Capítulo 12

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Elisa

Llegamos al antro dónde estaban los chicos, todo el camino ni Micaela ni yo cruzamos palabra, pero la verdad es que ya no me sentía incomoda, y creo que ella tampoco, todavía no supero el comentario que le hice en el balcón de su habitación, quien diría Elisa.

-estábamos a punto de irnos a otro lado –dice Dai en cuanto llegamos.

-¿Por qué? No se mira mal el ambiente aquí.

-sí, para mi está súper piola –agrega Micaela.

-apa la papa, ahora ya hasta se ponen de acuerdo y eso que antes ni se hablaban –Kevsho habla en tono burlón.

-ya nos quitamos el miedo ¿Qué tiene? –Micaela le resta importancia a sus burlas.

-¿se tenían miedo? –suelta una carcajada Alejo.

-no era miedo, tal vez era timidez –me encojo de hombros.

-ay chicas, que difícil es hacerle buylling a ambas –Kevsho da un manotazo al aire.

-bueno entonces ¿qué hacemos? –pregunta mi amiga Sury.

-quedémonos, además no conocemos otros lugares, este  no se ve que es un antro donde vengan nada mas mirreyes, y también miren los precios –río –no se me olvida que hoy nosotros no pagamos nada.

-bueno, más les vale emborracharse con poco, recuerden que somos argentinos y macri nos dejó en la pobreza extrema –bromea Angie.

Sury me echa una mirada muy maliciosa, no hizo falta que dijera palabra alguna para entenderle.

Su mirada había dicho a gritos: -mezcal.

El mezcal era un licor que para principiantes era devastador, podrías estar tranquilo y de golpe subirte a las nubes. Muchísimo peor que el tequila. 

Diana llama al mesero, Sury le dice que traiga dos botellas de mezcal más unas botanas, hasta ese momento caigo en que no habíamos cenado, o bueno al menos yo, si no quería ser la primera en caer es mejor que empiece a comer aunque sea muchas botanas.

El mesero trae las dos botellas y las pone en la mesa.

-eu paren ¿esos son gusanitos? –Pregunta Angie, varios asentimos –yo soy vegetariana chicos.

No pude evitar reírme, y no porque me burlara, sino porque era la primera vez que estábamos en una situación así.

-en lo que te fijas Angie, a mí se me hace asqueroso que le metan un gusano –dice Kevsho asqueado.

-no sean llorones, que ni son gusanos, son larvas –Sury comienza a servir el licor en los caballitos –y bueno, Angie, obvio no te vas a comer a nuestro amiguito.

Angie no estaba muy convencida, pero al final termino cediendo, todos tomamos los caballitos y brindamos.

Todos los argentinos arrugaron la cara –esto sí que esta fuertísimo ¿ni siquiera se toma con pase o con algo? –pregunta uno de ellos.

-a ley, se toma sin nada, ya no sean chillones –digo riéndome.

También habían traído las botanas y empezamos a comer, ese trago me había quemado todo, y es que desde el almuerzo que no comía nada y supongo que los demás están igual. Solo espero que el licor no me pase factura esta noche.

Luego todos bajamos a bailar, la música variaba, ponían desde salsa, hasta merengue y  reggaetón, solo que era del reggaetón viejo, que era el que nos gustaba más, habíamos bajado la botella y parece que ya se habían acostumbrado a los tragos porque se echaban uno tras otro. Yo no me quería emborrachar, así que sutilmente evadía el trago cada vez que había una nueva ronda.

-ya no le den más a Kevin que se va a volver a vomitar –Dai habla alto para que logremos escucharla por encima de la música.

-sí, no quiero tener que tirar otro pantalón pelotudo –Micaela le da un manotazo en el hombro.

-chicas tranca, aún estoy bien. –iba por el séptimo mezcal, seguramente en unos veinte minutos este perdido.

-che yo si me siento un poquito mareada, creo que me voy a ir a sentar –Angie se toca la frente.

-eso es lo peor que puedes hacer, tienes que sudar el alcohol –le dice Sury. –si estas sin hacer nada, te vuelves a quedar dormida.

-ya estoy quemada –su voz comenzaba a ser confusa –soy la que se duerme cuando se emborracha –de repente vemos que comienza a llorar de la nada.

-no seas tarada –habla Micaela entre carcajadas –si nadie te ha dicho así.

-pero sé que lo piensan.

-ni Kevin se queja tanto y es el que vómito, y peor aún, yo soy la vomitada –no dejaba de reírse, a ella también ya se le veía que se le habían subido las copitas. Sonreí porque ni aún así dejaba de ser hermosa.

-vamos a pedir una botella de agua, con eso seguro ya te vuelves a levantar –Sury le toma la mano a Angie y se abren camino hacia la barra.

Yo ya estaba algo cansada de bailar, me dolían los pies así que me fui a nuestra mesa. Me senté y me saque lo zapatos, a pesar de ser tenis, me habían rendido un poco.

-hola –ella se sienta junto a mí –mi gente casi no aguanta alcohol –se ríe.

-bueno, el mezcal es un poquito bastante fuerte.

-te has escapado toda la noche.

-¿de qué?

-de tomar, ni creas que no te he visto –me sonríe coquetamente, tal vez el alcohol le ha infundido valor, más del que ha tenido hasta ahora.

-ah, es por la cruda, no quiero desear morirme mañana cuando me despierte.

-son raros los deseos ¿sabes?, yo ahorita tengo un deseo que me está costando bastante controlar.

-¿Cuál? –pregunto extrañada.

-este –une rápidamente sus labios a los míos. Me ha robado un beso.

Pero no es quien yo deseo que me bese. 

Sempiterno [Rewrite The Stars] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora