78.- Tu tiempo y tu espacio.

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Seguí avanzando lentamente hacia Sofía, hasta colocarme a su lado, me senté junto a ella y Sofía alzó su cara y me miró. Su cara me hizo estremecer de dolor, su mirada me congeló el alma, me destruyó por dentro.

—¿Qué haces aquí? —me preguntó con la voz rota.

—He salido a buscarte...

—No tienes que buscarme, no tienes por qué preocuparte por mí... ¡No estamos juntas! —exclamó Sofía.

—Sofi, eres mi amiga... siempre saldré a buscarte, siempre iré a dónde quiera que vayas yo estaré ahí —hice una pausa—. Tenía entendido que necesitabas un tiempo... eso para mí no es dejarlo.

—No puedes desperdiciar tu vida por salir detrás de mí, por ir donde yo vaya... eres libre, Bella.

—La única forma en la que desperdiciaría mi vida sería si no voy detrás de ti, si no voy al fin del mundo contigo...

—Bella, vete. No puedo verte... —me pidió Sofía.

—Sofi...

—Vete, Bella —me pidió de nuevo. Intenté cogerla de sus manos—. No, Bella, no me lo hagas más difícil... —dijo retirando sus manos.

—No — Fui a levantarme, pero algo dentro de mí me lo impidió—. Sofía, no me voy a ningún sitio. Háblame, por favor... y después te prometo que te dejaré tranquila si es lo que quieres.

—¿Qué quieres Bella?

—¿Qué ha pasado? —le pregunté.

—¿Que qué ha pasado? Sabes que no confío en ti, ¡que me la has jugado dos veces! —exclamó Sofía— Que yo sepa, claro...

—Sofi, ya te lo he explicado... no fue mi intención, nunca quise que pasara eso, no pude evitarlo... me pilló por sorpresa.

—¿Te estaba creyendo sabes? Pero en cuanto hay oportunidad ¡Ahí está Natalia! Sabes lo que ha pasado por ella y la veo ahí contigo que va a besarte de nuevo. Que quiere besarte delante de mí y después te acorrala en una pared y quiere besarte ¡Y veo que tú no haces nada! —exclamé Sofía.

—Eso no es así...

—¿Me vas a negar en mi cara que no iba a besarte? —me preguntó Sofía.

—No...

—Esto es alucinante... ¿Estoy loca no? eso es lo que quieres decir...

—No. a ver sí... —Sofía me miró con rabia— No, Sofi... ¡Joder! déjame que me explique —hice una pausa—. Quiero decir que sí, que quería besarme, pero te confundes en lo de que no iba a hacer nada. ¡Claro que lo iba a hacer! No iba a permitir que me besase —intenté explicarle a Sofía.

—La has parado por que has visto que me iba.

—No, Sofi. La he parado por que no quiero que me bese, ya no sólo por ti, si no también por mí ¡Por que no quiero que me bese!

—Bella te juro por Dios que estos días he intentado confiar en ti... te lo juro que lo he intentado con toda mi alma...

—¿Pero? —pregunté.

—¡Tus comportamientos me lo han puesto imposible! Sabes que no confío en ti ¿y qué has hecho para que confíe en ti? ¡Nada! Ni siquiera has intentado luchar por mí, luchar para que confíe en ti... Eso es lo que te importa si confío en ti o no. Ya no eres lo que eras... ¿A qué Bella tengo que creer? —me preguntó Sofía— Ya no eres romántica como cuando me empezaste a conquistar, te has olvidado de los pequeños detalles que hacías, esos detalles que me hacían volar. Ahora vuelves a tener esa armadura de acero de cuando te conocí y es imposible de penetrar. Joder, que no eres la misma Bella de la que me enamoré y aún así, aquí estoy... Enamorada de ti, pero enamorada de una Bella desconocida para mí. ¿Qué Bella es la verdadera? —me preguntó de nuevo— ¿La Bella que me hacía vivir un sueño hecho realidad o la Bella fría y pasota?

Mi destino.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora