Capítulo 35

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Micaela

Elisa ya me había mandado la ubicación de su nuevo departamento por mensaje. Había preparado una sorpresa para ella pero al lugar al que íbamos no podíamos llevar su auto, así que tuve que pasar por ella en un uber. Sam nuestro maquillista en el estudio además de deberme un poco de dinero, me debía otros favores. Así que le pedí ayuda a él para que me ayudara esta noche. Ya estaba todo preparado, así que ojala le guste, me sudan mucho las manos por lo nerviosa que estoy.

-hola –digo bajándome del uber para saludarla y abrirle la puerta a ella.

-todavía no entiendo por qué no podemos ir en mi auto –me da un corto beso en la boca.

-eso es porque la cita la organice yo, así que era mi deber pasar por vos, aunque sea en uber ahre–me hago a un lado para que ella entre al auto. –además, créeme que también lo hago para proteger tu auto.

-¿dónde me vas a meter tú? –ríe.

-es una sorpresa, ¿viste? De haber ido en tu auto tendría que darte la dirección, aunque probablemente te asustes.

El uber seguía el transcurso que anteriormente le había dicho, estábamos entrando a la zona por donde vivía mi amigo Sam, la cual por lo que sabía era un poquito peligrosa, no tanto como para estar llena de miedo, ya era de noche, pero por lo que sabía también, corrían mas peligro los autos que estaban parqueados en la calle que las personas que iban a pie, razón suficiente por la cual no era buena idea traer el auto de Elisa.

-ya llegamos señoritas –dice el chofer – ¿no necesitan que las espere?

-no –contesto –nos vamos a quedar bastante tiempo.

-¿Qué es este lugar?  -pregunta Elisa mientras nos bajamos del uber.

-no me digas,  ¿nunca has estado en esta zona donde hay muchas vecindades?, igual nosotras no vamos a entrar a una, vamos a entrar a ese edificio de en frente –lo señalo –no sabía que eres de esas niñas fresitas –digo bromeando.

-no lo soy –ríe –pero si te digo algo, esta es la cita más rara que he tenido.

-lo nuestro ni ahí pasa por los límites de la normalidad, así que no te preocupes –tomo su mano mientras entramos al ascensor del edificio. –por dicha conmigo no te vas a aburrir nunca.

Subimos al cuarto piso y apenas se abrió el ascensor la música ya se escuchaba a todo volumen.

-¿venimos a una fiesta?  -pregunta
-casi, este lugar es como el refugio de todos los que trabajamos en la serie, en realidad es el departamento de Sam, un amigo mío. Casi siempre que terminamos de grabar de madrugada venimos aquí para pasar el rato, este chico también casi todos los fines de semana organiza jodas aquí pero con  mayor número de personas, Angie todavía no conoce este lugar, pero supongo que cuando le toque grabar de noche se la va a pasar aquí metida. –llegamos a la puerta del apartamento y meto la llave que me había dado Sam temprano para poder entrar.

Elisa

Al momento en el que abrió me quede  impactada por cómo era el lugar, era enorme y había luces de neón por casi todo el apartamento, viéndolo desde afuera ni por cerca se te pasaría por la cabeza que dentro del edificio hay un lugar así de bonito y elegante.

-¿Qué tal? –me pregunta Micaela sonriéndome, seguro está satisfecha al ver mi cara de asombro.

-esta increíble –logro decir, había muchas personas ya bailando donde había el espacio adecuado, otras estaban sentadas en los sillones jugando juegos de mesa y otras tomando alcohol.

Un chico de cabello gris se acerca hasta donde estábamos nosotras –la mismísima Mica Suárez por fin ha llegado –le da un beso en cada mejilla –y esta debe ser su hermosa chica –también me saluda con un beso en cada mejilla.

-mucho gusto, soy Elisa, de hecho creo que ya te conozco, ¿eres Sam? te vi ayer en la fiesta de Angie.

-ay es verdad, pero no nos presentamos, igual es un placer conocerte, Micaela me ha hablado mucho de tí, pero se quedó corta con lo linda que eres, mira esos ojazos, nena.

-basta gil, no me pongas más en evidencia –Micaela le da un manotazo en el hombro al chico, este ríe ante su comentario. Yo no podía creer si lo que había dicho era verdad o no, no me imaginaba que Micaela les hablara acerca de mí a más personas que no fueran Angie o Kevin.

-lo que me pediste ya está más que listo arriba, igual si quieren bajar un rato y compartir aquí en la fiesta son más que bienvenidas, tú sabes que esta es ya tu casa también Mica. –ella asiente y le agradece, el chico me vuelve a dar un beso en la mejilla y se va hacia donde están los demás jugando cartas.

-ven, vamos que en si esta no es tu sorpresa –me lleva de la mano hacia otra puerta, la abre y entramos, hay unas escaleras que parece llevan a la azotea –pará, báncame un toque que quiero ver si es verdad que todo está listo. –sube rápidamente por las escaleras y se asoma por la otra puerta. –ok si está todo listo, sube. –le hago caso, cuando estoy por llegar donde esta ella, me detiene –pará –se quita la bandana que traía puesta –una sorpresa no es una sorpresa si quien la recibe no tiene los ojos cerrados o vendados, y como no quiero que me vayas a hacer trampa, mejor te tapo los ojos con mi bandana.

-wey, que desconfiada eres. No voy a hacer trampa –me río pero ella insiste en cubrirme los ojos, se coloca detrás de mí y luego de hacerle el nudo a la pañoleta, me abraza por detrás y me da un ligero beso en el cuello.

-por cierto, se me olvido decirte que esta noche estas muy hermosa. –inmediatamente hace que me sonroje. Escucho que abre la puerta –ok, camina, vamos a pasar por la puerta ahorita. –Tenía miedo de caerme, pero igual sé que no lo iba a hacer porque ella estaba detrás de mí -¿preparada?

-si

-ya puedes quitarte la bandana –lo hago y quedo totalmente impresionada ante lo que mis ojos están viendo. Es mucho mejor incluso que la fiesta que se encontraba debajo de nosotras.

Había preparado una cita al aire libre y lo que lo hace más romántico aún es que el cielo está completamente estrellado y tenemos libre acceso ante esa vista porque no hay ningún techo que nos lo impida. A un lado de la azotea había un pequeño rincón en el que había una mesita con una botella de vino, y alrededor varios cojines, el lugar también estaba decorado con luces y algunas candelas artificiales.  Realmente era un ambiente muy romántico.

-no sabía que eras tan tierna y romántica –me doy la vuelta y quedo frente a ella.

-yo tampoco –ríe –pero bueno, ¿recordas que nuestro primer beso no nos lo dimos en un lugar que fuera tan romántico?

-bueno, igual me robaste ese beso y eso lo hace un poco romántico.

-todavía no caigo en que lo hice –me toma de la mano y nos lleva hasta la mesita –trate de elegir un vino que no tuviera tanto alcohol porque sé que mañana vas a trabajar. –comienza a servir el vino en las copas. No puedo creer que ayer por la mañana pensaba que todo estaba perdido y ahora este aquí con ella, en una cita y con un vino de por medio.

De hecho, pensar en eso me da un poco de miedo porque no sé realmente si lo que suceda mañana será positivo o no.

Me pasa la copa de vino.

-¿y bien, cual será nuestro primer brindis?

Ella suspira y se queda pensando un poco mientras hacía girar el vino en la copa –brindemos para que el miedo ya no sea una constante entre las dos. Bueno, más lo digo por mí –ríe.

-por más valentía –agrego.

Sempiterno [Rewrite The Stars] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora