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Sé que así se llama un imagina del libro anterior, les pido de favor que no lo relacionen porque son historias totalmente opuestas. Ninguna tendrá relación a la otra ni es una continuación en particular, espero que entiendan y gracias de antemano. ¡Disfruten de la lectura!
Era sorprendente como podían cambiar las cosas de la noche a la mañana, e inclusive, en un solo segundo que transcurriera.
Aquella mañana te habías despertado con un mal presentimiento, pero habías decidido ignorarlo y que solo eran los nervios que sentías por el simple pensamiento que una fecha importante se acercaba y no tenías nada preparado aún.
Te despertaste cuando sentiste el peso detrás tuyo levantándose y te giraste para ver como tu novio se dirigía al baño para iniciar su día. La alarma aún no sonaba, aún faltaban cinco minutos para que sonara, por lo que te extrañó su gesto pero decidiste mantenerte despierta para entonces. Te quedaste viendo al techo mientras dirigías tu mano a la altura de tu corazón, sintiendo una opresión en el lugar como si alguien estuviera empujando con fuerza.
No sabías cuanto tiempo te quedaste en esa posición, tratando de recuperar el aliento y observando el techo, solo sentiste como el colchón a tu lado se sumió por el peso de una segunda persona y volteaste alarmada.
—Buenos días, cariño.—Cuando lo viste sonreír y se inclinó para depositar un beso en tu frente, sentiste el deseo de aferrarte a él y no soltarlo.
Y lo hiciste, puesto que envolviste tu agarre en su cuello y lo apretaste contra tu cuerpo, sintiendo una oleada de lágrimas avecinarse sin saber de donde provenían.
—¿Alguien amaneció empalagosa?—Soltó una carcajada divertido ante tu acción, pero cuando sintió la humedad de tus lágrima bañando tu rostro y bajando hasta caer en la piel de su mejilla, se apartó.—Hey, ¿Sucedió algo? ¿Tuviste una pesadilla acaso?
Negaste, sin saber como explicarle el motivo del porqué te encontrabas de esa manera.
—¿Entonces, qué pasó? ¿Te duele algo? ¿Quieres ir al doctor?
—No, son solo tonterías.—Limpiaste la humedad de tus mejillas y trataste de aclarar tu vista.
—No me puedo ir a trabajar si estás de esa forma, no estaré a gusto sabiendo que algo te está provocando el llanto.—Agarró tus manos y las acunó contra su rostro, ofreciendo un casto beso sobre tus nudillos.
Quédate.—Estoy bien, solo fue una mañana nostálgica, pero estaré bien.
—¿Segura? Puedo quedarme y pedir el día, igual adelanté todo el trabajo que podía y hoy solo iría por un par de horas, puedo saltarme el día de hoy y...—Lo interrumpiste negando.
—No es necesario, no dejes tus deberes por mí y por mi lado sensible.—Trataste de sonreír pero habías fracasado.
Tu interior gritaba pedirle que se quedara ese día contigo, que eso sería lo mejor, pero te sentías muy infantil por pedirle que se quedara a tu lado cuando tenía responsabilidades a las cuales atender y solo será un capricho tuyo.
—Está bien, pero para animarte no me puedes negar una cita en la tarde. Saldré de trabajar una hora antes para venir arreglarme y luego nos iremos a comer a donde tú quieras, pasaremos el resto del día juntos para liberar un poco de estrés, ¿Te parece?
Asentiste amando su plan, pensando que era lo que necesitabas verdaderamente. Sonrió y depositó un suave beso sobre la comisura de tus labios y se apartó para terminar de arreglarse antes de partir al trabajo.
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✎ Imaginas (III) ✓
De TodoEfectivamente, estás leyendo bien, este es el tercer libro de imaginas ;) Inicio: 18/Mar/2022. Fin: 21/Dic/2022.