Decir que estabas totalmente enamorada de él y que con la mínima interacción que tenías con él no te emocionaba sería mentir, y es que desde el primer momento en que lo viste llegar al salón de clase unos minutos tarde y pedir permiso para entrar de una manera que le sumaba puntos a su personalidad... Habías caído rendida al instante.
Él era tu tipo ideal, y es que era uno de los más listos en el salón, hacía partícipe de los clubes más populares de la escuela y practicaba diversos deportes durante las jornadas libres. Claramente tenía a más de un solo corazón flechado, incluyendo el tuyo, pero hubo un momento durante el año que creíste ser correspondida en cuanto a tus sentimientos.
Habías iniciado a tener pequeñas conversaciones con él, desde saludarlo y preguntarle por su día, consultarte alguna tarea o alguna duda de los proyectos hasta tener conversaciones más sólidas que te hacían estragos en tu estómago. Cuando se trataba entre clases, habías sido descubierta múltiples veces por él y solo te sonreía en un gesto amable para luego seguir prestando atención a la clase mientras morías internamente, pero después de un rato tratando de querer enfocarte en lo que el profesor explicaba frente a todos, tus ojos volvían a desviarse.
¿Cómo podía ser alguien tan perfecto? Podías pasar horas y horas admirándolo sin llegar a cansarte, como despeinaba de manera intencional su cabello y lo apartaba constantemente porque le estorbaba en su visión, su forma tan ágil de moverse cuando practicaba algún deporte o su destreza en aquellos clubes donde participaba constantemente.
Verlo sonreír era tu perdición, con aquel hoyuelo sobresaliendo y como sus ojos se entrecerraban hasta quejarse de no poder ver bien pero las interminables carcajadas le ganaban antes de seguir protestando. Su personalidad era llamativa, tanto que llegaba a encandilarte, pero creías que esa fue la clave para caer perdidamente enamorada de él.
Pero tu error fue que habías idealizado cada momento y mirada que habías compartido con él que, cuando te llegó la verdad justo en el rostro, no supiste como reaccionar. ¿Cómo no habías podido mirar todo aquello que ahora parecía tan claro como el agua? ¿Te habías cegado tanto a la ilusión de que te hiciera caso que viste cosas que jamás fueron para ti?
Tenían el resto de la jornada libre, te habías quedado en tu espacio mientras recargabas tu mentón contra tu puño y lo veías reír junto a sus amigos al otro extremo del salón, ajenos a todo lo que les rodeaba. Soltaste un suspiro al mismo tiempo que él había volteado hacia donde te encontrabas, tomándote desprevenida y haciendo que tiraras tu libreta por accidente al querer cambiar de posición, te agachaste rápidamente para recogerla del suelo y te incorporaste con un leve rubor en tus mejillas. Apartaste el cabello que ahora cubría tu frente y volteaste a verlo nuevamente con la intención de saludarlo, pero cuando lo viste mirar detrás tuyo y te giraste para presenciar de qué se trataba, comprendiste todo.
Bethany era probablemente la chica más maravillosa con la que habías tenido el gusto de hacer equipo en algunas clases pasadas. Ella era el sinónimo de perfección pero sin combinar el egocentrismo, porque ella desprendía una naturalidad que hacía suspirar a todos y que fácilmente te brindaba la confianza para acercarte y conversar.
Y cuando viste que todo este tiempo él estuvo mirando detrás tuyo y que aquella mirada de anhelo no te pertenecía a ti, sino a ella, te cayó como balde de agua fría.
Hiciste memoria todo ese instante, cuando coincidían miradas no eran para ti precisamente, porque por alguna u otra situación ella siempre se encontraba detrás tuyo; En clase ella acostumbraba a estar detrás de ti, cuando los docentes los ordenaban por el número de lista siempre ibas primero y ella detrás tuyo, en las formaciones era lo mismo y ahora todo conectaba.
Ninguna mirada, ninguna palabra, ningún roce era para ti, porque todo aquello tenía nombre y apellido pero tú no cuadrabas en aquella ecuación, jamás lo fuiste.
Pero, ¿Quién no quisiera estar con ella? Si era perfecta en todo, sin llegar a la vanidad ni al egocentrismo, inclusive congeniabas con ella. ¿Y quién no quisiera estar con él? Teniendo reconocimientos por su amabilidad y hospitalidad, el encanto poseedor que los caracterizaba, lo bueno que era en todo.
¿Serían la pareja perfecta ellos dos? Efectivamente, ¿Querías aquello? Sería egoísta si no lo hicieras, pero dolía.
Y entendiste que habías encontrado al amor de tu vida en él, o eso pensabas en ese entonces, pero él merecía encontrar el suyo cuando claramente no se trataba de ti.
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¡Hola! Quería subir un imagina porque ya había recibido varios comentarios si no iba a actualizar y es que me agarraron con semana de proyectos finales y estoy a menos de un mes de cerrar el semestre, así que paciencia. Estoy elaborando uno pero con dos versiones, ambos estarán en el apartado de padres próximamente :) no se desesperen, y si tienen alguna sugerencia o quieren leer algo en particular pueden hacérmelo llegar, ¡Nos vemos más al rato!
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✎ Imaginas (III) ✓
RandomEfectivamente, estás leyendo bien, este es el tercer libro de imaginas ;) Inicio: 18/Mar/2022. Fin: 21/Dic/2022.