Esos días habían sido difíciles para ti, y es que entre los diversos baby shower que te habían hecho entre la familia de tu esposo y tu familia, solo pedías un descanso. Ya no podías soportar tanto tu propio peso, por lo que al final del día tus pies te mataban ante el cansancio y lloriqueabas por poder ir a dormir aunque tu cuerpo se sintiera molido por tener que andar de un lugar a otro para no ser una anfitriona descortés.
Pero te estabas cansando demasiado, y solo querías reposar en la comodidad de su casa mientras se acurrucaban en el sofá o en la cama con muchas mantas y comida.
Estabas paseando por la cocina para prepararte un emparedado de mermelada y mantequilla de maní, pero cuando abriste el refrigerador y viste los botes casi vacíos, recordaste ver en el estante superior más frascos y querías bajarlos, pero entre tu gran barriga de los casi ocho meses y tu estatura no jugaban a tu favor.
Sujetaste con una mano tu vientre y con la otra trataste de siquiera tocar el frasco de mermelada, pero era imposible. Volteaste en busca de algo para ganar estatura pero temías subir a la silla y caer, tampoco sonaba muy fiable subirte al mostrador y tratar de alcanzarlo, por lo que te resignaste e hiciste un leve puchero con la comisura de tus labios, sintiéndote menos por no poder siquiera lograr bajar un frasco para tu emparedado.
No podías negar que te encontrabas extremadamente sensible, recordabas como te rompías a llorar con cada regalo que te habían dado las personas que habían asistido al baby shower, también recordabas como lloraste porque el vestido que tenías planeado usar no te había quedado como te hubiera gustado, o como tu esposo se había ido en la madrugada para cumplir uno de tus antojos y cuando volvió te echaste a llorar por sentirte mal al exponerlo a altas horas de la noche con tal de que te cumpliera lo que le habías pedido.
Llorabas hasta por la mosca que pasaba por enfrente tuyo, eso nadie lo podía negar.
Y ahora el haber despertado con el pie equivocado lo hacía empeorar, puesto que desde que te despertaste pensabas que tenías la mala suerte contigo. Y no era para más, porque lo primero que viste era una horrible araña paseando por la pared mientras tú gritabas por ayuda y habías despertado a tu esposo asustado para luego levantarse a matarla y de esa forma iniciar su día. En el baño se había acabado tu acondicionador favorito y no te gustaba como quedaba tu cabello sin él, por lo que te sentiste mal por tener que soportar estar incómoda por el resto del día hasta poder ir al mandado y comprar uno nuevo, y ahora en el desayuno solo querías un emparedado y no había lo esencial para hacerlo.
Tus ojos se volvieron acuosos y la vista se te nubló, por lo que cubriste tus manos con la sudadera que llevabas puesta prestada de él y tallaste tu rostro que se estaba volviendo rojo por el llanto retenido. Odiabas sentirte tan sensible, y eso solo provocaba más llanto.
—Amor, ¿De casualidad no viste donde dejé mi corbata?—Cuando lo escuchaste avecinarse hacia la cocina, trataste de limpiar tu rostro lo más pronto posible y te volteaste al fregadero.
—En la sala.—Contestaste con el tono más neutro que pudiste, ignorando el chillido al inicio mientras tratabas de aclarar tu garganta.
—¿Ocurre algo?—Preguntó cuando vio el estante de arriba abierto, los frascos vacíos sobre el mostrador y tu postura rígida volteando al fregadero.
Asentiste e hiciste un sonido afirmativo con la intención de que no se acercara, pero cuando ya no escuchaste que insistió sino que se colocó a lado tuyo y bajó los frascos por los cuales tanto luchaste por alcanzarlos, te giraste y ocultaste tu rostro en su pecho mientras las lágrimas bajaban por tu rostro.
—Hey, bebé, ¿Pasó algo? ¿Te lastimaste?—Te atrajo contra su cuerpo tan pronto como sintió los leves temblores que recorrieron tu cuerpo y besó tu cabellera.
—Yo- me siento can-cansada.—Confesaste amortiguando tu tono contra su pecho.
—¿De qué estás cansada, amor?
Te separaste lo suficiente para poder hablar claro y colocaste tus palmas sobre su camisa.—Ya no quiero ir a esas reuniones, me siento cansada tener que estar atenta a todos para no parecer maleducada. Mis pies me matan cada noche y la ropa con la que me sentía bonita ya no me queda y apenas voy para el octavo mes, ¿Cómo me veré en el siguiente? Probablemente ya no me querrás por estar con una gran barriga, solo soy una carga para ti y ni siquiera puedo obtener por mi cuenta un frasco de mermelada porque mi estatura y mi barriga no ayudan. Estoy cansada, solo quiero acurrucarme contigo y no saber de nadie más ni de nada más que no seamos tú y yo.
Cuando terminaste de hablar, se inclinó para depositar un casto beso sobre tus labios y sonrió, acunando tu rostro entre sus manos.—Amor, si no quieres no tenemos porqué ir a esas reuniones, solo son nuestras madres las que se emocionan por la llegada del primer nieto pero si no hablamos con ellas sobre que ya tienes que descansar y evitar esas actividades solo seguirán. Hablaré con ellas, ¿Si? Cancelaré la reunión que planearon para este fin de semana para que estemos solo tú y yo como quieres, y no tienes que preocuparte si tu barriga crece o no, eso no quita lo hermosa que te ves ante mis ojos. ¿Crees que te ves mal por ganar peso? Yo adoro el suelo por donde caminas porque eres mi mayor adoración, y saber que estás cargando con nuestro bebé sé que no es una tarea fácil y eso te hace admirable, no podría verte de una forma mala porque te amo y siempre serás hermosa para mí, sin importar cuánto peso ganes o cuanto puedas llegarte acomplejar.
Sus palabras bastaron para que te echaras a llorar nuevamente y enterraste tu rostro en la base de su cuello, sintiendo levemente como te apretujaba contra su cuerpo aunque fuera un poco difícil por tu barriga, y eso solo provocó una risa por parte de los dos ante la situación.
—Ya, vamos a desayunar o se nos hará tarde para el chequeo de hoy, ¿Entendido?—Corrió el cabello que cubría tu rostro y depositó un beso sobre tu frente.
Asentiste ante lo dicho y te llevó hasta la silla de la mesa, donde tomaste asiento y lo viste preparar un desayuno sencillo antes de terminar de alistarse los dos y partir a su cita médica.
Después de ese día, fluyeron el resto con tranquilidad hasta el día de la llegada de su bebé.
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Extrañaba escribir algo relacionado con bebés, nos vemos <3.
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✎ Imaginas (III) ✓
RandomEfectivamente, estás leyendo bien, este es el tercer libro de imaginas ;) Inicio: 18/Mar/2022. Fin: 21/Dic/2022.