Amor & Deber | Jungkook + Taehyung ©

Capítulo uno

17 años después

Vengo de una familia aristrocratica de alta sociedad, mi abuelo quién fue rey durante algún tiempo me habia elegido para ser la esposa de su único nieto y hedero Taehyung.

Nuestro matrimonio fue por conveniencia, ya que no se permitia que nos relacionaramos con personas de bajo nivel en estandares sociales.

Pero por fortuna Taeh y yo nos llevabamos bastante bién desde que eramos niños. Fuimos muy cercanos, puesto a que nuestros padres ambos hermanos tenian una excelente relación hasta que mi tío murio.

Para la nobleza eramos una adorable pareja de enamorados y muchos días los pasabamos planeando y conversando sobre nuestro futuro.

El día de hoy me dí cuenta que el personal del palacio se ha estado comportando distinto. Como si trataran de ocultarme algo que no seria propio escuchar.

Taeh habia salido por asuntos de trabajo, por lo que nos veriamos solamente en la cena. Antes de ello decidí verme presentable para mi esposo, así que mande a llamar a mi nana para que me ayudara.

Lo curioso es que mientras me cepillaban mi cabello estaban totalmente en silencio y por lo general es demaciado parlanchina.

—Es raro que estes tan callada, ¿Paso algo?

—N-no, madame.

Lo que diferencia a mi nana de las demás damas de compañia y personal es qué puede ser también muy culta.

—Nana crecí junto a tí y siempre hemos tenido una relación franca y abierta.

—Si majestad.

—Así que no acabemos con ese habito y dime que sucede.

—Esta bien... Su majestad Taeh trajo a una chica mugrienta cuando volvio del trabajo. Parece que le cayo en gracia por que nos pidio que la limpiaramos a la pobre.

—Ya veo.—Suspire—¿Y como porqué la trajo?

—Parecio que la muchacha fue de gran agrado para el señor.

—¿Qué quieres decir con eso nana?

—Estaba como un loco cuestionando a la jovén, le tendio la mano y le quito un mechón de su cabello para colocarlo detrás de la oreja. Una acción muy intima mi señora.

—No veo nada malo en eso nana, seguramente fue amable.

—¡No sea tan inocente majestad! Era obvio que habia algo entre ellos.—Exclama molesta de mi porte. Es cierto que su forma de actuar fue evidente y si se lo cuento es porque siempre velo por su bienestar.

—Entiendo...

—¿Quiere que investige, majestad?

—No, pero agradezco que me lo dijeras.

Mi nana termino su tarea y se volvio para sus deberes casuales, sin embargo me dejo un tanto desconsertada por dicho tema.

Incluso si es cierto... ¿Qué podria hacer yo?, seguro la trajo porque es compasivo.

[...]

Cuando logramos reunirnos en el gran comedor, todo era silencioso, solo podia escucharse el sonido de los cubiertos al chocar con el plato o partir la carne.

No queria quedarme sin ninguna respuesta objetiva que me permitiera saber el porqué de lo que hizo con aquella mujer.

Sobre todo cuando mi personal dice que su comportamiento no es propio para alguién de esa calaña.

—Me contaron que encontraste a un esclava cuando venias de regreso y la trajiste aquí, ¿Es cierto?—tomo una pausa y dejo mis cubiertos frente al plato.

—¿Quién te conto eso?

—Quién me lo conto no importa, te pregunte si eso era cierto.

Cada expresión que hacia era inusual, aparte de que estaba muy callado, indispuesto a hablar. Me miro despectivamente y se limpio la boca con una servilleta.

—Compartimos apenas dos comidas a la semana, tiene que haber muchos otros temas de conversación. ¿Es muy importante hablar de eso ahora?

Ese tono es una advertencia, significaba que de ningún modo y bajo ninguna circunstancia debo preguntarle nada más.

—Termine.—me levante de la mesa.

Ya en mi habitación me encuentro un poco aturdida, nisiquiera podia seguir leyendo el libro que tenia en la repiza. Todo este tema me agobia un poco ya qué mi esposo nunca suele hacer ese tipo de actos de caridad.

Pero, mi madre una vez me dijo... que no debo sentirme dolida si mi marido trae a otra mujer para que sea su amante. Como era algo muy común me aconsejo dar por sentado que él lo haria en un futuro.

Aunque Taeh tenga amantes no son solo más que eso, yo soy su mujer y la primera entre todas ellas así que puedo decir que soy importante en este matrimonio.

En teoria deberia estar bién, aunque me siento vacia por dentro. Mi nana antes de retirarse de mi habitación habia visto mi comportamiento después de la cena por lo que no se interpuso al preguntar lo que me sucedia.

—¿Esta bién majestad?—habia mucha preocupación en su voz.

—Nana... ¿Y si esa mujer es su amante?

La mujer se acerco a mi y me abrazo para reconfortarme dandome algunas leves palmadas en mi espalda.

—Fue su prometida desde niña, y ahora son marido y mujer. Es de esperar que se sienta asi.

—Entonces, ¿Mi esposo se sentira igual de vacio si yo tengo a otro hombre a mi lado?

—Majestad, aunque esa señora pase a ser su amante no hara el mismo trabajo que usted. No debe afligirse.

Mi nana me tomo ambas manos y me sonrio para después retirarse.

Lo que dice es verdad, aunque Taeh la haga su amante, seria imposible que debutara en la alta sociedad así como también nadie le obedeceria.

Es de esperar que me sienta perpleja y algo vacia por dentro, por qué mi esposo tiene una amante. Pero no deberia permitirme más exaltación que esta. Ella vivira su vida, mi marido la suya y yo la mia.

A la mañana siguiente, antes de tomar el té suelo estar en el jardín, cerca de la fuente para tomar al menos 10 minutos bajo el sol de las mañanas que es más ligero y no pega tanto a la piel.

Pero seria mucho mejor si las sirvientas no estuvieran murmurando cosas a unos cuantos metros de mí, como si quisieran que las escuchara.

Deberia cerrar los ojos y oidos por tantos parloteos.

No hay razón por la cuál deba sentarne aquí a escuchar chismes así que decidí retirarme. Camino hasta la entrada y me percato que una mujer me mira a lo lejos.

Cabello rubio tirandole al blanco, ojos profundos de color verde, era un poco más alta que yo, usaba un vestido añejo y se le miraba un poco atonita por mi presencia.

—¿Es ella?—murmuro el personal detrás mio.

La mujer se acerco hasta a mi, me regalo una ligera sonrisa y me extendio la mano, por los rumores y descripciones seguramente esta la mujer de la que toda la mansión esta hablando.

—Hola, señora.