Capítulo veintitres

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Parece que Jungkook no estaba contento con la postura de sus nobles, su rostro lo delata.

Ya me acostumbre a que la gente quiera mirarme desde que Tae trajo a Nae-Yeun al palacio. Supongo que eso es algo positivo.

—Es realmente maravilloso tú imperio.—trato de cambiar esa indiferencia.

—A mi no me gusto. Me esforce mucho por hacerte mi reina, pero tenian que tratar de arruinarlo.

—Porque es inusual que un rey proceda con un matrimonio por su cuenta. Además has traido como esposa y reina a la emperatriz divorciada de un pais vecino, en vez de la hija de un noble de tú imperio.

—No hay de que preocuparse majestad.—Habla el servidor Kim Nam-joon quién venia por detrás.
—Mucha gente se alegro de oír la noticia de que la emperatriz del imperio de corea se convertiria en nuestra reina.

—¿Lo cree duque Nam?—cuestiono frunciendo el ceño.

—Si majestad, es probable que mucha gente haya quedado impactada al verla en persona. Pero ahora piensan que usted es muy sorprendente.

Caminando hacia los aposentos, un hombre alto, cara angelical y cabello dorado se acerca a Jungkook reverenciandose ante el. Sin nisiquiera hacer caso de mi presencia.

—Majestad, fue muy imprudente.—comienza a hablar.—No puedo creer que haya arriesgado su vida por una mujer.

—¡Sir Felix!—Kim Nam-joon le reclama con tal sorpresividad mirandolo incredulo por su postura.

—Pues parece que tú estas dispuesto a arriesgar la vida por unas palabras. Así que yo si lo puedo creer.—le contesta sin empatia y con frialdad.

—Lo siento señor, eso fue inapropiado.—se disculpa.— Felix Lee, capitán de la guardia real del imperio de occidente.—se presenta ante mi.

—No te disculpes conmigo Felix, disculpate con mi esposa.—Le recrimina.

—No pude evitar decir algo brusco, porque mi señor corrio peligro al traerla aquí sumajestad. Me disculpo.—se reverencia.

—No quiero que vuelva a repetirse, debes servir a Eun-Ji tal como me sirves a mi. Debes ser amable y respetuoso con ella.

Seguimos caminando hasta llegar a la puerta de mis aposentos pero nos detenemos puesto a que dicho hombre vuelve a interrumpir.

—Disculpe sumajestad, pero ella no puede usar los aposentos de la reina antes de la boda.

Jungkook tenia la paciencia al limite, que temo que pueda pelearse con sus subditos por mi culpa. Busco su rostro y al encajar sus ojos en los mio con una expresión pasiva y meramente tranquila le hago a entender que no se deje llevar.

Se que el hombre esta enojado porque Jungkook estuvo en cautiverio mientras intentaba traerme aquí. No sera nada favorable castigar a alguién que nos sirve si es de esas personas que se arriesgan para dar su opinión.

No deberia usar mi autorida para obligar a alguién como él a inclinarse ante mi. En cambio debo ganarme su apoyo y su confianza.

Pero tampoco quiero que me vean fragíl e incredula debo mantenerme al margen, por las buenas puedo ser la persona más sensata y amable pero por las malas puedo ser sarcastica y mostrar individualidad.

—Si esa es la costumbre aquí, la acataré.—le contesto a capitán.—¿Se han preparado otros aposentos donde pueda quedarme?

—Hay un cuarto de invitados donde puede quedarse.

—No.—respondo firme.—Creo que dijo que no puedo usar los aposentos de la reina porque aún no estoy oficialmente casa con Jungkook pero ya he dicho los votos matrimoniales así que exigo habitaciones dignas de una reina.

Amor & Deber | Jungkook + Taehyung ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora