Cuando abrí los ojos Irene seguía ahí, seguía con mi cabeza sobre sus piernas y me acariciaba la cara. El hermano de Irene y Alba también estaban a nuestro lado.
—¿Cómo estás? —me preguntó Irene.
—Bien —respondí. Intenté quitarme el oxígeno.
—Estate quieta Bella, déjate el oxígeno puesto —dijo Irene impidiendo que me lo quitara.
—Ya estoy bien.
—Hasta que los socorristas no te lo quiten, déjatelo puesto.
Desistí en quitarme el oxígeno, el hermano de Irene, Alba e Irene mantenían una conversación, pero yo estaba ensimismada en mis pensamientos. No dejaba de darle vueltas a que los labios de Irene tocaron los míos. Al rato vino el socorrista me preguntó como estaba, me quitó el oxígeno y se fue. Intenté incorporarme pero Irene no me dejó.
—Bella, mantente tumbada un rato más.
—Ya estoy bien, Irene.
—Bella, no seas cabezona —me dijo Irene muy seria.
—Tú lo que quieres es tenerme cerca de ti... —le dije entre risas.
—Quisiera tenerte cerca de mí, pero no por que estés en estas condiciones... —me aclaró.
—Siempre voy a estar cerca de ti...
—Irene... —el calor era abrasador— Vamos a bañarnos...
—Ni de coña...
—Irene, tengo mucho calor, me va a dar una insolación... Vamos al agua, por fi —le supliqué.
—Irene, va a estar todo bien, vamos al agua. Lo que le faltaba a Bella, que encima le de un golpe de calor... —dijo Alba entre risas.
—Está bien, pero Bella, no te separes de mí —dijo Irene.
—Jope, me siento como una niña pequeña...
Me incorporé y me quedé sentada en la orilla, me ayudaron a levantarme y nos acercamos al agua. Alba y el hermano de Irene se zambulleron en la laguna. Irene pasó mi brazo por encima de sus hombros, se agarró a mi cintura y nos metimos poco a poco en el agua. Poco a poco nos fuimos acercando los cuatro a un rincón que había en la laguna rodeado de árboles. Una vez allí, el hermano de Irene vio algo moverse en la orilla y me dijo de ir a ver qué era, pero Irene no me dejó ir, así que Alba se fue con él, se adentraron entre los árboles de la orilla y se alejaron. Dejamos de escucharlos, sea lo que sea, salieron detrás y se alejaron de nosotras. Irene y yo nos quedamos a solas, en aquel lugar, fuera de cualquier mirada. Me acerqué a Irene lentamente, cuando estuve lo suficientemente cerca nos quedamos mirándonos a los ojos. Hubo un silencio... ninguna decía nada. Entonces la cogí por sus muslos, la alcé y después la hundí en el agua.
—¿Qué te ha pasado? —le pregunté riéndome.
—Mira, te vas a librar por lo que te ha pasado... ¿si no? ¡Te ibas a enterar!
Volví a acercarme a ella y volví a hundirla, Irene se alejó de mí, pero yo me iba acercando a ella de nuevo.
—Bella, para... no te acerques... —me dijo riéndose.
—¿Por?
—Bella, no te acerques más... —me repitió entre risas.
—¿Y si lo hago? —le pregunté acercándome a ella. Ya estaba muy cerca de Irene, tenía intención de volver a hundirla en el agua. Entonces Irene tuvo rápidos reflejos y de un rápido movimiento se colocó en mi espalda y se agarró a mí.
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Mi destino.
RomansaHay personas que están destinadas a estar juntas, no importa nada más. Lo que Bella nunca se imaginó es que su destino la llevase a conocer a una chica que pondría todo su mundo del revés. Todo lo que conocía hasta ese momento, todo lo que sentía...