12.- Nada era cierto

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Seguimos pasando un día de campo en familia, y llegó la hora de preparar la cena. Como la comida nos gustó mucho, Irene e Iván se ofrecieron para hacer también la cena.

Me acerco a Sofía...

—Sofía, ¿podemos hablar? —le pregunté.

—¿Quieres? —me respondió.

—Claro...

—Está bien, vamos —dijo Sofía mientras se levantaba.

—Chicos, ahora venimos —les dije al resto del grupo.

—Eso es lo que teníais que hacer, iros a solucionar las cosas —nos dijo Irene preocupada.

—Si os vais a besar de nuevo, avisarnos... no podríamos perdérnoslo —dijo Carlos riéndose.

—No te preocupes Carlos, si eso pasa, te avisaremos —le contestó Sofía a Carlos riéndose—. Pero ahora no es el caso, Carlos hace el gesto de clavarse un puñal en el corazón y se empieza a reír.

Sofía y yo nos alejamos del grupo, empezamos a andar hasta que dejamos de estar a la vista de nuestros amigos y llegamos a un merendero para sentarnos.

—Sofía...

—¿Vuelvo a ser Sofía?

—¿Cómo?

—Ya no soy Sofi o princesa... —me dijo Sofía con la mirada triste.

—No sé en qué punto estamos... —no entendí lo que me dijo Sofía, primero me dice todo lo que me dijo ¿y ahora que si ya no es princesa?— ¿Me puedes explicar qué pasó en el juego? —estaba totalmente confundida— tan sólo era un juego... —refiriéndome a que solo era un juego, pero la forma en la que me besó no parecía que lo hiciese por el juego.

—Amor... 

—¿Amor? —pregunté aún más confundida— ¿No era que esto era un capricho?

—Déjame hablar —me interrumpió Sofía.

—¿Para que vuelvas a destrozarme? —No podría soportar de nuevo que Sofía me destrozase en mil pedazos.

—Por favor... —Sofía hizo una pausa esperando a ver si la dejaba hablar o no, y como no dije nada más, Sofía continuó— Pensé que yo para ti era un capricho...

—Mal empezamos...

—Déjame terminar, por favor... Pensaba que yo tan sólo era un capricho para ti, una aventura, simple curiosidad... —Sofía parecía triste— Y la manera que intenté para defenderme y hacerme fuerte era hacerte creer que tú eras lo mismo para mí.

—¿Y? —mi tono de voz y mi forma de expresarme reflejaban pasotismo, que no me importaba lo que tuviese que decirme, era mi mecanismo de defensa.

—Pero no es así... entiende que tengo miedo Bella... Nunca antes nos habíamos fijado en una chica, al final, no dejamos de ser heteros... Podría llegar un chico a tu vida que te gustase y que te olvidases de mí —Sofía parecía estar segura de lo que decía.

—Lo mismo puedo pensar yo ¿no? —seguía en mi misma línea.

—Claro —Sofía hizo una pausa—. Pero al sentirte cerca, cuando sentí tus labios en los míos, me olvidé de todo, sólo estábamos tú y yo —la mirada de Sofía cambió.

—Eso mismo me pasó a mí, sentí que todo a nuestro alrededor despareció. La diferencia es que a mí siempre me pasa cuando estoy contigo, nunca has sido un capricho para mí... —dejé mi lado duro, frío y sin sentimientos, para ser sincera con Sofía.

—No pude evitar besarte, sentirte cerca, no podía dejar de besarte Bella...

—Ni yo a ti, Sofi —Sofía al escuchar que la llamé Sofi, no pudo evitar sonreír—. No me sonrías por favor... —su sonrisa me desarmaba totalmente.

Mi destino.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora