Capítulo tres

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—No.—sorprendida me indigne al escuchar tal tonteria.

—¿Disculpe? ¿No... no le agrado? ¿Es eso?

—No tiene que ver con que si me agradas o no en primer lugar, que pases a ser su amante no significa que seamos hermanas.—me aclaro y me voy molesta hacia mis aposentos.

Tomaba el té en mi alcoba y leía algunos poemas de Edgar Allan Poe admirando la bellisima vista del atardecer cuando las puertas de la habitación se abren dando paso a un Taeh un poco desesperado.

—¿Eun–Ji, podemos hablar?

—Claro, te escucho.—dejo mi libro sobre la mesita de noche y lo miro con tanto enfoque.

—Nae-Yeun necesita una dama de compañia, asi que quisiera pedirte de favor si podrias conseguirle una.

—¿Porqué deberia hacerlo?—me cruzo de brazos.

A esto viene, a pedirme favores para la amante, pareciera que quiere conspirar en mi contrar para hartarme. ¿Qué acaso esa mujer no puede hacerlo por su cuenta? O de menos él que tiene la palabra entre todo el personal pudiese conseguirle alguna mujer que ayude a su amante.

—¿Por qué no deberias acatar mi orden? No habra algún motivo por el cual no lleguén a aceptar. ¿Es posible que hayas dicho un disparate?

—¿Que voy a decir, si no se nada de ella?—frunzo el ceño mostrando indiferencia.

—La gente habla sin saber. Al fin al cabo Nae–Yeun es tu rival amorosa.

—Tú amante no es mi rival amorosa. Lo que suceda entre ustedes dos, no es de mi incumbencia. Me canso de pensarlo así que no me metas más en esto.

—Ok, gracias.—Sale molesto de la habitación cerrando la puerta de golpe.

Enseguida me levanto del balcón y me acerco a la puerta para colocarle seguro, pese que apesar de hacerme la fuerte esto me debilita, una reina no deberia llorar por algo asi, pero debo ser fuerte.

Las lagrimas caen por mis mejillas haciendo arder mis pupilas, me tomo diez segundos para ponerme de pie, frotar mis ojos con ayuda de mi pañuelo y hacer como si esto no hubiera pasado.

Al anochecer uno de los pajes me comento que Taeh estipulo que dormiria conmigo. Lo que me parecio demaciado extraño que quisiera hacerlo, llevamos mucho tiempo en habitaciones separadas.

Cuando aviza que vamos a dormir juntos es por que tendremos relaciones por lo que el personal no debera interrumpir en lo absoluto.

La única vez que dormimos juntos fue solamente en nuestra noche de bodas, pero si ese es su plan el día de hoy, temo que no lo cumplire.

Dormiremos solamente.

Se que si hace algo por mi, lo tomara como una premicia de que haga lo que me pidio previabente.

[...]

Sentada en mi tocador comienzo a colocarme mis cremas faciales, suelo ser muy cuidadosa con mi piel ya que soy de piel grasa lo que origina espinillas y puntos negros algo poco higienico.

En cuanto a Taeh, se encuentra acostado boca arriba con los brazos debajo de su cabeza, con la piyama desabotonada mostrando su pecho. Miraba el techo de la cama mientras se sumergia en sus pensamientos.

Cuando llego a la habitación me alivio un poco que no quisiera hacer nada más. De todas formas no hubiera accedido.

—He pensado que deberias mandarle una dama de compañia, tienes demaciadas así que no veo el problema.

—Si, supongo. Lo hare antes posible, ya que necesito hacerme cargo de la ceremonia de fin de año.

—Ahi mismo presentare a Nae-Yeun como mi amante. Y por desgracia recibir a Jungkook.

—¿Al principe de los rumores?—cuestiono curiosa.

—¿Que rumores?

—Que tuvo tantas aventuras y que toda una generación de aristocratas surcoreanos eran parientes de él.

—Hace mucho que no le veo. Pero sí, en cada casa grande era bien recibido maldito mujeriego.

—Y muy apuesto.—Musito en voz baja.

—¿Qué?

—Nada.

—¡¿Qué?!—alzá la voz.

—¡Nada!

Al meterme a las sabanas siento como su brazos se envuelven a mi alrededor sosteniendo mi cintura, su respiración pegaba a mi nuca y el ligero olor a lavanda y manzanilla se hacia prominente en mis fosas nasales.

Por una particula de momento me sentía amada, protegida por él. Aunque se esfumo la sensación por el simple hecho de recordar que mi marido tiene otra mujer.

A la mañana siguiente me dirigo al jardín para tomer dicho baño de sol antes de comenzar con los preparativos de la ceremonia.

Estaba un tanto estresada puesto a que como prometí encargarme de mandar una dama de compañia para aquella mujer muchas rechazaron en serlo, era obvio que la lealtad que me tienen es profunda pero pude solucionarlo al decir que eso me mantenia al tanto de saber lo que hace Nae-Yeun dentro de las paredes del palacio.

Al llegar a mi destino me encuentro con la persona menos favorable, estaba tomando un baño de sol, recostada en mi sillón.

Me aclare la garganta, barriendola con la mirada me coloque frente a ella cubriendo los rayos de sol que disparaban a su rostro. Abrio los ojos y asustada se levanto de golpe.

—S-su majestad.—nerviosa contesto mirandome como si fuese hacerle algo.

—Ese sillón es mio, nadie se sienta en el.

—Lo siento majestad, no sabia que este lugar era suyo.—Se levanta precipitada del sillón quedando frente a frente.

—Esta bién, no lo sabias. Pero obstente de venir a esta parte del jardín.

—Pero quiero ser su amiga.

—Puede ser amiga de la proxima amante.—Aclaro.

—¿La proxima amante?—aturdida abrio los ojos por completo, no se lo imaginaba.

—Si, la que el rey elija después de ti.

Amor & Deber | Jungkook + Taehyung ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora