▾ Diario

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Estaban esperando a que la campana sonara cuando un grupo de chicos había entrado al salón con estruendosas carcajadas y teniendo una mochila de por medio. Volteaste a ver qué tramaban junto a tu grupo de amigas cuando lo viste a él entrar corriendo detrás de ellos, con un rostro apenado.

—Por favor, devuélvanme mis cosas.—Pidió en un tono bajo, casi cansado.

—Ow, le quitas la diversión al momento, querido Adam. ¿Qué es lo que tanto escondes aquí? ¿Por qué te rehusabas a dejarnos ayudarte con tu mochila? ¿Acaso ocultas algo macabro aquí?—Charlie, el responsable de dicha hazaña, movía la mochila de un lado a otro, lejos de su alcance.—Me aburres, mejor terminemos con esto. Sosténganlo mientras revisamos que es lo que oculta aquí, debe de haber una razón para que lo haga.

—¡No, no! Por favor, no lo hagas.—Pidió y forcejeó contra los dos chicos que lo sostenían por sus brazos, pero eran más corpulentos y altos que él, haciendo de la tarea difícil de hacer. 

Charlie vació las cosas que había en la mochila sobre el suelo, haciendo que útiles escolares salieran volando, libros siendo azotados contra la cerámica y algunos cuadernos siendo deshojados en el proceso. De primera plana todo parecía normal, haciendo que todos perdieran el interés por encontrar algo interesante.

Antes de que pudieran soltarlo y hacer que el espectáculo terminara, Charlie encontró en particular un cuaderno más pequeño que el resto y en un color que llamaba la atención; Se inclinó para recogerlo y fue cuando Adam forcejeó con mayor fuerza, tratando de arrebatárselo de las manos pero fue imposible de lograrlo.

—Entonces supongo que era esto lo que escondías, ¿No es así? ¿Es por esto que te acabas de poner desesperado por quitármelo? Veámos que es lo que tienes aquí.

—N-no, por favor, no lo hagas, ¿Te hice algo para qué lo hicieras?—Titubeó al principio, tragando en seco.

Charlie fingió pensarlo, poniendo su dedo índice sobre sus labios.—¿Vaciar tu jugo sobre mi camiseta favorita y luego salir huyendo te parece poco?

—So-solo me estaba defendiendo, estabas molestándome.

Ignoró sus palabras y hojeó las primeras páginas del cuaderno, haciendo un gesto de ternura cuando leyó las primeras líneas.—Ouh, tenemos todo un chico enamorado por aquí, ¿Quieren que les lea lo que escribió? Es todo un Romeo.

Sus amigos gritaron en exclamación por su pregunta, los demás empezaron a cuchichear mientras que Adam negaba frenéticamente, pidiendo que no lo hiciera. Tragaste en seco cuando las primeras palabras salieron de sus labios, sin esperarlo.

—"Hoy es un seis de junio del presente año, fue tu cumpleaños y te veías demasiado bonita en ese vestido rojo que hacía resaltar el color de tu piel y el de tus ojos. Te traje un regalo que hice con mis propias manos, pero no me atreví a dártelo porque siempre estabas rodeada de personas, y cuando tuve oportunidad, no lo tenía conmigo. ¿Podría alguien como tú hacerme caso y corresponder mis sentimintos? No lo creo, pero no puedo parar de anhelar el día en que pueda confesarte todo cara a cara."—Terminó de leer y Charlie miró a todo el salón.—¿Quién cumplió recientemente años?

Cuando tus amigas te señalaron inmediatamente, te encogiste en tu lugar al sentir todos los pares de ojos enfocados en ti. ¿En verdad habían sido esas palabras para ti? ¿Acaso era posible?

—Bueno, tienes a este chico totalmente enamorado de ti, ¿Quieres que siga leyendo? Está bien, lo haré.—No te dió tiempo de contestar, solo siguió hojeando el cuaderno.—"Hoy me tocó hacer equipo contigo, pero me hubiera gustado que no hubiera sido así porque admirarte de cerca es una agonía. Cuando me hablabas para ordenarme algo o que te ayudara solo hacías que mi corazón latiera desbocadamente en mi pecho, ¿Qué tan patético es eso? Cuando terminamos el trabajo me sentí mal porque nunca me atreví a poder hablarte, pero ver tu sonrisa cuando el profesor nos felicitó y nos dió una bonificación en nuestra calificación hizo que todo valiera la pena, quisiera que tus sonrisas fueran para mí, quisiera hacerte sonreír de la manera que lo haces cuando alguien se acerca y te cuenta algo, cuando alguien te halaga o como los mismos profesores te felicitan frente a la clase, cuando ríes cuando estás con tus amigas o por algo tonto que dijeron los demás a tu alrededor. ¿Es mucho pedir ser el dueño de todo ello?"

✎ Imaginas (III) ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora