Amor & Deber | Jungkook + Taehyung ©

Capítulo cincuenta y tres

Taehyung

Es una princesa muy hermosa.

Nae-Yeon se sentía demaciado cansada, así que me lleve a la bebé a mi habitación en cuanto le preparaban una con la cuna y las cosas necesarias.

Mi nana estaba muy alegre que sentia tanta dicha de acariciar el dorso de su manita y oler su fino cabello.

—¿Y ya tiene un nombre, Su majestad?

—Kim-hye, así se llamara mi hija. Significa 'Llena de gracia', ¿no es él indicado nana? Por cierto, la asignaré como niñera para que la cuide, espero que no haya problema nana.

—¿Qué?

—Necesitaré que alguien cuide de la bebé cuando yo no pueda.

—Ah... Sí. Por supuesto, estoy honrada de cuidar a la preciosa princesa de mi querido niño.

Mi nana parece estar dudando y preguntandose del por qué Nae-Yeon no se encargaria de la bebé, cuando yo no estuviera. No me siento lo suficientemente confiado de dejarla con ella.

Yo mismo me hare cargo de la crianza de mi hija, por ello deberé leer libros de paternidad en cuanto antes para estar preparado.

Con mi nana no tengo tanto problema, ella cuido de Eun-ji, de Eun woo y de mi cuando usabamos pañales. Es muy cercana a nosotros que es cosiderada como una segunda madre para los tres y no sera la excepción de que mi hija la vea de esa forma cuando crezca.

—Tendré que comenzar a leer libros de paternidad.

—Lo haras bien, hijo.

—Nana, los bebés son pequeños y débiles. No quiero arruinarlo cuando este cuidado de ella.

—Su majestad, ¿Tendra otro bebé con la emperatriz Nae-Yeon?

Preguntó mi secretario privado quién tambien estaba presente. Como mi ayudante cercano, sabía que estaba reuniendo evidencias de los crímenes de Nae-Yeon.

Niegó con la cabeza mientras sigo teniendo en brazos a la bebé, entonces mi secretario dijo con voz impaciente.

—En ese caso, debería devorciarse de la emperatriz Nae-Yeon lo antes posible, y esta vez traer a una joven dama de una familia honorable para tener al príncipe, el futuro heredero al trono.

Tiene razón, necesito un varón para concederle el trono. La ley lo dicta en el Imperio Oriental, mi tatarabuelo el Emperador III lo establecio por completo.

Es algo machista por su parte, pero siempre los herederos al trono han sido y deben ser hombres.

La bebé comenzó a llorar, extendiendo sus pequeñas manos tocandome tanto la barbilla como mis mejillas.

Escuchando atentamente las palabras de mi secretario, vuelvo a sacudir la cabeza con una expresión grave. Lo que desconcentra a las dos personas presentes.

—¿Entonces prentende mantener a Nae-Yeon com9 emperatriz definitiva?

—De ninguna manera. Planeo divorciarme de Nae-Yeon. Si, un divorcio rápido seria posible y me quedaria con la custodia de la bebé.

—¿Y que hay del príncipe heredero?

Se preguntaba quién daría a luz al príncipe. De repente, sus ojos se abrieron completamente.

—Su majestad, ¿todavía espera que la emperatríz Eun-ji regrese?

—Desearía que Eun-Ji volviera. Pero incluso si Eun-ji no vuelve, no habrá una próxima emperatriz.

Mi secretario estaba desconcertado.

Lo miré con los ojos entrecerrados, como si pudiera leer claramente sus pensamientos. Entonces con mi hija en brazos, dije.

—Lo hablaremos en otro momento, por lo pronto deja disfrutar de mi hija y preparemos una ceremonia por su nacimiento. Invitemos a la nobleza y a la familia.

—¿Quiere que envie una invitación al Imperio Occidental?

Quiero compartir este momento de felicidad junto a ella, verla sostener en brazos a la bebé y poder apreciar la bella imagen de Eun-ji como si fuera madre. Sin embargo, soy un hombre de palabra, y si quiere estar lejos de mi, lo mejor es respetar sus decisiones.

—No.

Eun-Ji

—¿Nae-Yeon dio a luz tan pronto?

La noticia no llego en buen momento. Nos habíamos reunido en familia para celebrar la noticia de mi embarazo.

Los rostros de todos se distorsionaron de diferentes formas al escuchar la noticia.

El secretario, que trajo la noticia del nacimiento del bebé de Nae-Yeon, había murmurado que se trataba de una noticia urgente, examinando la cara de Jungkook y la mia.

De hecho, el secretario había advertido a Jungkook de antemano. Indicó que traía una noticia del Imperio Oriental, pero sería mejor que Jungkook la evaluara primero por separado.

Pero Jungkook dijo que la escucharía en presencia de todos, probablemente queriendo mostrar una imagen digna delante de todos.

Al final, la celebración se desmoronó.

Jungkook preguntó a su secretario con voz pesada.

—Si dio a luz ahora, es un bebé prematuro ¿No?

—Sí, y es una princesa.

El secretario respondió, esta vez mirándome a mí.

Mantuve mi expresión inexpresiva y me limité a caminar casual por el salón.

—También escuché, majestad. Que el Emperador Taehyung se entero de que esa mujer fue la responsable de acatar la ordén de mandar atacar a sus altezas, por lo que le prohibio salir del palacio.

Sorprendentemente, parecía que el incidente del mercenario que fue destapado por Taehyung fue lo que conmocionó tanto a Nae-Yeon que dio a luz prematuramente.

—Qué placentero.

Mi hermano respondió acomodandose en el sofa. En cuanto colocó sus labios sobre su copa, mi madre lo fulminó con la mirada.

—¿La bebé está sana?

Mi madre mostró preocupación.

Mi madre siempre fue apegada a Taehyung, es como su segundo hijo. Sabe que no tiene la culpa de haberse casado con aquella mujer que hizo que desterraran a su hijo, que se divorciara de su hija y que se haya causado el ataque contra ellos.

Por lo que se aterra que la bebé de Taehyung se encuentre delicada y por ende, él se encuentre mal o triste.

—Aunque nació prematuramente, no lo es tanto. Es un poco pequeña, pero parece estar sana.

—Taehyung debe estar muy feliz por haber conseguido lo que más deseaba.

Volvió a recriminar mi hermano con un ligero toque de repudio entre sus palabras. Por mi parte, no podía evitar sonreír al imaginar a Taehyung. No de alegría, sino de disgusto.

Para Taehyung, esa bebé simbolizaba la familia feliz que quería tener, incluso si eso significaba deshacerse de mí.

Y para mí, fue el fruto de la discordia que me alejó por completo y casi me arrastró al fondo. No era culpa de la bebé, pero no me sentía feliz.

Tal vez sea porque cada vez me importaba menos todo lo que tenia que ver con él. Estaba más somnolienta que sorprendida por la noticia.

Ahora debo enfocarme en los preparativos e invitaciones para la recepción en la que daremos a conocer la noticia de nuestro bebé en camino.