63.- Buen momento para que os habléis...

154 4 0
                                    

Cuando llegué a casa después de estar con Irene, fui a la habitación de mi hermano.

—Toma, Iker —dije sacando 50 euros de mi cartera.

—Bella... no puedo aceptarlo...

—Te dije que te ayudaría a pagar tus deudas ¿para eso estamos los hermanos no? Cógelos por favor —le pedí.

Mi hermano cogió el dinero y me fui a dormir a mi habitación. Al día siguiente mi hermano se fue después de comer a la piscina municipal con su novia. Al cabo de un rato mi móvil empezó a sonar, era Lucía, la novia de mi hermano.

—Dime guapi —contesté.

—Bella, ¿Dónde estás? —me preguntó.

—En mi casa ¿por?

—Bella por favor ven... —me pidió.

—Lucía ¿Qué pasa?

—Bella ven, tu hermano se ha vuelto loco...

—¿Dónde estáis? —pregunté preocupada.

—En los bancos de fuera de la piscina, por favor Bella ven...

Cogí el coche y salí corriendo hacia donde estaban. Cuando llegué me encontré a Lucía llorando y mi hermano fuera de sí, agresivo.

—Iker, ¿Qué pasa? —le pregunté.

—¡Me cago en Dios! ¡Lo he perdido! —exclamó mi hermano fuera de sí.

—¿Qué has perdido? Tranquilízate... 

—¡es tu culpa! ¡Por tu puta culpa! —le gritó mi hermano a Lucía— Si no hubieses querido venir a la piscina ¡esto no habría pasado!

—¡Que sea la última vez que hablas así a Lucía! —dije empujando a mi hermano, Iker me miró y se fue hecho una fiera. Me acerqué a Lucía— ¿Qué ha pasado? —le pregunté.

—No lo sé, Bella... estábamos tan bien, pero de repente se puso como un loco, me ha dado miedo...

—¿Qué ha perdido?

—Un porro...

—¿Se ha puesto así por perder un miserable porro? —pregunté sorprendida.

—Bella, tu hermano ha cambiado, desde que fuma porros no es el mismo, se ha vuelto agresivo... Quiero ayudarle, pero no se deja.

—¿Por qué no me lo dijiste antes? —le pregunté abrazándola y conseguí calmarla y que dejase de llorar.

—Tenía miedo...

—Tranquila, yo me encargo. Ven sube al coche, te llevo a tu casa.

Llevé a Lucía a su casa y fui a buscar a mi hermano por el pueblo. Le encontré en un parque, me bajé del coche y fui hacia él.

—¿Qué cojones pasa contigo? —le pregunté enfadada, mi hermano tenía los ojos entre lágrimas— ¿De qué vas? ¿Cómo se te ocurre tratar así a Lucía?

—Bella, lo siento...

—No es a mí a quien tienes que pedir perdón —le miraba con odio.

—Bella, no me mires así, por favor, me matas...

—La próxima vez que se te ocurra ponerte así con Lucía te juro por Dios que te las vas a ver conmigo —le amenacé.

—Bella, por favor, no me hables así...

—Te mereces que te hable peor.

—Perdí el control... Cuando no encontraba el porro me empecé a poner nervioso y no sé, no sé por qué he actuado así... pero nunca le haría daño a Lucía...

Mi destino.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora