Mi destino.

124.- La encerrona.

Empecé a conducir sin ningún rumbo aparente, necesitaba huir, dejar atrás todo lo sucedido. Intentar alejar de mí el pensamiento de lo que Dani estaba por hacerle a Sofía, lo que le hice a Sofía al haberme cegado... Miles de pensamientos inundaban mi mente, no podía quitar la imagen de Dani intentando forzar a Sofía, pero tampoco podía quitar de mi mente ver el labio de Sofía sangrando por el codazo que le di. Pasaron las horas, se hizo de día y tuve que volver a casa para no preocupar a mi familia. M e metí en la cama pero fui incapaz de dormir. Bien entrada la mañana empecé a recibir WhatsApp de Sofía y de Irene, pero ni los leí. Al cabo de un rato ambas empezaron a llamarme, apagué el móvil y lo dejé a un lado. Otra vez las voces de m madre con mi hermano me sacaron de mis pensamientos, así que me di una ducha, me vestí, cogí el coche y me fui. Necesitaba desconectar. Pasaron varios días y yo seguí sin dar señales de vida, mi vida se limitaba a coger el coche día tras día y conducir, conducir y conducir.

Un día cuando llegué a mi casa, mi madre me dijo que Sofía había estado en casa preguntando por mí, que la llamase que parecía preocupada. Le dije a mi madre que lo haría, pero no lo hice. Una semana después recibí un WhatsApp de un número que no conocía, me decía de quedar para vernos que tenía que hablar conmigo.

Bella: ¿Quién eres?

Desconocido: Soy Javi. ¡Por fin das señales de vida!

Bella: ¿Quién te ha dado mi número?

Javier: Sofía.

Bella: Claro, como no...

Javier: Bella, está muy preocupada, ¡está desesperada! Has desaparecido y no sabe qué más hacer para poder dar contigo... Lleva días buscándote por todos lados para ver si te encuentra, va a tu casa día sí y día también. Se queda hasta altas horas de la madrugada en la puerta de tu casa por si apareces, pero no apareces.

Bella: Dile que no se preocupe.

Javier: ¡Tienes que hablar con ella!

Bella: Yo veré qué es lo que tengo que hacer...

Javier: ¿Podemos vernos?

Bella: ¿Para qué?

Javier: Habla conmigo, por favor, si no puedes hacerlo con Sofía, hazlo conmigo... hazlo por ella.

Bella: Tan sólo tienes que decirle que no se preocupe.

Javier: Si quieres que le diga eso, será con la condición de que tú y yo nos veamos. Así me aseguraré de que no tiene de qué preocuparse. Es la condición... si quieres que tranquilice a Sofía tienes que quedar conmigo ¿Vas a dejar que Sofía siga sufriendo?

Después de pensarlo durante un rato...

Bella: Está bien...

Javier: Vale, ¿nos vemos detrás del polígono industrial esta noche?

Bella: Vale, como quieras.

Acordamos la hora y cuando llegó la hora me dirigí hacia le polígono industrial donde había quedado con Javier. Aparqué detrás de sus coche y Javier sacó su cabeza por la ventanilla.

—Sube a mi coche —me dijo Javier.

—Prefiero que hablemos en el mío.

—No seas cabezona, ven —insistió.

Resoplé, me bajé del coche y me subí en el suyo. Me senté en el asiento del copiloto y me quedé mirando hacia adelante.

—¿Cómo estás? —me preguntó.

—Bien.

—No lo parece...

—¿A ti que más te da cómo esté? —le pregunté de manera borde.