♥ Confiar

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Te encontrabas en el departamento, acostada sobre el gran sillón y con tu celular entre tus manos mientras esperabas que fuera la hora de llegada. Ese día te encontrabas particularmente cansada y solo querías pasar todo el día acostada, viendo algún programa de variedades o simplemente stalkeado las redes sociales de tus artistas favoritos. 

Habías salido de una de tus redes sociales cuando la puerta se abrió y tu novio entró dejando en el suelo su bolsa de entrenamiento y dejando sus llaves en la mesa de entrada. Sonreíste tan pronto como sus miradas cruzaron y lo viste ir hacía ti mientras arrastraba sus pies, cayendo arrodillado frente a ti y recargando su rostro contra tu hombro.

—¿Cómo te fue hoy?—Preguntaste dejando el celular a un lado y acariciando su cabello.

—Cansado, el entrenamiento de hoy me tiene desecho por completo, solo quiero tirarme en la cama y dormir por los siguientres cuatro días.—Bufó en señal de protesta y reíste.

—Me temo decirte que no puedes, tienes partido justamente en tres días y no te dejaré faltar, eres la estrella del equipo.

—Y es por eso que nos están moliendo en los entrenamientos, pero si el entrenador sigue de esa manera llegaremos a la final machacados.

—Ya, deja de quejarte y ve a bañarte mientras encargo algo de cenar porque estoy tan activa como tú que lo único que quiero hacer es acostarme.—Besaste su nariz y volviste agarar tu celular para buscar entre tus contactos a alguna de las sucursales de comida rápida cerca de la zona.

Gruñó en protesta, pero al final cedió levantándose del suelo y yedo hacía la habitación para darse un baño rápido mientras ordenabas. 

La comida llegó mucho más rápido de lo que imaginaste, y para cuando él salió ya te encontrabas recostada nuevamente en el sillón mientras la comida esperaba en la mesita de centro. Adorabas aquel restaurante de comida china, el repartido ya te conocía y la comida llegaba en tiempo récord cada que ordenaban.

Estabas tan centrada en tu celular cuando sentiste como el sillón se hundió bajo un peso adicional y de repente metió la mitad de su cuerpo entre tus brazos y te impidió poder seguir viendo la pantalla.

—Hey, no seas grosero.—Sonreíste ante su acto y bloqueaste la pantalla antes de dejar el celular a un lado de ti.

—No me prestas atención.—Murmuró con un leve puchero y rodaste los ojos.

—Eres un niño en el cuerpo de un hombre.

Asintió ante tu comentario y hundió su rostro en la curvatura de tu cuello, inhalando tu aroma. Una de tus manos acariciaba su espalda y la otra su cabello, arrullándolo ante tus brazos e ignorando la comida frente suyo. 

—¿No tienes hambre?

—Estoy tan cansado que ni siquiera me apetece comer aunque huela delicioso.—Confesó con un suspiro y lo apretaste aún más entre tus brazos.

—¿Estás nervioso por el partido?—Cuando asintió, frunciste el ceño al no esperar esa respuesta.—¿Por qué?

—Las críticas del otro equipo son muy fuertes, tengo miedo que alguno de mis chicos salga lastimado porque tienen fama de mandar a varios al hospital. Son muy competitivos y si tan solo ven que tienes una ventaja sobre ellos, van contra ti sin piedad.—Se separó lo suficiente para que pudieran verse y bajó la mirada.—Es demasiada presión sobre mis hombros, el equipo cuenta conmigo y el entrenador de igual forma, siento que les debo ganar esta temporada porque soñaron con él desde que iniciamos con esta travesía. 

—Hey, estarán bien porque son un buen equipo, los he visto jugar en la cancha juego tras juego y me sorprende la agilidad con la que se mueven, aquella destreza y compañerismo que siempre tienen. Son unidos y es de esa manera que podrán ganar, y no pueden levantar la copa por esta ocasión, habrá más oportunidades adelante, lo que carecieron en este juego pueden tomarlo como incentivo en el próximo. Yo no te puedo asegurar que ganarán porque para mí son los mejores jugadores y puedo traerlos en una nube de ensueño, pero confío que darán todo de ustedes para lograrlo. 

Soltó un suave jadeo por lo bajo y rodeó tu cuerpo entre sus brazos, enterrando su rostro nuevamente contra la base de tu cuello.

—Te amo, solo necesitaba escuchar de ello para saber que independientemente de los resultados del partido final pueda hacerlo bien o mejor.

—No te presiones antes de tiempo, todo estará bien.—Besaste su frente y aprisionaste sus mejillas contra tus manos.—Ahora es momento de comer, que no lo pedí para que lo desperdiciaramos ahí.

Asintió contento, no sin antes robarte un rápido beso que no te dió tiempo siquiera de corresponder antes de que se apartara con una sonrisa divertida y agarró las cajitas de comida para pasarte una y agarrar la suya. 

Y cuando lo viste más relajado tomando asiento a tu lado y dejando caer un poco de su peso contra tu costado, sabías que una carga en él se había ido y se encontraba más conforme con su esfuerzo. 

✎ Imaginas (III) ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora