109.- Principios.

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Noté que alguien se acercaba a nuestro botellón, me giré y vi como un chico agarraba la botella de Rosa y se la llevaba.

—¡Eh, tú! ¡Deja esa botella donde estaba! —le grité al chico.

El chico se hizo el loco y empezó a decir que era suya, como si no hubiese visto cogerla de nuestro botellón. Al escuchar las voces enseguida Sofía e Irene vinieron hacia a mí.

—¿Qué pasa? —preguntó Sofía. 

—Este, que se quiere llevar la botella de Rosa.

—Bella, cálmate —me pidió Irene.

Rosa, como no le quitaba la vista de encima a Irene, vio lo que pasaba y se acercó enseguida.

—¿Qué pasa aquí? —preguntó Rosa.

—Bella ha visto como este chico cogía tu botella y se la quiere llevar —le explicó Irene.

El chico empezó a enfurecerse, seguía diciendo que la botella era suya.

—Voy a mirar, a lo mejor Bella se ha confundido —Rosa estaba deseando dejarme mal.

—Bella no se ha confundido, yo confío en ella y si dice que es la tuya, es la tuya... —le dijo Irene.

—Eso ya lo veremos... —Rosa se puso a mirar en nuestro botellón y vio que faltaba su botella— Falta mi botella, esa es la mía.

El chico, al sentirse acorralado y descubierto se puso chulo con Rosa y avanzó hacia ella con la clara intención de golpearla

—¡Rosa, quítate! —exclamó Irene.

Al ver a Irene asustada por Rosa, no lo pensé y automáticamente me crucé en el camino del chico y lo paré en seco. El chico al verme delante quiso golpearme a mí, pero reaccioné a tiempo cogiéndole del cuello.

—Te voy a dar dos opciones... o le devuelves la botella por las buenas o se la devuelves por las malas... —dije acercando mi cara a la del chico.

—Bella, ¡por favor! —dijo Sofía asustada.

Apreté mi mano contra el cuello del chico y enseguida me dijo que me tranquilizase, estiró su brazo para devolverle la botella a Rosa, entonces le solté, el chico pidió y se fue.

—Solucionado —dije mirando a Rosa.

—Gracias... —me agradeció Rosa.

—No tienes que dármelas, vi lo que estaba haciendo y no podía permitírselo, va contra mis principios.

Empecé a caminar, me iba a dar una vuelta, pero Sofía me paró.

—Amor.

—Princesa, lo siento... Sé que no te gusta esta parte de mí, intento controlarme, ¡pero estaba robándole a Rosa en mi propia cara!

—Es cierto que no me gusta verte así, ese chico podría haberte hecho algo...

—Lo dudo, lo hubiese destrozado antes de que hubiese intentado nada.

—¿Pero por qué? ¿Por qué sacar la cara así por Rosa? —me preguntó Sofía— Ella no haría nada por ti...

—Tampoco quiero que haga nada por mí, simplemente me ha jodido que le robe a alguien de los nuestros...

—¿Consideras a Rosa uno de los nuestros?

—No, pero está con Irene, eso la hace una de los nuestros. Sabes que no puedo con las injusticias, que va en contra de mis principios... y aunque se trate de Rosa, no podía dejarlo pasar. Es la novia de Irene... no puedo permitir que le hagan algo a Rosa... si le hacen algo a Rosa eso afecta a Irene y no puedo consentir que algo le afecte a Irene.

Mi destino.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora