9.- Día de campo.

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Al día siguiente nos dispusimos todo el grupo a pasar el día en campo, nos fuimos a la sierra. Ya teníamos todo preparado, así que fui a recoger a Sofía.

—Hola, princesa —saludé a Sofía.

—Hola, amor —me respondió y me besa tiernamente en los labios y no puedo evitar suspirar— ¿y ese suspirito amor? —me preguntó.

—Nada... —contesté— ¿preparada para pasar un día de campo?

—Para lo que no estoy preparada es para aguantar todo el día sin besarte... —dijo Sofía.

—No podré aguantar... te secuestraré y te besaré tantas veces quiera —informé a Sofía.

—Sabes que si me dejo no se considera secuestro ¿verdad? —me pregunta Sofía y ambas reímos.

—Venga vamos a por Irene —la beso en los labios.

Recogemos a Irene y nos subimos a la sierra, donde se encuentran el resto de nuestros amigos esperándonos. Para mi sorpresa han invitado a Dylan...

—¿Qué hace Dylan aquí? —Le pregunté a Iván.

—Creíamos que necesitabas un empujoncito —me contestó.

Sofía al ver a Dylan está totalmente tensa, me acerco a ella y le susurro:

—¿Está guapo, verdad? —intento picarla y me mira arqueándome una ceja— Si sigues mirándome así, te llevo detrás de esos árboles y te hago mía —volví a susurrarle.

—¿Y no querrías llevarte mejor a Dylan? —me preguntó Sofía de forma irónica.

—¿Estás celosa? —empecé a reírme— Soy solamente tuya, princesa. Te pertenezco totalmente.

—Hola Bella, estás preciosa —me dijo Dylan acercándose a mí.

—Chs... —Sofía, parecía molesta.

—¡Ah! Hola Sofía, perdona —le dijo Dylan a Sofía.

—Voy a por una cerveza, el ambiente está algo cargado aquí —después de decir esto, Sofía se aleja para ir a por una cerveza.

—¿Dije algo malo? —me preguntó Dylan— creo que no le caigo nada bien a tu amiga...

—No le des importancia —intentaba encontrar alguna excusa para salvar a Sofía—, tiene mal despertar —y empecé a reírme—. Si me disculpas, voy con ella a por una cerveza.

—Yo te la traigo si quieres —me dijo Dylan.

—No te molestes de verdad, gracias de todos modos —y salí detrás de Sofía.

Llegué a la altura de Sofía, la cogí del brazo y la giré para ponerla de frente a mí.

—¿Qué fue eso que pasó con Dylan? —le pregunté.

—Intenta ligar contigo delante de mí... ¡No lo soporto! —dijo Sofía.

—Mírame dónde estoy... —le respondí— Estoy aquí contigo, no me quedé con él —Sofía me sonríe—. En cuanto pueda nos escapamos un rato princesa, tengo necesidad de ti —le susurro al oído.

Sofía se ruboriza, pongo mi mano en la parte baja de sus espalada y la acerco a mí.

—No sabes las ganas que tengo de besarte —le susurro al oído.

Un escalofrío recorre el cuerpo de Sofía. Me separo de ella, la miro mordiéndome el labio y ella me arquea una ceja.

—Sabes que al morderte el labio estás jugando con fuego ¿verdad? —me dice Sofía en voz baja.

Mi destino.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora