26. La custodia

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12 de enero de 1991

Los meses habían pasado muy rápido a decir verdad. Las cosas con Remus estaban muy bien, y con James bueno habíamos hablado de dejar que todo surgiera sin presiones. Era raro porque había pasado dos meses casi desde que había roto con Remus y quería estar con James, pero, por otro lado, lo prefería con calma y James opino lo mismo.

Freya y Sirius habían decidido tener una relación así que ellos desde hace un mes eran pareja. Sirius le había pedido salir justamente en Navidad, fue demasiado lindo, recuerdo que James, Remus, Claire y yo le ayudamos a que todo estuviera perfecto.

Fue un día según Freya que jamás olvidaría y siendo sinceras me alegraba mucho por ellos, después de todo ellos dos se merecían ser felices. 

Marie, había que reconocer que todos en casa la extrañábamos demasiado, pero lo bueno es que siempre que podía nos mandaba cartas, contándonos lo bien que lo pasaba en Hogwarts junto a los gemelos Weasley.

Era bueno saber que ella estaba bien en Hogwarts, amaba cuando ella nos mandaba alguna carta contándonos lo que había hecho en el día. Aunque podía asegurar que ella se había metido en más líos de los que decía y seguro que se los había contado a James.

Me sentía muy feliz de saber que Marie contaba con su padre para todo, siempre que tenía un problema aunque acudía a mí casi siempre, también lo hablaba con su padre y eso era bueno.

Remus hace unos días nos había presentado a su amiga Ivy, era una chica muy encantadora, divertida, inteligente... La verdad es que tanto Freya como yo, pero más Freya podíamos sentir si esa persona era mala o no. Era como un sentido que se había creado en nosotras supongo. Freya lo dijo, de Ivy no había que temer.

Debo recalcar que llevábamos meses sin saber de Lily, era muy raro porque ella había sido la más molesta con el asunto y que no hiciera nada en estos meses era demasiado raro. Aunque tenía la esperanzas de que nos dejaría en paz.

A veces solía costarme creer que James estaba vivo, que estaba con nosotros. Era algo raro porque supongo que en todos estos años mi cabeza dio a entender que él no volvería jamás y tenerlo ahora con nosotros era a veces demasiado raro. 

Aun recuerdo que hace semanas el se abrió conmigo y me contó una cierta parte de lo que le pasaba.

—Addie —era de noche y todo el mundo debía estar dormido, incluso nosotros.

Me incorporé en la cama y encendí la pequeña lámpara que tenía en mi mesita de noche para poder ver a James que tenía los ojos rojos de llorar. Preocupada me levante de la cama y me acerque a él después de cerrar la puerta.

—James... ¿Qué ocurre? —lo mire demasiado preocupada agarrando delicadamente su rostro para verlo.

—Lo siento Addie, siento haber sido una mala persona contigo. No te merecías eso... —James se aparto un poco para caer de rodillas en el suelo y llorar. Jamás lo había visto de esta manera, si lo había visto estar un poco mal, pero esto no era nada comparado a lo que conocía.

James estaba roto y todo el mundo podría darse cuenta de que a pesar de demostrar fortaleza, él se estaba rompiendo. Me sentía demasiado mal por él, era horrible ver a una persona de esta manera. 

—James...

—No me merezco nada bueno, debí haber muerto ese día. Yo no entiendo como la vida me dio esta oportunidad de vivir si lo único que hago es estropearlo todo. No te merezco, solo mírate y mírame a mí. Soy un idiota que lo único que sabe es hacer sufrir a los demás con sus acciones. Addie, ¿tú crees que me merezca todo lo malo? Hay veces en las que quiero morir y no se lo dije a nadie porque no quería molestar a los demás con mis problemas. Mi cabeza es un desastre y no sé cómo lograr calmar todos mis pensamientos. Siento que estoy cayendo y no sé si pueda levantarme. Odio sentirme así Addie, odio sentirme como una persona despreciable, no merezco nada bueno, aun cuando todos dicen todo lo contrario. Me odio Addie, me odio por haber hecho todo lo que hice, me odio por hacerte daño, me odio por haber dejado a Harry aunque agradezco que estuvieras tú para él. Me odio por tantas cosas que no sabría por cuál empezar —con lágrimas en los ojos lo abrace muy fuerte. No sabía que decir ante toda esa información, porque no importara lo que le dijera, él siempre pensaría eso. James no tenía la culpa de nada, era un ser humano que había cometido errores al igual que mucho, pero no por eso él era una mala persona.

—No eres una mala persona James y ya no estás solo, nos tienes a nosotros y no dejaremos que caigas —susurre mientras él sollozaba y me abrazaba más fuerte.

—No me dejes Addie —susurro.

—Jamás... Addie y James contra el mundo —murmuré.

—Addie y James contra el mundo —repitió él en un susurro.

Ese día durmió conmigo y yo estuve despierta en todo momento para que nada malo pasara, ver a James así era horrible y más horrible era el no saber qué hacer para poder quitarle esas penas.

Así que lo hablamos y James aunque al principio se negó, al final logre convencerlo de que fuera a una psicóloga que hablaban muy bien de ella en San Mungo.

Justo hoy estaba yo en la Sala porque era su primera sesión y estaba demasiado nervioso, así que le prometí que en cada sesión que él fuera yo iría con él y me quedaría a esperarlo. Algo que logro calmarlo.

James salió con una pequeña sonrisa y detrás de él se encontraba la psicóloga que asintió ligeramente. Nos despedimos de ella y salimos de San Mungo para entrar al coche.

—¿Qué tal te fue? —le pregunté mientras arrancaba el coche.

—Supongo que bien, fue raro la verdad... Pero me sentí como si un peso bajo mis hombros desaparecía, no sé si me explico —asentí—. No le cuente todo por qué no sé si estoy preparado, pero lo entendió.

—Eso es bueno James —le regalé una pequeña sonrisa mientras volvía a dirigir mi mirada al frente.

—Si, ella tiene una idea de lo que me pasa, me diagnostico con depresión y me dijo que debería tomar pastillas —volví a asentir.

—Le diremos a Claire que vaya a por ellas o podemos ir ahora.

—¿Vamos ahora? —asentí y fuimos a una farmacia a por ellas. Cuando ya las tuvimos fuimos directos a casa.

Al llegar bajamos del coche y James en el camino a la puerta me agarro de la mano, lo que hizo que inconscientemente sonriera.

Al entrar fuimos a la Sala donde vimos a Remus, Freya y Sirius con una expresión preocupada en el rostro. Freya estaba sosteniendo una hoja, no entendía nada, ni de porque sus caras.

—¿Qué ha pasado? —pregunto James.

—Necesito que estéis calmados —hablo Sirius en tono calmado.

—Habla ya Canuto —le dijo James con expresión seria, yo simplemente no sabía que estaba pasando y trataba de guardar la calma lo más que pudiera.

—Lily ha pedido la custodia definitiva de Harry en un juzgado muggle. Tanto Adele como tú debéis ir a Juicio —en ese momento mi mundo se vino abajo, ella no podía quitármelo, no después de todo, él era mi hijo después de todo. Ella lo había abandonado cuando decidió que lo mejor era esconderse dejando a un pobre bebé a su suerte.

—Menos mal que te divorciaste de ella —soltó Sirius.

—Maldita sea —James estaba enfadado al igual que Sirius.

Yo, en cambio, no podía pronunciar ninguna palabra, Lily quería quitarme a Harry. Sabía que era muy raro tanta felicidad, pero no me esperaba para nada esto de Lily.

James se acerco a mí y me agarro delicadamente de los hombros.

—Escúchame Addie, no dejaremos que se lo lleve, ¿de acuerdo? No dejaremos que se lleve a nuestro hijo —susurro él mientras yo asentía con lágrimas en los ojos. Él me atrajo hacia él y me abrazo fuerte.

No quería que Lily me quitara a Harry.





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