Capítulo sesenta y seis

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Jungkook

La caliente y espesa sangre que salia de la palma de mi mano se deslizaba por todo mi brazo cayendo asi mismo en el suelo de la habitación de Eun-ji.

Horrorizada, le mostre un gesto de calma. Transmitiendole tranquilidad con el objetivo de decirle que todo estaba bien.

Si ella hubiera cometido asesinato sobre este hombre al que sigo reteniendo con el peso de mi cuerpo. Aún si es por defensa propia, el imperio Occidental se veria envuelto en serias complicaciones con paises aliados.

No quiero que hablen de Eun-ji una vez más en los periodicos como lo fue meses atrás de con su divorcio. Qué fue juzgada por casarse con otro emperador, así como también llenada de rumores horribles de presunta infertilidad.

Si ella lo hubiera matado, su libertad hubiera sido en vano.

Deje de sangrar una vez que el médico real vino a administrarme algunos antibioticos y vendarme la mano. Sin embargo, me procupaba Eun-ji, fue un choque cruel para ella al espectar todo lo que sucedio.

Una de sus doncellas me comento que le habian adminitrado un calmante para dormir, y ahora se encuentra descanzando.

Tampoco pude dormir así que al parecer hoy no tendre labores y me quedare en cama.

Pasado el tiempo y luego de descanzar un poco, alguien llamo a mi puerta. Permití la entrada y sonrei trasmitiendo a mi mismo algo de calma.

Eun-ji habia venido a verme. Su rostro ya tenia algo de color en las mejillas, anoche estaba palida, asustada que nisiquiera podia hablar.

En sus manos traia lo que parecia ser una pequeña charola con té y galletas de mantequilla. Lo coloco en el mueblesito que se posa a lado de mi cama y ella se sento al borde.

—¿Estas bien?—Preguntó con una pisca de culpabilidad.

—Lo estoy.

Mi mano vendada se desliza por su cintura y la acerco más a mi para sentir su calor, lo único que podia pensar en estos momentos al sentir su vientre es que falta poco para que nuestros hijos nazcan.

Papá hubiera sido feliz con mis hijos, siempre anhelo tener nietos.

—¿En donde esta ahora?

—Encerrado.

—Seguro este es el mercenario que mandaron para matar a la reina viuda y mi cuñado. No tienes porque preocuparte, lo hare pagar por sus crimenes.

Con su pequeña y suave mano, acaricio la venda que cubria mi mano. Deslizaba su indice de arriba abajo sobre mi dorso.

—Te lastime.

—No me lastimaste, cariño.

Su rostro estaba muy cerca a mí, que la conversación se habia convertido en susurros. Mientras más uno hablaba, más nos acercabamos lentamente.

Tiene una forma de ser dulce, tranquila y gentíl que me cautiva. Puede ser una persona muy dura pero aún así, su animo se vivífica ante la perspectiva de estar conmigo.

Percibimos todo lo que queremos contarnos con naturalidad y perdemos la elocuencia con nuestra presencia.

Ella seguia hablando, sus labios finamente suaves y rosados de manera natural se movian apartir de cada susurro.

—¿No probaras el té?

—¿Y si quiero probar algo más que el té?

Y entonces... la bese.

El sonido de nuestros labios al juntarse y disfrutar su sabor envolvían nuestros oidos. El olor que tenia en su piyana era tan delicioso y agradable que en medio del beso emití una sonrisa.

Amor & Deber | Jungkook + Taehyung ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora