Mientras me fumaba unos porros en nuestro parque de siempre, en absoluta soledad, empecé a pensar en todo lo que me dijo Sofía.
—¿Por qué piensa eso de mí? ¿Por qué me he vuelto tan fría? tan pasota... —me preguntaba a mí misma— Ya no le hago detalles... Es lógico que me desconozca, no me reconozco ni yo. Con lo detallista que soy... ¿Qué me está pasando? —no entendía qué me pasaba— El tema de mi hermano creo que me está afectando demasiado, en mi casa sólo hay broncas, mi hermano cada vez es más agresivo. No soy capaz de pensar con claridad, ¿Cómo puedo solucionar lo de mi hermano? ¿Cómo puedo hacer que la cosa mejore? —intentaba buscar soluciones— Pero nadie tiene culpa de lo que le pasa a mi hermano, no puedo pagarlo con la gente que quiero y que me quiere... Desde lo de mi hermano y lo de Dani me he vuelto a forjar esa armadura, pero necesito defenderme... no puedo permitir que me hagan daño de nuevo... ¿Pero y si haciendo eso alejo a las personas que de verdad me quieren? ¿Por qué Sofía no confía en mí? —no dejaba de preguntarme— Ya le dije que no tuve nada que ver con lo que ha pasado, la amo... joder ¿es que no lo ve? ¿O puede que últimamente no le esté demostrando lo que la amo? Claro que por otro lado... si hubiese sido yo la que hubiese visto a Sofía besarse con otra persona... posiblemente no le daría la oportunidad de poder arreglarlo... directamente hubiese acabado con todo, y ahí está ella, dejando una puerta abierta a lo nuestro... ¡Bella, espabila joder! —me exclamé a mí misma— Ahora no puedo hacer mucho... debí habérselo demostrado cuando tuve oportunidad en vez de quedarme metida en la cama... debí salir a por ella, reconquistarla. Ahora verdaderamente necesita ese espacio...
Mi cabeza era un lío, no sabía como arreglar las cosas, como hacer que confiase en mí, como quitarme esta coraza, como volver a ser yo misma... No sabía nada, pero lo único que tenía claro es que la amaba, la amaba más de lo que nunca había amado a nadie, la amaba tanto que me dolía no tenerla, no verla, no sentirla cerca... Me dolía tanto hacerle daño...
Seguí ensimismada en mis pensamientos, intento encontrar respuestas a todas mis preguntas, sólo había encontrado respuesta a lo que sentía por ella y no tenía ninguna duda que la amaba.
Pasaron las horas, me eché otro porro, necesitaba desconectar un poco, me dolía mucho la cabeza de tanto pensar. Pasaron unas horas más y no sé si fue por los efectos de los porros o qué se me pasó por la cabeza que cogí mi móvil y le mandé un WhatsApp a Sofía.
Bella: Te amo.
Sofía: ¿Y esto?
Bella: Maldita impulsividad...
Sofía: Bendita impulsividad, diría yo. ¿Por qué lo has hecho?
Bella: No lo sé, tan sólo hice lo que sentía.
Sofía: ¿Y qué sientes?
Bella: Que te amo.
Sofía: Bella... me ha sorprendido.
Bella: ¿Te sorprende que te diga que te amo? ¿Crees que ya no te amo y por eso te sorprende?
Sofía: No, Bella...
Bella: Pues te amo, princesa...
Sofía: No lo digo por eso... Sé que aunque hayas cambiado, sé que me amas, que ese amor que me has demostrado todo este tiempo no se puede desvanecer en unos días... Y aunque hayas cambiado, me sigues mirando como siempre lo hiciste, esa mirada que me hace creer y sentir que me amas. Tanto o más que el primer día.
Bella: ¿Entonces?
Sofía: Bella, te escribí y ni me contestaste, llevo sin saber nada de ti desde la noche del pub, no te veo desde entonces... es como si se te hubiese tragado la tierra y de repente me escribes diciéndome que me amas... Por eso me ha sorprendido, no esperaba tu WhatsApp para nada.
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Mi destino.
RomansHay personas que están destinadas a estar juntas, no importa nada más. Lo que Bella nunca se imaginó es que su destino la llevase a conocer a una chica que pondría todo su mundo del revés. Todo lo que conocía hasta ese momento, todo lo que sentía...