7.- El beso

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Sentía que el corazón se me iba a salir del pecho...

—¿Qué quieres decir? —mi voz temblaba.

—Bella, he fingido que dormía desde el primer momento... —la mirada de Sofía estaba clavada en mis ojos—. Yo misma puse mi mechón de pelo en mi cara para ver que hacías y al ver tu reacción... no podía creerlo, tuve que ponerlo otra vez por si estaba soñando, y volviste a hacerlo... En ningún momento pensé que escucharía lo que he escuchado... —Sofía parecía sorprendida.

Intento bajarme del coche, pero Sofía me detiene de nuevo.

—Por favor no te vayas, hablemos... —Sofía quería hablar sobre lo que había escuchado, yo tan sólo quería huir de allí.

—Yo... Eh... Sofi... —intentaba decir algo, pero estaba completamente bloqueada.

—Tranquila —Sofía intentaba tranquilizarme, pero yo no sabía descifrar exactamente que era lo que Sofía pensaba de lo ocurrido, tenía miedo.

—Yo... no sé qué decir, necesito irme.

—Quédate, por favor —el tono de voz de Sofía parecía de súplica—. Respóndeme a una pregunta... —me quería morir, nunca tuve tanto miedo a una pregunta—. ¿Es cierto todo lo que has dicho?

—Sofi, yo... —intentaba buscar las palabras, buscar alguna excusa, pero no había manera— tengo que salir, de verdad...

—Mírame —me dijo mientras me cogía más firmemente de mi mano para impedir que me bajase del coche y huyese.

—No puedo —esquivo totalmente su mirada, esa mirada que me enloquecía, que me hacía estremecer, que aceleraba mi corazón...

—Mírame, Bella —volvió a repetirme.

—No...

Mientras que con una mano tiene atrapada la mía para impedir que me escapase, posa su otra mano bajo mi barbilla girándome la cara para que por fin mis ojos se encontrasen con los suyos.

—Mírame... —me dijo de nuevo.

Y ahí estaba yo... perdida en la inmensidad de su mirada, totalmente perdida en sus ojos, todo mi mundo desapareció, sólo estábamos ella y yo. Poco a poco una curva empezó a asomar en sus labios... estaba sonriéndome... podía verme reflejada en sus ojos. Estábamos tan cerca la una de la otra, sentía su aliento cerca de mi boca, mi pulso cada vez estaba más acelerado. Notaba su respiración nerviosa, no sabría decir quien estaba más nerviosa de las dos... Sofía acercaba sus labios lentamente a los míos, el tiempo parecía haberse detenido. Quise reaccionar y alejarme de Sofía, de su boca, de sus labios... Pero una fuerza invisible me impedía hacerlo. Su boca casi rozaba la mía hasta que posó sus labios sobre los míos. Sus labios se sentían cálidos, tiernos, dulces... me sentía en casa por primera vez en mi vida, sentía que había encontrado mi hogar.

A pesar de sentirme en el cielo, de sentir que pro primera vez todo cobraba sentido en mi vida, también me asusté y me aleje de sus labios... Sofía se me quedó mirando, vi como sintió mi rechazo, su mano soltó la mía, me dejaba ir... y su mirada se volvió triste.

—Bella, lo... lo siento. No debí... —Sofía pensaba que se había equivocado— por lo que te escuché decir pensaba que sentías lo mismo que yo, pero me equivoqué... espero que esto no cambie nada entre...

No dejé que Sofía terminase lo que pretendía decir, sólo sé que no pude evitarlo y la besé. Sentí como unas lágrimas mojaban mi rostro... me separé de Sofía.

—¿Estás bien? —me sentía confundida, no entendía por que lloraba

Sofía me sonrió, esa sonrisa que me hacía perder la razón...

Mi destino.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora