Stacy

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Mi madre se había pasado toda la noche y parte de la mañana sin dirigirme la palabra. Sabía perfectamente lo que quería: que le salvara el culo. Quería que me ocupara de Marcus, que me lo llevara a mi terreno para que su padre se sintiera orgulloso. No paré de pensar en cómo hacerlo así que planeé pasarme por la universidad aquella tarde con alguna excusa para poder verle y proponerle una cita.

Chuk me había hablado aquella noche. Se moría de ganas de verme y pasar un rato a solas pero tendría que esperar un poco. Cuando llegué me encontré con la luz de mi vecino encendida y me asomé. Tardó muy poco en pedirme el teléfono y se lo escribí en grande para que pudiera verlo. Me mandó una foto suya sin camiseta en la cual no se le veía la cara y me pidió que le mandara yo alguna. Me lo pensé varias veces así que me lo suplicó por la ventana. Le mandé una sencilla, en sujetador pero me pidió más.

-Se ve muy poquito :(

-Tengo que irme ya a la cama... mañana si quieres hablamos otro ratito.

-Ok...

¿En serio? ¿Ok? Menudo capullo...

-Mañana te dejaré sin aliento, ya lo verás.

-Eso espero ;)

Por la mañana salí a correr como de costumbre, me duché, me maquillé y me puse un vestido informal para ir a clase. El día fue muy aburrido. Le supliqué a Luna que me acompañara aquella tarde a la universidad pero no había forma de convencerla.

-Tengo cosas que hacer, tía.

-Va... porfi, será un ratito. -Le hicé pucheros.

-Que te acompañe Georgia.

-No, he quedado con Mat.

-Que le den a Matty, lo ves demasiado.

-¡Qué dices! A penas le veo estos días, no coincidimos casi por los pasillos.

-No me jodas, Georgi. Es un rato nada más.

-Que no voy a ir a hacerte de sujetavelas, Stacy.

-Pues que os den, iré sola.

Cuando llegué a casa vi un cochazo espectacular aparcado enfrente y no caí de quién era hasta que lo vi salir del coche. ¿Qué hacía aquí?

-Hola, señor O'Donnell. ¿Qué hace aquí? Mi madre no está, llegará más tarde.

-Bueno, en realidad venía a verte a ti. ¿Te importa que pase?

-No, por supuesto. -Abrí la puerta de casa y entramos en el interior.- ¿Quiere tomar algo?

-Sí, una copa de whiskey, si no te importa.

-Claro. -Dejé la carpeta y el bolso de clase y cogí un vaso para servirle.- Aquí tiene. -Nos sentamos en la mesa, uno al lado del otro.- Dígame, ¿que quería?

-No me llames de usted, por favor. Llámame Logan.

-Disculpa, es la costumbre.

-Bueno, ¿qué tal te fue con mi hijo?

-Bien, bueno, es muy majo.

-Es un poco parado, te entiendo... No sé qué le pasó, la verdad. Estaba cabreado y no fue capaz de disfrutar de semejante compañía. -Puso la mano sobre mi rodilla desnuda y sonrió. Sentí un escalofrío por todo el cuerpo y por un instante pensé que quizá eso es lo que tenía que hacer.

-No se preocupe, fue muy amable.

-Con una chica como tú no sé cómo pudo resistirse.

-Bueno, quizá otros lo valoren más. -Noté su sonrisa, era eso. Él necesitaba eso, sentirse joven y poderoso.

-¿Te ha contado tu madre los negocios que tenemos entre manos?

-Bueno, nunca me da muchos detalles pero sé que es muy importante su aportación.

-Lo es, sin ella tu madre no podría conseguirlo así que supongo que querrás ser agradecida conmigo para ayudar a tu madre.

-Claro, haré lo que sea señor O'Donnell. -Empezó a acariciarme la pierna.

-Me alegra escuchar eso. Verás, tu madre no es... mi tipo precisamente. No me malinterpretes, es preciosa pero... noté que ella bueno, quería algo conmigo y tuve que rechazarla. Creo que está algo mosqueada por ello. Quizá tú podrías hablar con ella...

-Claro, por supuesto, yo hablaré con ella. Tiene que entender que cada hombre tiene sus gustos.

-Y los míos son algo... peculiares.

-Ah, ¿sí? ¿Cómo de peculiares?

-Bueno... -Noté como su mano empezó a subir por mi muslo, directo, sin titubear. Era un hombre muy seguro de sí mismo.- Digamos que no entiendo como no sucedió algo entre mi hijo y tú.

-Supongo que su hijo no está tan preparado como usted. -Cogí su mano y la subí más, dejándole sin dudas de que podía hacerlo.- Mi madre llegará en unas horas.

-Tenemos tiempo entonces. -Él se levantó y se desabrochó el cinturón.- Demuéstrame cómo de bueno tengo que ser con tu madre.- Me puse de rodillas y empecé a chupársela pero no me dejó hacerlo por mucho tiempo. Me sentó en la mesa del comedor y me tumbó boca arriba. Bajó mi tanga y empezó a hacérmelo a mí. No solía tener un disfrute personal con los otros chicos así que me relajé y aproveché el momento. Sabía lo que hacía, era un hombre con experiencia.- Vamos a la habitación.- Subí las escaleras con él detrás y entramos a mi habitación. Cerré la ventana y la cortina.- Ponte a cuatro.- Hice lo que me pidió y me penetró con fuerza. Después me puso boca arriba, con las piernas en alto y siguió mientras me manoseaba los pechos. Me soltó las piernas de golpe y la sacó de mi interior. Se sentó sobre mi barriga y se masturbó sobre mis tetas.- Abre la boca.- La abrió con los dedos y la introdujo hasta correrse. -Trágatelo. -Me costó muchísimo hacerlo. Sentí mucha angustia pero lo hice. Después se levantó como si nada y se puso bien los pantalones. -Dile a tu madre que firmaré. Espero volver a verte.

Cuando se fue me metí corriendo en el baño y vomité. Ya no veía necesario ir a ver a Marcus.

Ocho MujeresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora