Capítulo sesenta y siete

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Eun-Ji

—Cariño, has estado muy callada. ¿Sigues pensando en lo que sucedio?

—No, no. Solo que tengo miedo, respecto al parto. Estoy a días de aliviarme y mientras más se acerca el día más me siento nerviosa.

—Debes relajarte hija, cuando yo te tuve fue demaciado rapido. No hice esfuerzo al momento del parto, es más, ni dolio.

Me he estado preparando para el parto, estoy a días de aliviarme y estoy bastante ansiosa. ¿Dolera? Mi madre dijo que no le dolio, pero seguramente lo dice para no preocuparme.

Investigue un poco más por mi cuenta y no he escuchado nada bonito de las anecdotas de partos.

Es doloroso pero soportable, te duele la espina dorsal en todo momento, y de ser necesario te hacen un corte para que pueda salir bien el bebé pero en mi caso son dos.

¿Como podre soportarlo?

Y algo que me preocupa es que últimamente Jungkook ha tenido bastantes inconvenientes durante el trabajo. Respecto a lo que sucedio.

Qué temo que no se encuentre presente cuando comience el parto.

A todo esto...

¿Qué hubiera sucedido si aquel hombre me hubiera asesinado?

Nunca he pensado en la muerte, tampoco se si hay una vida después. Llamenme estupida pero yo si le tengo miedo.

Se que nadie es inmortal y que toda alma debe probar el sabor de la muerte, esta escrito. Pero no concibo una imaginarme en una caja funebre.

Si hubiera muerto a manos de ese mercenario, Jungkook se quedaria solo, no tendria la oportunidad de criar a mis hijos y mucho menos sentir la maternidad.

Ya no volveria al cargo de soberana, ni seguiria manteniendo a la monarquia.

Ya no seria irrelevante.

Jungkook y yo decidimos ir juntos a encarar al mercenario, para obtener información de la persona que contrato sus servicios.

Debe ser alguien que este en mi contra, alguien que desde un principio no toleraba la idea de que siguiera en el puesto de emperatriz. Alguién que seguramente me conoce lo suficiente como para querer borrarme del mapa.

Tengo mis posibles sospechas.

Al adentrarnos en las mazmorras del palacio, sostenia con fuerza la mano de Junkook para sentirme lo suficientemente protegida como para ver el rostro de aquel hombre que trato de herirme.

Frente a la celda, este se mantenia nauseabundo, debil y decaido en una de las esquinas. Tenia suciedad en toda su ropa y rastros de sangre por los golpes de la guardia real.

La comida que se le habia proporcionado para subsistir comenzaba a engusanar.

El guardia que nos acompañaba golpeo los barrotes de la celda para despertarlo y una vez que retumba el sonido en nuestros sonidos eleva el rosteo y suelta una sonrisa de oreja a oreja.

—Sus Majestades, que dicha verlos. Especialmente a la emperatriz, el embarazo le sienta tan bien. Bueno, todo le sienta bien al alguien de bella como usted.

—¡Más respeto a la Emperatriz, bastardo!

El guardia golpeo los barrotes nuevamente con el objetivo de ayuentar las palabras de acoso del hombre.

—JAJAJAJA Sabia que me atraparían, pero me habian pagado una buena suma y no queria decepcionar a quién solicitaba mi trabajo.

—¿Quién solicito su trabajo?

—No tengo la menor idea de cuál es su nombre. Pero era una señorita, metro setenta o un poco más, cabello blanco de rulos. Esa mujer queria que le cortara el vientre.

Nae-Yeon...

Amor & Deber | Jungkook + Taehyung ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora