38.- Adivina el color.

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Sofía no me daba tregua, sabía perfectamente que si me dejaba tan sólo cinco minutos para pensar sería capaz de darle la vuelta al juego y tomar el mando de la situación. Por eso no me dejaba pensar tan sólo un segundo. Era provocación tras provocación.

—Voy al Dj a pedir una canción —dijo Irene.

Al rato volvió, ya le había pedido la canción al Dj y empezó a sonar "Estrellita de madrugada"

Sofía e Irene se miraron. Tenían coreografía para esa canción. Dejaron sus respectivas copas y se pusieron a bailar. Se veían tan sexys bailando... Mientras Sofía e Irene bailaban, Sofía no dejaba de lanzarme miradas, me estaba torturando con sus bailes. Siguieron bailando el resto de la canción. Cuando terminó, Sofía se acercó a mí.

—Amor, cierra la boca...

—Sofía...

—Shhhh... Ahora verás...

Sofía se fue sin decir ni una sola palabra. Yo la seguí con mi mirada y vi que se dirigió al Dj. ¿Qué estaba planeando? Volvió y seguimos bailando todos los amigos en un corro. Después de dos canciones más, empezó a sonar "Noche de sexo"

Sofía me miró y me sonrió de manera juguetona. Era la canción que había pedido, como no... Sofía se me acercó al oído.

—¿Bailamos? —me preguntó.

—Uuuuf... Sofi, no...

Sofía me cogió de la mano y me llevó al centro del corro de nuestros amigos.

—Esto se pone interesante... —dijo Irene entre risas.

—Ya empezamos... —dijo Carlos nervioso.

Sofía se quedó frente a mí, estaba muy cerca de mí. Me estaba poniendo muy nerviosa. Empezó a moverse de una manera muy sensual. Sofía comenzó a rozar su cuerpo con el mío, yo estaba totalmente inmóvil. Cogió mis manos y las colocó en sus caderas, muy cerca de su culo, mientras ella pasó sus manos por encima de mis hombros dejándolas a la altura de mi cuello. Empezó a acariciarme el cuello, mientras contoneaba su cuerpo con el mío y atrajo mi cara hacia la suya, nuestras frentes quedaron la una contra la otra. Podía sentir su respiración muy cerca de la mía. No pude evitar pasar mi lengua muy sutilmente por mi labio inferior para después mordérmelo. Sofía se acercó a mi oído.

—Mmmmm... tu lengua... —me susurró al oído— Me encanta las cosas que me haces con tu lengua...

—Uuuuuf... Sofi, por favor, para... —le supliqué.

—Quiero comerte... empezando por besos lentamente...

—Mmmm...

Volvió a pegar su frente a la mía, para después empezar a bajar bailando muy sensualmente mientras acariciaba mi cuerpo.

—¡Waou Sofía! —exclamó Irene.

—Me estoy poniendo malo... —dijo Carlos entre risas.

—Bella, hija, ¡pon de tu parte! —me exigió Iván.

No podía moverme, estaba completamente inmóvil, Sofía me estaba torturando, no tenía fuerzas para aguantar, el más mínimo movimiento mío me haría perder el control. Tenía que permanecer inmóvil, intentar no seguirle el juego, pues no podría controlarme. Sofía volvió a subir bailando, se giró y quedó su cuerpo totalmente pegado al mío, su espalda contra mi cuerpo. Colocó mis manos en la parte baja de su ombligo, demasiado cerca de su entrepierna para el estado en el que me encontraba. Empezó a bailar con un movimiento de cadera que hacía que su culo se rozase con mi cuerpo llevándome a un grado de excitación indescriptible. Mientras alzaba sus brazos para acariciar mi cuello. ¿La canción no iba a terminar nunca? Se me estaba haciendo eterna. Se volvió a girar, se acercó a mi oído y empezó a cantarme la canción en mi oído.

Mi destino.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora