✦ Figura materna

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Habías llegado a tu estación de trabajo con tu pequeña siguiendo tus pasos con la mirada baja; Te habían llamado de la escuela solicitando de urgencia tu presencia, por lo que aprovechaste tu hora de comida para ir y ver de que se trataba. 

Ahora, te encontrabas estresada y sin saber que hacer, no te gustaba llevar a tu hija al trabajo pero nadie podía cuidarla y aún restaban horas para que pudieras salir.

—¿Por qué no me habías dicho lo que sucedía en la escuela?—Te acuclillaste frente a tu hija, la cual estaba en uno de los banquitos en la zon infantil de espera.

Antes de que respondiera, la puerta grande fue empujada por dos particulares hombres que habías visto ya en tres ocasiones pasadas. Pero, la diferencia en aquella ocasión, era que el niño tenía un puchero en sus labios y un gran moretón en su mejilla junto con algunos raspones por sus bracitos.

—Hola, ¿Podrías ayudarme?—Casi podías ver la súplica en sus ojos mientras señalaba a su pequeño con un semblante entre serio y triste.

—¿Qué pasó ahora? Eso debió de doler.—Te levantaste hasta dirigirte hacía él e inspeccionaste su mejilla. 

—¡Él me defendió! De él te hablaba, mami.—Tu hija murmuró saltando del banquito, dirigiéndose hasta donde se encontraban.

—¿Qué?—Exclamaron los dos al mismo tiempo, viendo a sus hijos.

—Esos niños me molestaban y él fue quien me defendió.—Explicó con un tono bajo, jugando con sus manitas.

Te quedaste sorprendida, sabías de la situación pero entre la plática rápida con la directora y el papeleo, pero no te habías detenido a ver de quien se trataba del propio héroe de tu hija. Y mucho menos imaginabas siquiera de aquella extraña coincidencia. 

—Ellos son unos tarados.—Exclamó el niño con total molestia.

—¿Qué te dije de las palabras?—Su padre le frunció el ceño y pidió disculpas. 

—Pasen, mejor hay que hablarlo con calma mientras los reviso a los dos por una posible lesión.—Los guiaste a los tres a la pequeña habitación donde siempre hacías el chequeo previo a la consulta con el pediatra.—Tengo alguna pomada por acá, ¿Podrías alcanzarme el algodón y el desinfectante de aquel estante? Voy a revisar las raspaduras y desinfectar la zona por cualquier cosa. 

Acató tu orden y tomó lo requerido de lo más alto antes de colocarlo sobre el pequeño escritorio donde buscabas la pomada. El pequeño tomó lugar en uno de los bancos de metales a un costado de ti y humedeciste el algodón con el desinfectante.

—Ahora, ¿Alguno podría explicarme en detalle qué fue lo que ocurrió el día de hoy en la escuela?

El pequeño estaba en su propio trance, sintiendo de aquel un momento compartido en familia; Su padre lo veía con atención, la niña jugaba con sus manos en señal de nervios y el suave tacto tuyo contra su piel, aunque ardiera por las raspaduras, lo hacía sentir una calidez en el pecho, anhelando más momentos así. 

—Estábamos en recreo cuando esos niños llegaron a donde estaba ella tomando su lonche. Le comenzaron a decir cosas aunque ella dijera que se fueran, cuando guardó sus cosas para irse la empujaron y cayó a la tierra, su caja se abrió y patearon sus cosas. Yo estaba del otro lado cuando los escuché burlarse y fui a defenderla, yo solo iba a ayudarle a pararse y recoger sus cosas pero luego me molestaron a mi también.—Murmuró con una mueca, señalando sus rasguños.—Me empujaron y caí sobre algunas piedras, el moretón fue porque uno de ellos me dió con su puño antes de que pudiera defenderme.

—Oh por dios, ¿Esto ya tiene tiempo sucediendo?—Cuestionaste sorprendida, temiendo por tu hija y esperando la respuesta. 

—Sí.—Contestó en un bajo chillido, totalmente avergonzada por la atención en ella. 

—¿Y por qué no me lo dijiste? Podía haberte cambiado de escuela o hablar seriamente con los padres de esos niños, podíamos llegar a otra solución antes de la violencia. ¿Qué era lo que te decían, amor? ¿Con qué te molestaban?

La niña no respondió, ninguno de los menores, por lo que fue el turno de él de hablar.—Jack me dijo que la molestaban por la ausencia de uno de sus padres... Prácticamente los molestan a los dos por la ausencia de un padre, pero lo de hoy llegó demasiado lejos al recurrir a los empujones y golpes.

A los dos les sorprendió la causa del conflicto, sin esperarlo en absoluto. Tenías la idea de cambiar a tu hija de escuela, pensando que sería lo mejor, pero si la historia se repetía por algo que no estaba ni en tí ni en ella le seguiría afectando y era lo último que querías. 

—Yo la cuidaré, yo puedo cuidarla todos los días en la escuela.—Dijo el pequeño con una sonrisa.

—Oh, mi vida. Eso sería genial, y agradezco por defender a mi pequeña hoy, pero no apruebo la violencia en ningún sentido. Escuché que estás suspendido por unos días junto a esos niños, no quisiera meterte en problemas ni a ti ni a nadie más, por lo que creo que será mejor cambiarla de escuela.

La pequeña levantó la mirada asustada ante la idea, reacia ante ella decisión.—Pero me gusta ir ahí.

—Lo sé, amor. Pero no puedo permitir que esos niños te sigan molestando, ya supimos como acabaron las cosas el día de hoy y ni bien sabía la razón, puedo hablar con sus padres y llegar a un acuerdo pero la misma directora me aseguró que no servirá de nada porque ya trató con ellos, prefiero evitar más problemas y cambiar de entorno, probablemente nos funcione a las dos.

Hizo un puchero ante ello, con lágrimas retenidas en sus ojos ante la indignante situación; No era su culpa que su padre estuviera ausente, tampoco tenía problemas de vivir solo con su mamá y siendo cuidada por su tía y abuela, tampoco se carcomía de que fuera su culpa solo tener a su mamá a su lado, pero al parecer no todos podían entender que no era algo malo el no tener uno de tus padres presentes, por cualquier razón que fuera. 

—Yo podría intentar hablar con los padres de igual manera, también estuvieron molestando a mi hijo y quisiera poder arreglar algo con ellos directamente, podríamos hacerlo los dos.—Sugirió el mayor, pasando una mano por su cabello en señal de frustración. 

—Lo agradezco, pero la decisión está tomada.—Sonreíste ante su sugerencia y tiraste el material utilizado.—Comprobaré que el doctor se haya desocupado para que puedan pasar y les de alguna receta para los cuidados de las heridades, de ser así será rápido y podrán irse.

El niño renegó internamente, indispuesto de tener que alejarse. Quería aferrarse a ese ambiente familiar, sintiéndose cómodo y acogedor a lo que siempre aspiró. Si bien anteriormente ya habían acudido a más citas médicas por sus falsos síntomas de sentirse mal, ya no parecían creerle después de la última vez y tener aquella coincidencia ahora lo traía con mayor esperanza. 

—Quisiera agradecerte apropiadamente por cuidar de mi niña, ¿Podría recompensarte de alguna manera?

Y fue cuando al niño le brillaron sus ojitos, esa era la oportunidad que necesitaría y aprovecharía tanto como pudiera.

—¡Sí!

Su plan estaría por llevarse a cabo. 

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¿Noticias? ¡Noticias!

Los imaginas "figura materna" y "el enemigo del hermano" tendrán una historia corta, así como Girl of my dreams y continuaré con la segunda parte, por si no sabían está el prólogo publicado bajo el nombre de Boy of my dreams, salí de vacaciones y sigo recuperándome de la gripe pero estoy tratando de aprovechar de este tiempo.

Pensar que antes contaba solo con una historia y era el primer libro de imaginas, el cual ya se extendió hasta el tercero y desprendiendo historias cortas de ciertos imaginas, estoy agradecida con el apoyo <3 los quiero mucho, esperen el fin de semana para los prólogos. 

✎ Imaginas (III) ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora