104.- Irene se aclara.

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Sofía y yo nos quedamos aparcadas en la puerta de su casa.

—¿Estás bien? —me preguntó Sofía.

—Sí, amor, tranquila.

—Sabes que no hay nada ni nadie que pudiese alejarme de ti, ¿verdad? Nada de lo que tramase María para alejarme de ti hubiese funcionado.

—Lo sé, princesa.

—La enamoraste bien ¿eh?

—No digas tonterías, está loca...

—Amor, ¿aún sigues pensando que es tan difícil enamorarse de ti? —me preguntó Sofía— Mira María...

—Esa se obsesionó, eso no es amor. Sofi, me voy a casa, quiero estar un rato con mi hermano.

—Vale, ¿nos vemos mañana?

—Mañana y todos los días de mi vida.

Pasaron los días, mi hermano se encontraba mucho mejor, ya no estaba agresivo ni nada de nada. Dijo que no le hacía falta ir a la UCA, que todo estaba bien y no era necesario. Para ir a la UCA tenía que ser de forma voluntaria, así que si mi hermano no daba el consentimiento no podíamos hacer nada más, pero las cosas iban bien, así que dejamos de preocuparnos. Irene se fue a Madrid a pasar unos días a casa de Rosa, hacía mucho que Rosa no venía por aquí, en cambio Irene iba bastante por allí.

Quedaba todos los días con Sofía, yo no estaba bien, como cada vez que Irene se iba a Madrid y desaparecía. Estaba de mal humor, estaba a la defensiva... y todo lo pagaba con Sofía. Ella sabía que a mí me afectaba cuando Irene se iba a Madrid, pero eso no me daba el derecho de pagarlo con ella. No hablábamos nada, simplemente Irene desaparecía y eso hacía enfadar a Sofía, que de vez en cuando me soltaba comentarios en contra de Irene. No defendía para nada su comportamiento, es más, lo criticaba y siento, que en el fondo tenía razón, por más que me doliese, Sofía tenía razón, aunque nunca se la di. Una noche estando con Sofía en mi coche, salió de nuevo el tema de Irene.

—Bella, estoy cansada.

—¿Cansada de qué? —le pregunté intrigada.

—Estoy cansada de que cada vez que Irene se va y pase de ti nos afecte a nosotras como pareja... Estás triste, de mal humor por que Irene no te contesta a los WhatsApp, no te habla... ¡Nada! Te pones del mal humor, a la mínima saltas de malas formas y nos cuesta nuestras peleas.

—Eso son tonterías... no es así.

—Si tienes algún problema con ella ¡Es con ella! ¡No lo pagues conmigo! —exclamó Sofía.

—¡Yo no pago nada contigo!

—¡Lo haces! Todo te sienta mal, me contestas de malas formas, estás asquerosa...

—¡No es así!

—¡Sí lo es! ¡Y no es culpa mía! Ella es la que pasa de ti, la que cuando está con Rosa se olvida de ti, es ella la que no se acuerda de ti cuando se va a Madrid y mientras tú estás aquí triste, enfadada, molesta, asquerosa... ella está la mar de bien con Rosa sin importarle como te puedas sentir tú o como estés tú.

—¡No hables mal de Irene en mi presencia! —exclamé enfadada.

—¡No estoy hablando mal! ¡Irene también es mi amiga! y no por eso voy a permitirle que actúe mal. Tú necesitas que te diga las cuatro verdades de Irene, ¡que se está portando mal contigo! Y cuanto antes lo aceptes, antes lo superarás e Irene también se merece que le digan cuatro verdades y se dé cuenta de que su comportamiento no es como se comportaría una amiga.

—¡Que no hables mal de Irene!

—¿Te das cuenta? ¡Mira como te pones conmigo! Cuando es a ella a quien deberías decirle las cosas y no cabrearte conmigo.

Mi destino.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora