Ocho Mujeres

Jane

Cuando Marcus y sus estúpidos amigos se fueron salí de mi habitación. Dios, no había conocido seres tan estúpidos en mi vida. Me fijé en que los Adams habían hecho una gran comida en su jardín y me pareció ver a la hija mayor por allí. Me alegré mucho por Zoe, estaba muy unida a su hermana.

Encontré a mi madre en la cocina limpiando y me senté frente a la isla para hablar con ella.

-Hola, cariño. ¿Qué pasa?

-Mamá, ayer Alison me dijo que había visto a papá con una chica de la edad de Marcus. -Directa, sin tapujos. Mamá se apoyó en la encimera y me miró.

-¿Estás segura de eso? -Asentí.

-Cuando llegamos olía mucho a mujer pero nunca me hubiera imaginado que él...

-Ya sabes que tu padre tiene negocios muy turbios, cielo pero no me imagino que haga algo así.

-Sean o no sean negocios, mamá... Es horrible. ¿Y si era la chica esa con la que ha quedado Marcus? -Suspiró.

-No lo sé, cariño. Lo mejor es que ignoremos lo que haga ese hombre.

-¡No puedo ignorarlo, me da asco, mamá!

-Lo sé hija pero... no puedes distanciarte para siempre de tu padre. Lo que pasó entre él y yo es algo nuestro. Tú no tienes nada que ver.

-¿Te crees que por el simple hecho de que sea mi padre voy a perdonarle lo que hizo? Lo que me da rabia es que Marcus se piense que fue culpa de los dos.

-Lo mejor es que Marcus siga al margen. A saber lo que haría tu padre si pensara que os he puesto a los dos en su contra...

-¡No puede hacerte nada, mamá!

-Sí, sí puede, Jane. En serio, déjalo, no indagues más. Que haga lo que quiera, ya es mayorcito.