Estabas cansada de la situación que estaban enfrentado tu pareja y tú. Y es que desde hace días lo habías notado lejano a ti y de todos, pensaste que era debido a la presión de su trabajo, pero cuando llegaba al departamento que compartían de forma habitual y solo se limitaba a murmurar un "bien" cuando le preguntabas sobre su día, entendiste que se trataba de algo más. Cuando algo hacía mal o no le iba como esperaba, él siempre conversaba contigo, nunca se guardaba las cosas.
Y ahora parecía hacerlo de todo y de todos.
Tratabas de encontrar alguna explicación, ¿Había sido por algo que habías dicho con anterioridad ¿Habías cometido algún error? Pero entre más lo pensabas, menos encontrabas la respuesta.
Hasta que un mensaje entrante de tu padre llegó a tu celular, citándote en su despacho. Y fue cuando recordaste aquella comida que habían tenido los tres después de un día de trabajo; tu padre estaba interesado en conocer a tu novio y no lo negaste, agendaste aquella reunión en el restaurante favorito que tenían y todo parecía maravilloso. Entonces, ¿Habría pasado algo más aparte de toda la charla amigable que tuvieron los tres presentes? Al día siguiente de ello se había comportado raro, manteniendo distancia y ajeno en sus pensamientos.
O, ¿Es que había sido apresurado haberlo presentado a tu padre? No cuadraba, él había insistido en hacerlo y no ocultar más la relación porque se encontraban confiados en ello, ya habías conocido a su familia así que era tu turno de presentarlo, no encontrabas nada de malo en ello. Pero cada mente tiene un pensamiento diferente, y temías que dicha acción lo hubiera alejado de ti sin siquiera saberlo.
Ese día habías tenido mucho trabajo, el estrés se acumulaba sobre tus hombros aunque quisieras separar tu vida personal, tu trabajo y demás problemas, pero cuando llegaste al departamento y lo viste en la cocina preparando algo que olía exquisito, pensaste que todo estaría mejor ahora.
Grave error.
Habías dejado las cosas que habías llevado al departamento de la oficina y te quitaste la molesta liga que sujetaba tu cabello, dando suaves masajes en tu cuero cabelludo ante el pulsante dolor que sentías en dicho lugar. Te acercaste hasta donde se encontraba, frente a la estufa y removiendo algo en el sartén mientras te recargabas a su lado, lejos del fuego.
—¿Qué estás cocinando?—Cuestionaste echándole una mirada a lo que cocinaba, tu estómago rugiendo.
—Nada importante, ya casi está listo.—Murmuró sin siquiera verte. Frunciste el ceño, ahora tampoco te había recibido, tampoco cuestionó sobre tu día, haciéndote una mala sensación en el pecho.
—Sabes, me fue muy mal hoy, por lo menos me gustaría que fingieras preocuparte como antes lo hacías.—Murmuraste con molestia, apartándote de ahí.
No dijo nada, en cambio solo apagó el fuego y colocó una tapadera al sartén, girándose justo a tiempo que lo encarabas.
—¿Dejarás de evitarme y me dirás qué es lo que te pasa, o tengo que preguntarle a alguien más lo que te sucede?
—Por favor, no tengo ánimos para discutir, solo cenemos y vayamos a dormir luego.—Colocó una mano sobre su sien, desinteresado.
—¿Y crees que a mi me gusta discutir? Solo quiero entenderte, ¿Qué es lo que te pasa? ¿Por qué me alejas de tu lado?
—Estás exagerando, no estoy haciendo nada de lo que dices.
Querías ir hasta su lugar y agarrarlo por los hombros para sacudirlo, tratando que entrara en razón, pero sería inútil. Soltaste un suspiro pesado, saliendo de la cocina mientras sentías su mirada detrás tuyo.
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✎ Imaginas (III) ✓
RandomEfectivamente, estás leyendo bien, este es el tercer libro de imaginas ;) Inicio: 18/Mar/2022. Fin: 21/Dic/2022.