El verano siguió avanzando y en nuestro bar de siempre se celebraba una fiesta temática, "La fiesta Coyote"
Bajamos todo el grupo a la fiesta y allí estaba Irene, que le tocaba trabajar en la barra. Había dos gogos, un chico y una chica. El chico era alto, moreno, con un cuerpo de infarto y la chica era alta, más bajita que yo, pero era alta, morena y un cuerpazo.
Empezamos a beber y a bailar, era una fiesta increíble. Legaron las del equipo de fútbol femenino y estuvimos todos juntos. De repente los gogós empezaron a hacer su espectáculo. La chica cogió a Dylan y lo subió a la barra. Empezó a bailar muy sexy con él, después lo tumbó boca arriba en la barra y ella se colocó de pie encima de él posando sus pies a ambos lados del cuerpo de Dylan. Cogió una botella de chupitos y empezó a darle de beber. Después le quitó la camiseta, la gente aplaudía y gritaba, era muy excitante.
Mientras todos estábamos viendo el espectáculo el chico cogió a Sofía, empezó a bailar con ella, le cogía las manos a Sofía y las pasaba por todo su escultural cuerpo, Sofía estaba totalmente sonrojada. El chico le bailaba de una manera muy sexy a Sofía. La sentó en una silla y empezó a hacerle un striptease.
Yo sabía perfectamente que era parte del show, pero no podía evitar sentir celos, ver como Sofía lo estaba disfrutando. Al fin y al cabo, Sofía era hetero, era normal que le gustase el chico, también me gustaba a mí. Todo el mundo se soltó la melena, el alcohol corría a borbotones, los gogós calentaban el amiente, Dylan y Sofía estaban entregados totalmente a los gogós.
—¿Estás bien? —se acercó Natalia a preguntarme.
—Sí, ¿por? —le pregunté.
—No veo que estés disfrutando como deberías disfrutar la fiesta... —respondió Natalia.
—Sí, estoy disfrutando, tranquila.
Natalia me cogió por la cintura, me atrajo hacia ella y empezó a bailar conmigo. Seguimos bailando por un largo rato, lo que antes no podía quitar ojo de lo que hacía Sofía, ya no le prestaba demasiada atención. Prefería no mirar, o la cosa acabaría mal. Pasé una noche increíble con Natalia, me olvidé por completo de Sofía y del gogó.
—¿Y Sofía? —sentí una mano posarse sobre mi hombro, era Irene.
—¿Sofía? —le pregunté extrañada.
—Sí, ¿Dónde está? —me preguntó de nuevo.
—Ni idea, estaba con el gogó.
—Pues... —Irene hizo una pausa— me parece a mí que Sofía ha ligado... —dijo Irene entre risas.
—¿Cómo? —pregunté sorprendida.
—Sí, la gogó se acaba de ir ya. Y que casualidad que ni Sofía ni el gogó están por aquí... —respondió Irene.
—¿Cómo? —pregunté más sorprendida aún.
—Bella, todo parece indicar que se han ido juntos... —dijo Irene entre risas— Al gogó se le notaba a la legua que le gustaba Sofía...
—No puede ser... —dije asustada.
—Por fin Sofía se ha tirado a la piscina y se ha ido con un chico... —dijo Irene entre risas— Desde las fiestas del pueblo no la había visto ligar con nadie, y de eso hace ya casi un año. Que al final no llegó a nada con el chico ese, pero ligar... ligó, aunque al final no pasase nada entre ellos —Irene debió de verme la cara— ¿No te alegras por ella? —me preguntó— Tú deberías hacer lo mismo, siempre te lo digo, déjate querer... que te has cerrado en banda al amor.
—Sí, claro que me alegro por ella —intenté disimular mi descontento—. Lo que pasa que me ha pillado por sorpresa —hice una pausa—. Yo estoy bien así. Bueno nena, me voy a casa, mañana nos vemos.
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Mi destino.
RomanceHay personas que están destinadas a estar juntas, no importa nada más. Lo que Bella nunca se imaginó es que su destino la llevase a conocer a una chica que pondría todo su mundo del revés. Todo lo que conocía hasta ese momento, todo lo que sentía...