Sofía me cogió de las manos y me llevó hasta el centro de las mantas y el nórdico que había puesto previamente en el suelo para más comodidad.
—Tranquil, amor. Sólo sé tú misma, y eso será perfecto —las palabras de Sofía me tranquilizaban.
Sofía me regaló su preciosa sonrisa, se acercó a mí y me besó. Seguimos besándonos por un rato, nuestras lenguas jugaban la una con la otra, nuestras manos acariciaban nuestros cuerpos.
—Amor, ¿entonces no quieres ver mi ropa interior? —me preguntó Sofía.
—¿De verdad me estás preguntando eso? —la miré asombrada, ¿Cómo no iba a querer verla en ropa interior?
—Una ya no sabe, con la sarta de tonterías que soltaste antes... Ya me espero cualquier cosa —dijo entre risas.
—Eso ni se pregunta, por supuesto que quiero verte en ropa interior. Aunque después te la vaya a quitar... —le dije de forma traviesa.
—Esta es mi Bella...
Volví a besarla y poco a poco la tumbé sobre su espalda, quedando así boca arriba. Volví a bajar besando cada milímetro de su cuerpo hasta llegar de nuevo a la cinturilla de su pantalón vaquero.
—Uuuf... —los nervios se apoderaron de nuevo de mí.
—Si quiere lo hago yo... —me dijo sonriéndome.
—De eso nada, monada. Deseo hacerlo yo y seré yo quien lo haga.
—Volvió la Bella dominante... —dijo entre risas.
—Uuuf, allá vamos...
—¿Necesitas preparación o qué? —me preguntó entre risas.
—¿Es divertido reírte de mí no?
—No me río de ti, me río de la situación —me aclaró Sofía entre risas—. Eres única...
Respiré hondo y coloqué mis manos en el botón de su pantalón vaquero. Comencé a desabrocharlo muy lentamente. Una vez ya lo había desabrochado, miré a Sofía, me estaba mirando con deseo. Empecé a bajar la cremallera muy lentamente, volví a besar su cuerpo hasta llegar a sus labios.
—Desearía que este momento, esta noche, no terminase nunca... —le susurré rozando sus labios.
—No te preocupes, mi vida, tenemos toda una vida por delante, esto nunca terminará, es tan sólo una noche más de todas las que nos quedan. Y un día... todas nuestras noches y todos nuestros despertares serán una al lado de la otra. Y no volveremos a despedirnos nunca jamás, pues siempre estaremos juntas.
—Ahora que lo dices... deseo todo eso que has dicho más que nada en este mundo —le dije con la esperanza de que eso se hiciese realidad.
La besé y volví a posicionarme de rodillas entre sus piernas para deshacerme de su vaquero. Comencé a bajar muy despacio su vaquero, tan sólo alcanzaba a ver su suave piel. Seguí bajando su vaquero y se empezó a ver una tela negra de encaje. No pude evitar morder mi labio inferior. Continué bajando el vaquero y poco a poco se iba descubriendo una ropa interior negra de encaje. Ya me costaba seguir bajando el vaquero, pues su culo y el suelo me hacían tope. Sofía alzó un poco sus caderas para así poder quitarle el pantalón. Se lo quité completamente y me quedé totalmente embobada mirando su cuerpo a la luz de la chimenea con esa ropa interior negra de encaje con transparencias. Mi cara reflejaba totalmente el deseo por ella. Pasó un rato y yo seguía ahí, admirando la imagen más hermosa que habían visto mis ojos. Sofía se incorporó, alcanzó con sus manos mis mejillas y acercó mi boca a la suya para besarme.
Sofía se levantó quedando de pie delante de mí y yo aún arrodillada en el suelo ante ella. Sofía dio una vuelta sobre sí misma muy lentamente. Llevaba un culote brasileño de encaje negro con transparencias. El culote dejaba ver la mayoría de sus glúteos. Era lo que más me ponía, sugerir sin mostrar. De esa manera mi imaginación volaba. Nunca una prenda de lencería me había vuelto tan loca como hasta ese momento en que la vi con ese culote. Sofía tenía un cuerpo perfecto y si a ese cuerpo perfecto le sumábamos ese culote que realzaba su culo de esa manera... creía que iba a enloquecer de deseo.
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Mi destino.
RomanceHay personas que están destinadas a estar juntas, no importa nada más. Lo que Bella nunca se imaginó es que su destino la llevase a conocer a una chica que pondría todo su mundo del revés. Todo lo que conocía hasta ese momento, todo lo que sentía...