★ Descubrimiento

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Estabas tocando repetidamente la puerta mientras esperabas que te recibieran, estabas decidida a darle una respuesta ese mismo día y no aguantabas la emoción de poder celebrarlo juntos. 

Cuando la puerta fue abierta, lo último que imaginabas ver a una chica con prendas que conocías perfectamente y viéndote con un semblante confundido. 

—¿Te puedo ayudar en algo?

—Uh, ¿En dónde se encuentra Max?—Cuestionaste tratando de ver sobre su hombro, pero ningún rastro suyo se podía ver.

—Oh, espera un momento, deja llamarlo.—Sonrió al escuchar su nombre y se giró.—¡Cariño, te hablan en la puerta!

Te sorprendiste por el apodo cariñoso, ¿Acaso...? No, él no era de esa manera, él había sido firme en su palabra y creías en lo que había dicho, solo se habían visto hace unos días atrás, si ese fuera el caso él hubiera sido sincero, ¿No?

—¿Quién es, bebé?—Apareció en tu panorama de visión, depositando un casto beso sobre sus labios.

Oh.

—Te busca ella.—Te señaló, haciendo que él volteara y al reconocerte solo colocó un gesto de sorpresa, inclusive perdiendo el color de su rostro a uno pálido.

—T-tú...

—Amor, ¿Te encuentras bien? ¿Quién es ella?

Ninguno de los dos podía contestar, solo se dedicaban a verse fijamente como si de una guerra se tratara. Te encontrabas serena a simple vista, pero en el interior te encontrabas procesando la situación y tratando de verle una explicación a lo que acababas de presenciar, pero todo arrojaba a algo que te negabas aceptar.

—Es una conocida.—Sentenció mientras tragaba en seco.—¿Qué te parece ver lo que dejé en la estufa? Vuelvo enseguida.

No esperó una respuesta, solo salió de la casa y cerró la puerta detrás suyo con algo de fuerza innecesaria, sacándote de tu trance. 

—¿Qué haces aquí?—Cuestionó con un tono duro, sorprendiéndote.

—Pensé que me esperarías, tal y como dijiste.—Acusaste sin preambulos, apuntando su pecho con tu dedo.

—No es el momento para discutirlo, déjame agarrar mis cosas y podemos ir a un lugar para hablarlo con calma.

—¿Para qué? ¿Para que no se entere ella? ¿La seguirás engañando como lo hiciste conmigo? Apuesto a que la convenciste con tus palabras, porque yo también caí en ellas.

—No, déjame explicarte como sucedieron las cosas, todo esto tiene una buena explicación pero necesito hacerlo en otro lugar, solo dame tiempo.

—¿Así como tú me diste tiempo para pensar las cosas y al final te aburriste de hacerlo? Merecía una antelación antes de venir acá y verlo por mis ojos, no puedes negarme nada cuando ya lo ví todo.—Te dispusiste a irte, pero su mano envolvió tu muñeca.

—¡Así no son las cosas! Te sigo esperando, te esperaría toda mi vida.—Parecía desesperado, aferrado a tu cuerpo como si su vida dependiera de ello, con un gesto en su rostro tan preocupado que casi pudiste creerle.

—¿Me ibas a esperar mientras salías con más personas? El esperarme y salir con más chicas no es algo muy digno de tu parte, es contradictorio cuando juraste todo lo contrario. Si no ibas a cumplir tu palabra ni siquiera hubieras intentado gastar saliva para promesas tan falsas.—Te soltaste de su agarre con brusquedad.

—Yo te amo, ¿Por qué no puedes tomar en serio nuestras promesas? Nada de eso era falso, siempre lo dije con sinceridad y lo sigo manteniendo de la misma manera. 

Ninguno tuvo la oportunidad de contestar, percatándose que estaban formando un alboroto cuando la puerta de entrada fue abierta nuevamente y la chica salió con el ceño fruncido.

—¿De qué se trata todo esto, Max?—Se cruzó de brazos, con un semblante serio y molesto.

—Oh, Valerie... Esto es complicado, ¿Por qué no me das unos minutos y lo resolvemos juntos?

Soltaste una carcajada careciente de diversión, sin poder creer la situación en la que te encontrabas en esos momentos.

—Valerie, yo te haré el favor de explicarte la situación.—Diste un paso enfrente y lo señalaste.—Él y yo teníamos una relación, la cual tuvo que tomarse un descanso por algunas diferencias que tuve con mi familia y me prometió esperarme hasta que las pudiera arreglar. Hace unos días nos volvimos a ver y me aseguró aún que estaba esperando por mí y que lo seguiría haciendo, por lo que hoy después de tantos meses vine para darle la noticia que todo estaba resuelto y que podíamos seguir con nuestra relación, pero tú me abriste la puerta y descubro que están en una relación. Dime, ¿Por cuánto tiempo te mantuvo engañada? No sabías de mi existencia porque le preguntaste sobre mí cuando me viste, tampoco él esperaba mi presencia porque no avisé al yo querer darle una sorpresa, pero la sorpredida fui yo.—Soltaste un suspiro, queriendo escapar de ahí lo más pronto posible.—Ahora sabes que él no lo vale, porque al parecer no fui la única perjudicada. ¿Mi consejo? Ya no creas en sus palabras, porque así como me hizo miles de promesa de amor, supongo que a ti también o te las tiene planeadas, a lo mejor nos dirá las mismas palabras de amor porque las sabrá de memoria, así que no te dejes engañar como yo lo acabo de descubrir.

La chica se quedó perpleja ante todo lo que dijiste, mientras que él estaba con la mirada hacía abajo, incapaz de ver a ninguna de las dos. Negaste desconcertada y te dispusiste a salir de ahí, sin querer escuchar otra palabra del asunto o siquiera saber más sobre sus pobres excusas, solo querías correr y tratar de pensar que nada de ello había sucedido. 

El camino de vuelta a tu departamento pareció eterno, pero cuando por fin te pudiste refugiar en él y dejaste tus cosas en el recibidor, recargaste tu espalda sobre la puerta y las lágrimas salieron por sí solas, empapando tus mejillas en cuestión de segundos. Te deslizaste sobre la madera hasta quedar en el suelo, ocultando tu rostro entre tus manos para sollozar, sacando toda la frustración y el enojo que habías acumulado desde el primer momento en que saliste de su residencia. La decepción predominaba, haciendo que tu pecho doliera y te sintieras sofocada, necesitabas aire porque tus pulmones parecían estallar en cualquier momento, abrumada por todas las emociones y los recuerdos arremolinándose con fuerza en tu mente, como un vil recordatorio. 

Lo amabas tanto que dolía, porque habías esperado tantos meses por este momento para que resultara de esa manera. ¿Ya no eras suficiente para él? ¿Se había hartado de ti? ¿No merecías la espera que tanto le habías pedido? Le habías dado la oportunidad de seguir con su vida, eso habría dolido menos que presenciarlo de esa manera, pero él se había negado rotundamente y te afirmó que esperaría. Habías sido ingenua en creer en sus palabras, todas aquellas promesas que ahora parecían una burla en tu rostro por siquiera pensar que alguien como él podría cumplirlas. 

Habías creído ciegamente en él, y ahora estabas viviendo el terrible resultado de dicha acción. 

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Si tienen situaciones tristes para imaginas las aceptaré con gusto :) es que no se me ocurre ninguna.

✎ Imaginas (III) ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora