97.- No aguanto más.

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Sofía leyó todas mis conversaciones con María.

—¿Y bien? —le pregunté intrigada.

—Eres tú, mi amor —la miré confundida, no entendía lo que quería decir—. La chica de las conversaciones eres tú... Siento que no llevas ninguna  segunda intención con ella, tan sólo eres tú, quiere hacerle sentir bien, que no se sienta discriminada, quieres llevarte bien con la novia de Alba... No le has dicho nada del otro mundo, tan sólo bromeas con las cosas que te dice ella a ti. Pero amor, María ha podido malinterpretarlo... Quien no te conozca puede pensar que llevas otra intención, intención que María si lleva, pero no lo viste. Le gustas...

—Eso me ha dicho Irene... Si llego a saber que ella puede sentir algo por mí, no lo hubiese hecho, tan sólo pensaba que bromeaba, como lo hacía yo.

—Eres tan inocente, mi vida... Nunca ves lo que la gente siente por ti, lo que le haces sentir a la gente.

—Sólo me importa lo que tú sientes.

—Aún no sé como estamos tú y yo juntas, si nunca ves lo que la gente siente por ti.

—El beso que me diste fue muy convincente... —dije haciendo referencia a nuestro primer beso.

—¿Crees que no tenía miedo? Por tu forma de ser no sabía si me tratabas como a una más o si sentías lo mismo que yo sentía por ti, por eso me hice la dormida, para saber que sentías verdaderamente por mí. Al escucharte y ver que sí sentías lo mismo me lancé a besarte.

—Yo nunca me habría lanzado, no te vi venir, no sabía que sentías lo que sientes por mí.

—Por que nunca te das cuenta, piensas que no puedes hacer sentir a la gente lo que siente por ti y crees que todo el mundo es como tú, que no lleva intención de ligar contigo por que tú no llevas esa intención con nadie —Sofía hizo una pausa—. Si no llego a hacerme la dormida para saber qué sentías por mí, mi vida habría sido un infierno a tu lado. Queriendo besarte en todo momento, queriendo sentir tu piel en mi piel, queriendo que me hicieses tuya, amándote en silencio...

—Te amo desde el primer segundo en el que te vi —le aclaré.

—Y yo te amo también desde el primer momento en el que te vi, antes incluso de que supieses que yo existía, no sabías que yo existía y yo ya te amaba...

—Ahora estoy aquí y nunca dejaré de amarte —Sofía se acercó a mis labios y me besó—. ¿Te pusiste celosa? —Sofía giró su cara y se puso muy digna ella— Lo hiciste... —le dije entre risas.

—Quiere dormir contigo, quiere pillarte, siempre está pensando en ti... ¡Y tú le sigues el  juego! —exclamó— Que quiere besarte... —Sofía se giró hacia a mí y pasó su dedo pulgar por mi labio inferior— Lo que no sabe es que estos labios son míos y que tus besos son para mí... —mordí mi labio inferior y Sofía me besó— Hay algo que le dijiste que te quedaste corta... No besas bien.

—¡Vaya! a la mierda mi autoestima —le dije riéndome.

—Nadie besa mejor que tú. Pero eso ella nunca lo sabrá... ¿O sí? —me preguntó.

—Puedo practicar con ella... —le dije entre risas para picarla y me dio un golpe en mi brazo— Para luego besarte mejor a ti... —le dije entre risas.

—Ni se te ocurra... —me advirtió.

—No quiero otros besos que no sean los tuyos, mi amor.

—¿Y ahora qué vas a hacer? —me preguntó.

—Voy a cortar toda relación con María y cuando esto se enfríe un poco, hablaré con Alba.

Pasaron los días, la cosa estaba mucho más calmada con el tema de María.

Mi destino.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora