✚ Secreto a voces

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Después del incidente donde te habías sentido colapsada después de sobre pensar la situación, no habían tocado más el tema hasta el día de hoy. Estaban en la seguridad de su departamento mientras tus piernas se encontraban sobre las suyas y te daba un leve masaje después de haberte quejado de caminar por todo el campus a causa de tu mejor amiga.

—Voy a morir, mañana no podré ni caminar.—Te quejaste cuando sus manos tocaron tus pantorrillas y bufaste en contra.

Sonrió divertido y negó.—Pero, ¿Quién quería acompañarla a dar la vuelta? Exacto, tú.

—Basta, solo me haces sentir mal.—Golpeaste su hombro y solo soltó una carcajada.

Cuando se quedaron callados por un momento, algo parecía diferente. Y es que él usualmente hablaba demasiado, y desde que llegaron al departamento no había mencionado gran palabra hasta ahora, temías que pudiera ser algo malo.

—Estaba pensando...—Como si leyera tus pensamientos, comenzó hablar. 

—¿Estabas pensando...?

—Pensaba que, si aún estás de acuerdo en ello, una forma de poder ir revelando nuestra relación sin que sea todo tan apresurado.

—¿De qué forma?—Te sorprendió que tocara el tema, por lo que prestaste atención ante sus palabras. 

—Conocemos lo pacotillas que son todos referente a las vidas ajenas, podríamos crear sospecha si iniciamos a compartir fotos que no se vean más como si estuviéramos solteros, de todas formas están sospechando de mí por estar faltando a los últimos eventos que han hecho y desaparecerme por mucho tiempo.—Agarró tu mano para jugar con tus dedos y viste como bajó la mirada para ver la unión entre sus pieles. 

—¿No te importa que te quite tu tiempo? Porque antes nunca decías un no a donde sea que te invitaran, no quisiera quitarte esa libertad ni que te sientas con la obligación de pasar tiempo conmigo.

—¡No! Nada de eso, no es como si me perdiera de mucho realmente, eran las mismas fiestas con los mismos rostros de siempre y se vuelve tedioso. Prefiero pasar el tiempo contigo y hacer otro tipo de cosas, en las cuales tanto tú como yo estamos implicados y nadie nos molesta.—Su mano se escabulló por el borde de la sudadera prestada que llevabas puesta, acariciando la piel de tu cadera.

Sonreíste ante su acto, tu piel pronto recibió leves escalofríos.—Pero de igual forma, son tus amigos y pareces estar ajenos a ellos.

—No lo malentiendas, pero no los considero como tal. El único que considero mi amigo es Daniel y realmente a él no le interesa mi vida, sabe que tengo mis propias cosas por lidiar y yo las suyas, así que estamos bien de esa manera. Los demás solo son mis compañeros, ya sea de clase o en el equipo de atletismo, compañeros de fiesta pero es todo.

Soltaste un suspiro cansado, de una u otra manera te agotaba hablar de ello, pero quisiste pensar más a fondo su idea.—¿Y si lo publicamos los dos, no sería muy sospechoso y obvio?

—¿Quieres que solo lo haga uno de nosotros?—Cuando asentiste, prosiguió.—¿Y quieres que lo haga yo o estarás bien haciéndolo tú?

—Podría hacerlo yo, si ya sospechan de ti entonces debería de poner los ojos curiosos en mí ahora.—Te inclinaste hacia la mesa de centro por tu celular y prendiste la pantalla.—Y que mejor manera que hacerlo en este momento. 

—¿Qué planeas hacer?—Miró curioso a la pantalla y tocaste el icono de la primera red social que apareció.

—¿Qué te parece publicar una historia? O podría ser una publicación, algo que solo nos delate con pequeños detalles, no creo que sean tan buenos observadores.—Tocaste el icono para subir una historia y enfocaste la cámara al televisor donde se reproducía una de las series que habían elegido ver pero que había pasado a otro plano. Levantaste su mano para que estuviera a la altura de la televisión y conseguir una foto de sus manos entrelazadas y el fondo acogedor.

✎ Imaginas (III) ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora