▾ Confusión

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Ese día habías asistido a clases con una sudadera tan grande que cubría tu cuerpo hasta mitad de tus muslos, de hecho cuando la habías comprado no te habías percatado que era de hombre hasta que habías llegado a la caja y cuando la persona que te atendió te preguntó si estabas segura de tu compra, no dudades y aceptaste, no estaba en tus planes regresar por una que sea de tu género cuando todas cumplían la misma funcionalidad, no encontrabas el problema. Sin contar que habías hecho una larga fila como para no comprarla, así que no planeabas volver a hacerla cuando ya estabas yendo tarde a casa.

Y todo estaba bien, hasta ese día donde toda la situación se malentendió y no sabías como habías llegado a ese punto con tus amigas.

—¿Y quién es el afortunado? ¿Por qué no nos habías dicho nada sobre tu novio?—Una de ellas cuestionó con interés, colocando su barbilla sobre su puño.

—Oh, no, es que esto...—Fuiste interrumpida por otra de ellas.

—¿Es apuesto? ¿Es alto? ¿Cómo es? Necesitamos todos los detalles.

—Apuesto que es guapo, sino por lo menos tiene un buen gusto porque esa sudadera está genial, ¿Piensas devolvérsela?

—Yo jamás le devuelvo la ropa a mi novio y termina quejándose, sigue mi consejo, robarle la ropa a tu novio es lo mejor.—Todas rieron a excepción de ti, no porque no te causara algo de gracia, aunque estuviera subestimado, sino por que todo lo habían sacado fuera de contexto.

Y estabas tan sumida en ello que no te percataste que una persona en particular había dejado de hacer todo lo que estaba haciendo al escuchar todo ello, sin levantar la vista del libro que estaba estudiando y solo prestando atención a lo que decían.

—Oh por dios, ¿Hace mucho terminó la clase? Deberíamos de irnos y ponernos de acuerdo para salir todos juntos, ahora que todas tenemos parejas podemos salir en grupo, sería divertido.—Mencionó una liderando al salir, siendo seguida por los demás.

Hiciste un puchero de disconformidad, ¿Por qué era tan difícil negarles que no tenías novio y era un malentendido? ¡Solo era una sudadera! ¿Acaso estaban tan urgidas de que tuvieras pareja que ahora lo creyeron posible? 

Y mientras sufrías con ello, una mirada curiosa no se despegaba de ti hasta que saliste del salón detrás de tus amigas.


(...)


Tu plan era fingir que tu "novio" no había podido ir, fingir una pelea catastrófica al punto de terminar la supuesta relación y luego ser consolada por tus amigas, las cuales al haber terminado con dicha persona ficticia ellas lo dejarían por la paz ya que sería un tema que fingirías que te dolía recordar. Todo estaría bien, te apegarías a tu plan y era cuestión de días todo quedaría en el olvido.

Pero no contabas que ahora estabas por subir a la rueda de la fortuna con el chico de tu clase por el cual sentías un revoloteo cada que lo veías, ¿Cómo habías llegado hasta ese punto?

—Lo invité cuando lo vi en la entrada de la feria, espero que no les importune que lo haya hecho, igual necesitamos ser un número par para que todos nos subamos a los juegos y no excluyamos a nadie.—Nadia, una de las del grupo, lo había señalado detrás suyo, el cual mostraba una sonrisa apenada.

Y que más daba, ahora estaban emparejados esperando su turno para subir a la rueda, sentías que podías vómitar en cualquier momento y era lo que menos querías en ese instante. 

—Adelante, primero las damas.—Sonrió en tu dirección cuando fue su turno para subir al pequeño compartimento y sonreíste devuelta, tomando lugar.

Tomó asiento a tu lado, asegurándose que la barra de seguridad estuviera bien asegurada y siguiendo las instrucciones que les dieron al subir, manteniendo su distancia mientras subían poco a poco a que los lugares se llenaran. 

—Y... ¿Por qué estabas sola? D-digo, si no fuera porque me invitaron de último momento tendrías que haber estado sola en este tipo de juegos.—Cuestionó, un leve sonrojo instalándose en sus mejillas, pero era camuflajeado con el contraste de la noche y la poca iluminación que alcanzaban a tener casi en la cima del juego.

—Oh, la verdad es que el plan original era venir sola, siempre fue así.—Confesaste con una mueca, sosteniendo la barra con fuerza y no sabías si era producto de la altura, del miedo o de los nervios.

Posiblemente todo junto.

—Pero habían mencionado que vendrías con tu... ¿Novio?—La última palabra fue expulsada como pregunta, queriendo confirmar lo que ya había escuchado anteriormente.

—Sobre eso... Mis amigas malentendieron todo, realmente no tengo novio, solo que ellas lo pensaron por una sudadera de hombre que llevaba el otro día a clases, pero no era de nadie, solo fui yo que me compré una sudadera de hombre y me di cuenta de ello ya que iba a pagar, y como no quería regresar a buscar una de mi género y se me hacía absurdo cambiarla cuando ambas cumplen la misma función así que solo la pagué sin esperar que me provocaría todo esto.—Expulsaste, probablemente era tu vómito verbal por los nervios, y cuando te diste cuenta que tu plan se vería afectado, casi querías saltar de la gran altura, ¿Qué más podría salir mal? 

No mencionó nada por un tiempo, la rueda había dejado de girar y se quedaron en lo más alto, teniendo una vista completa de la feria donde se encontraban y como la luna y las estrellas se sentías más cerca de lo que esperaban. Cerraste los ojos, esperando que ese recorrido pronto terminara para bajar y posiblemente ocultarte en los baños hasta que decidieran que era hora de irse.

—Perdón, solo hiciste una pregunta y era tan fácil de contestar con una negación que terminé abriendo la boca de más. Probablemente pienses que estoy desquiciada, en serio lo lamento.

—¡No! Nada de eso, no soy nadie para juzgarte y entiendo como sucedieron las cosas, solo tu sabrás tus razones para todo esto, solo agradezco que tuvieras la confianza suficiente para contármelo.—Mostró una sonrisa sincera en tu dirección, y alzando su mano, alcanzó la tuya y dió un leve apretón.—No podría pensar eso de ti, nunca lo pensaría.

—Pero es tan patético todo, debí de ser honesta con ellas desde el inicio, pero ese día ya venía tarde y mis sudaderas estaban sucias a excepción de esa, por lo que me la puse sin esperar que sucediera todo esto. Debí de aclararlo y ahora tengo planeado terminar mi falsa relación con un personaje ficticio porque claramente no existe tal persona y hacerlo de forma dramática, si se enteran me matarán.

—Si necesitas  a alguien que abogue por ti, aquí estaré para dar créditos a tu actuación.—Te guiñó el ojo, haciendo que los dos soltaran una carcajada ante lo mencionado.

—Lo tomaré en cuenta, gracias.

—Y si alguna vez necesitas alguna sudadera, una chamarra, algo... bueno, somos vecinos, así que puedes pedírmelo cada que lo necesites, tengo muchas sudaderas que no uso.

Y sin saber como tomar el último comentario, asentiste mordiendo tu labio y siguieron disfrutando del recorriendo por la rueda de fortuna, sin saber que las cosas cambiarían en ese instante para los dos.

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Adivinen quién tiene ahora un crush con su compañero de clase.

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