Epílogo

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Micaela

Estaba muy nerviosa, demasiado nerviosa. Muchísimo más de lo que estuve cuando nos dimos nuestro primer beso, o bueno cuando le robe ese beso. No nos habíamos visto desde hace muchos años, por mucho tiempo nos perdimos el rastro ya que ella se alejó un poco de las redes sociales luego de que se dedicó a ser escritora, leí muchos de sus libros, muy buenos por cierto. Esos libros fueron una manera de mantenerla cerca de mí, aunque ya no mantuvieramos tanta comunicación.

Hasta que un día por fín decidí soltarla.

Ella definitivamente es esa persona que voy a recordar por el resto de mi jodida vida y aunque desde el principio sabíamos que lo nuestro no iba a ser para siempre, mi mente no pudo evitar crearse futuros falsos en los que ella estaba a mi lado, siendo feliz, yo siendo feliz. Pero también lo que más me jode un poco es que ella es ese amor con el que tuve que aprender a despedirme.

Pero aún así estoy aquí, a punto de verme con ella, pero en realidad solo es para cerciorarme de que estábamos en lo correcto, que al final, nuestras vidas no estaban destinadas a terminar juntas. Y que ella es feliz, y aunque ni yo me lo crea, realmente yo también soy feliz.

—mamí, ¿ya podemos ordenar? —pregunta Malena, mi hija de cinco años.

—¿Qué? no era que no tenías hambre vos, Eso me dijiste cuando estábamos con papí, que mentirosilla que sos —la siento en mis piernas, ella ríe ante mi acusación.

—es que ya se me antojo un sanguchito. —me río porque siempre que dice esa palabra la dice de una manera tan tierna.

—pará, vamos a terminar de esperar a mi amiga y ya luego ordenamos junto con ella. Ah mira, allá viene —digo cuando la veo acercarse con una nena de casi la misma edad que la mía.

—viene con una amiguita para mí también —celebra Malena.

Siento que todo mi ser se ilumina cuando me sonríe. Esta frente a mí y como no puedo articular ni un hola, me limito a abrazarla.

—estas hermosísima —por fín logro decir, a ella se le escapa una risita tierna.

—hola ¿cómo te llamas? —veo que Malena comienza a interactuar con la hija de Elisa.

—Melissa —escucho que le contesta, lo cual me hace gracia, le puso el nombre de su mayor crush. —¿y tú?

—Malena, pero me dicen Lena. Que genial, nuestros nombres empiezan igual con M, ¿queres ir a jugar un rato?

—¿puedo mamí? —Elisa le dice que sí. Malena la toma de la mano y se van a jugar a la zona de niños.

—cuídala eh —le advierto —se manda sola mi hija ¿viste?

—estoy en shock, tiene el vivo color de tus ojos, se parece mucho a tí, pero también si la quedas viendo es la viva cara de Kevin. Todavía no caigo en que ambos se animaron a tener una hija, juntos. —dice mientras ambas nos sentamos.

—sinceramente fue la única manera en la que íbamos a poder ser padres, Malena fue muy planeada y lo decidimos cuando ya vimos que le podíamos dar una vida por la que no tuviera que pasar carencias, igual también tratamos de que sea consciente de que a pesar que ella tiene recursos gracias a nosotros tiene que esforzarse para conseguir algunas cosas y no despilfarrarlas.

—¿y la tuvieron de manera natural?

—pff no ¿Qué decís? No habríamos podido ni siquiera desnudarnos uno frente al otro, seguramente yo me habría burlado del pito de Kevin y él se habría burlado de algún defecto mío, no habríamos podido definitivamente —digo riéndome —fue por inseminación.

Sempiterno [Rewrite The Stars] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora