113.- Indirectas.

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Me quedé totalmente asombrada con lo que Sofía sentía, entonces, ¿eso quería decir que le hice sentir todas esas cosas? Sofía no me puso ningún impedimento en nuestra primera vez, lo quiso todo conmigo, no quiso dejar nada, quiso probarlo todo... No pude evitar sonreír al pensar que Sofía sentía que yo era la persona indicada, la persona con la que lo quería todo, que conmigo no tenía miedo a nada, que se sentía especial y totalmente segura de sí misma y de lo que yo sentía por ella. Que éramos la una para la otra. Sofía me miró y vio que estaba mirándola sonriéndole, me devolvió la sonrisa. Supo que había escuchado todo. Nuestros amigos llegaron y empezamos a pedir para comer, cuando habíamos pedido me levanté para ir al quiosco a comprar tabaco y Sofía se levantó para acompañarme.

—¿Era verdad? —le pregunté de camino al quiosco— Lo que le has dicho a Irene.

—Claro. No pensaba lo que decía, simplemente mi corazón hablaba por mí.

—Me hace inmensamente feliz que te sientas así.

—Amor, tú me haces sentir así.

Las fiestas llegaron a su fin, Rosa se volvió para Madrid y empezaron las clases de nuevo. Llegó la época de exámenes y las tres nos preparamos a conciencia. Una noche, como hacía mucho que Irene y yo no dormíamos juntas, me propuso dormir juntas y la invité a mi casa.

—Hacía mucho que no dormíamos juntas —me dijo Irene.

—Ya ves...

—Necesitaba volver a dormir contigo, sentir que nada ha cambiado entre nosotras.

—Nena, nada ni nadie podrá cambiar lo que tenemos entre nosotras.

—¿Te puedo pedir algo? ¿Ma abrazarías para dormir como siempre lo hiciste? —me pidió Irene.

—Sí, claro —le contesté sonriendo.

—Saca el móvil.

—¿Para? —le pregunté extrañada.

—Vamos a echarnos una foto juntas en la cama y la subes a la historias de Instagram.

—¿En serio?

—Bella, lo subes prácticamente todo ¿y no vas a subir una foto conmigo antes de dormir? —saqué mi móvil y nos echamos un selfie en mi cama— Pon algo, no seas sosa y mencióname para compartir la historia.

Puse en la foto: Lo mejor del día, dormir con mi niña. Te quiero, Irene. Le llegó la notificación a Irene y la vio.

—Ooooh, para mí también es lo mejor del día. Te quiero tanto...

Irene compartió la historia, dejamos el móvil, la abracé y nos fuimos a dormir. Éramos muy activas en redes sociales, aunque yo ya no usaba prácticamente Twitter, en cambio usaba mucho Instagram. A la mañana siguiente fuimos a clase y después de un examen salí al pasillo a esperar a que saliesen Sofía e Irene de su examen. Sofía salió antes que Irene y vino hacia a mí que estaba sentada en un banco del hall del instituto.

—¿Qué tal el examen? —le pregunté.

—Bella... ¿No te has metido en Twitter verdad?

—Sabes que ya no lo uso —ante la pregunta de Sofía me metí en Twitter y empecé a ver tweets de Rosa que claramente iban por mí.

Me mantuve callada sin contestar a sus indirectas, a sus provocaciones, por que sabía que una guerra entre Rosa y yo haría daño a Irene; no quería por nada del mundo hacerle daño a Irene. Así que me mordí la lengua en infinitas ocasiones por Irene y dejé que Rosa dijese todo lo que quisiera y yo callarme la boca y aguantar. Para evitar que algún día perdiese el control, dejé de mirar Twitter para así evitar ver las indirectas de Rosa y poder mantenerme callada por Irene.

Mi destino.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora