♥ Desvelo

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Tus ojos se sentían pesados y sentías que en cualquier momento se cerrarían por el cansancio pero te aferrabas a terminar ese trabajo para esa misma noche aunque sacrificaras unas horas de sueño y no pudieras dormir contra el cuerpo cálido de tu novio.

Sí, las palabras de tus maestros ahora cobraran sentido con respecto a tener que sacrificar lo que más amabas con tal de tener todo bien en el ámbito estudiantil. 

Recargaste tu espalda contra el respaldo de la silla y trataste de estirar tus músculos tensos aunque solo hicieron que sintieras una extraña sensación de satisfacción cuando alzaste tus brazos sobre tu cabeza.

—¿Terminaste?—Te sorprendiste cuando tu novio se precipitó por detrás tuyo y envolvió su brazo alrededor de tus hombros.

—No, pero no falta mucho, solo necesito seguir con algunas cuantas palabras más y releerlo antes de poder concluirlo.—Murmuraste depositando un pequeño beso sobre la piel expuesta frente a tu rostro y recargaste tu mejilla contra su hombro.

—Ya es tarde, ¿Por qué no lo dejas para cuando despiertes? Te he visto bostezar y batallar con la vista desde hace un rato.

—Estoy bien, ya me falta poco.

Suspiró y depositó un beso sobre tu sien.—Bien, entonces iré a cambiarme y te esperaré en la habitación.

—No, ya te estás desvelando lo suficiente, mejor ve a dormir que tienes clase a primera hora.—Te desprendiste de su agarre y lo viste sobre tu hombro.

—He ido con menos horas de sueño a clases, estaré bien.

—Pero son justificadas, estas son por puro capricho.—Te levantaste y depositaste un beso sobre sus labios, con una sonrisa divertida al final.—Ve, no tardaré tanto en ir a la habitación.

—Está bien, pero no te desveles tanto o yo mismo vendré y te cargaré para que vayas a dormir.—Sus palabras no tenían una advertencia mala, en cambio, ambos sonrieron ante lo infantil que pudo haber sonado.

—Lo que digas, adiós.—Lo despediste con una palmada sobre su pecho y volviste a sentarte frente al escritorio para terminar tu trabajo final.

Escuchaste como se alejó por el pasillo y decidiste enfocarte únicamente en terminar el reporte que estaba frente a ti; Realmente lo hubieras terminado hace tiempo pero te distraías con facilidad, y aunque se entregara en unos días más, preferiste hacerlo antes de la entrega porque sentías que era el único pendiente de mayor porcentaje que te quedaba y querías darle prioridad en caso de tener que corregirlo y poder volver a mandar antes de la entrega al último día. 

Te concentraste tanto en tu trabajo que cuando viste la hora ya eran pasadas de las dos de la mañana y tu alarma antes de la primera clase tenía que sonar en menos de cinco horas. Decidiste que sería buena idea aceptar el camino en automóvil que te ofrecía tu novio y así tener unos minutos extras para descansar en lugar de tomar el metro y calcular el tiempo entre cada transporte.

Si algo que no te gustaba era sentirte necesitada del transporte, y el que él se ofreciera a llevarte porque le quedaba de pasada no era algo que te agradara, en primera porque era rara la ocasión donde sus horarios cuadraban y él tendría que despertarse más temprano y alistarse para llevarte, cuando podía perfectamente aprovechar de ese tiempo para estar en el departamento que tenían o hacer otras actividades. 

Alejando aquellos pensamientos y decidiendo definitivamente que aceptarías su propuesta de llevarte, apagaste la computadora cuando guardaste tu trabajo final y decidiste volver a revisarlo cuando te sintieras descansada y sin menos presión. Ordenaste y recogiste las envolturas de algunos bocadillos que habías agarrado y luego de apagar las luces del resto del departamento te encaminaste a la habitación donde viste a tu novio dormido profundamente en su mitad de la cama y con leves ronquidos por su parte. Sonreíste enternecida por la imagen tan serena que daba y caminaste al armario donde robaste una de sus camisetas para poder dormir.

Cuando terminaste de cambiaste a la cómoda camiseta, llegaste a tu lado de la cama y apartaste las sábanas para acostarte y poder descansar por fin. Tan rápido como acomodaste las sábanas a la altura de tu hombro, sentiste sus extremidades envolverte y pegó su pecho a tu espalda para reposar tu rostro en la base de tu cuello y sentir su respiración contra tu piel, haciéndote cosquillas. 

—Tardaste mucho.—Murmuró con un tono ronco y sonreíste.

—Pero terminé, ahora a descansar.

Asintió y apretó su agarre alrededor de tu cintura para luego besar la parte expuesta de piel a causa de que la camiseta era dos tallas más grande de lo que usabas. Cerraste los ojos y solo trataste de disfrutar de su cercanía antes de caer dormida y reparar un par de horas de sueño que no habías podido tener desde hace semanas. 

Al final, sabías que todo tu esfuerzo valdría la pena, y estarías bien con ello.

✎ Imaginas (III) ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora