Me metí un chicle de menta en la boca, mientras el chicle hacia su función de dejarme un aliento fresco y mentolado, Sofía no paraba de preguntar.
—¿Qué haces Bella? Me estás poniendo nerviosa... ¿Por qué no dices nada ? —preguntaba Sofía.
—Tranquila, princesa —le contesté, el chicle hizo efecto y lo tiré—. Vamos a empezar —le susurré al oído—. Recuerda... no puedes tocarme o tendré que atarte también las manos.
Le di un beso en la frente, fui bajando rozando con mi nariz por su nariz, le di otro beso en la mejilla, seguí rozando con mi nariz su mejilla. Le di un beso en la comisura de sus labios. Me acerqué a su boca, Sofía sentía mi aliento fresco en sus labios, estaba a escasos milímetros de los míos. Sofía entreabrió su boca para recibir mi beso, pero me alejé. Volví a acercarme y le soplé muy sutilmente en sus labios, un escalofrío le recorrió su espalda. Con la punta de mi lengua rocé su labio inferior y Sofía se acercó a mí para besarme pero me alejé de ella de nuevo.
—Amor... —dijo Sofía.
Me acerqué de nuevo a su oído y con la punta de mi lengua rocé su lóbulo para después atraparlo muy delicadamente entre mis dientes.
—Mmmmm... —suspiró Sofía.
—Empiezas pronto a suspirar —le susurré al oído.
Bajé desde su oído echándole mi aliento fresco por su cuello. Su piel se erizaba al sentir el al sentir el aliento fresco que desprendía mi boca. Le pasé mi lengua por su cuello y volví a sus labios para rozarlos muy sutilmente. Sofía alzó sus brazos para intentar cogerme la cara, pero rápidamente la cogí y le aparté las manos de mí.
—Quieta mi niña, la norma... —le dije.
—No voy a poder cumplirla —respondió Sofía.
Mis labios se posaron en los suyos muy tiernamente y cuando Sofía pensaba que me disponía a besarla, me volví a alejar de ella.
—Bella, me estás matando de ganas —dijo Sofía.
—Ni siquiera he empezado... —le respondí.
Empecé a darle pequeños besos en su cuello, besándola hasta la clavícula, para volver a subir lamiendo su cuello con mi lengua.
—Aaaaah... —gimió Sofía.
—Sofía ¿ya se te escapan gemidos? —pregunté mientras la miraba asombrada.
—No puedo evitarlo, me excitas demasiado... —respondió Sofía.
Le di un beso tierno en los labios y nuestras bocas empezaron a abrirse. Cuando su lengua se disponía a buscar la mía, me volví a alejar de ella.
—Bella, por favor... —dijo a modo de súplica.
—Despacio, princesa. No tengo prisa... —contesté a Sofía.
Volví a rozar con mi lengua sus labios y después empecé a besar sus labios. Nuestras bocas se abrieron y mi lengua empezó a buscar la suya. Cuando nuestras lenguas se encontraron empezaron a entrelazarse, su lengua me volvía loca. Sofía me cogió de mi nuca para acercarme a ella, me alejé de ella y le quité las manos de mí.
—Estate quieta, no me obligues a atarte... —le dije a Sofía.
—No puedo evitar tocarte... —dijo Sofía con un tono seductor.
Volví a besarla, esta vez con más pasión, seguí con mis labios y mis besos un camino hacia su cuello, para pasar mi lengua por él. Su respiración estaba agitada, se le escapaban suspiros y gemidos, me estaba enloqueciendo escucharla. La besé de nuevo en los labios, esta vez lo hice con desesperación, no aguantaba más.
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Mi destino.
RomanceHay personas que están destinadas a estar juntas, no importa nada más. Lo que Bella nunca se imaginó es que su destino la llevase a conocer a una chica que pondría todo su mundo del revés. Todo lo que conocía hasta ese momento, todo lo que sentía...