algo. 

Ocho MujeresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora