3.- ¿Celos?

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La noche continuó su ritmo, Dylan, el chico con el que estuve hablando no dejaba de mirarme. Al cabo de un rato se acercó a mí.

—Bella, ¿podemos hablar? —me preguntó.

—Sí claro —le respondí.

Dylan me cogió por mi mano y nos apartamos un poco de mi grupo de amigas.

—¿Qué ha pasado? —Dylan estaba muy confundido con mi actitud—, no volviste... dejamos la conversación a medias.

—¡Oh, lo siento! lo olvidé —lo olvidé por completo, me sentía avergonzada por haber dejado colgado a Dylan.

—No pasa nada —Dylan sonaba sincero—, ¿sabes? llevo mucho tiempo intentando hablar contigo, y me pareces una chica muy interesante, eres preciosa, y sinceramente me encantas —dijo Dylan, mientras ponía su mano sobre mi cintura.

—Te agradezco tus palabras —notaba como me estaba ruborizando por las cosas que me decía—, pero en estos momentos no busco nada...

—Lo entiendo, no quiero presionarte pero... ¿por qué no nos olvidamos del mundo e intentamos disfrutar de una noche especial? —Dylan se acercó más a mí.

Nerviosa por la cercanía de Dylan miré a mi alrededor y vi que Sofía no nos quitaba el ojo de encima, podía sentir su mirada clavándose en nosotros, tanto que Dylan se dio cuenta.

—Tu amiga no deja de mirarnos, ¿algún problema con ella? —evidentemente Dylan se había dado cuenta—. Antes cuando se acercó parecía que no le hacía gracia vernos juntos...

—No te preocupes, simplemente se preocupa por mí —intenté sonar lo más convincente posible.

Seguimos hablando y poco a poco Dylan se iba acercando más a mí, ponía sus manos en mi cintura y me decía cosas al oído. Yo me limitaba a sonreír. En un momento dado mi mirada buscó a Sofía inconscientemente y la encontré hablando con un chico. Ver a Sofía hablando con ese chico hizo que algo dentro de mí cambiase. Ya no estaba pendiente de Dylan, si no de Sofía y el chico con el que se encontraba.

—Perdona Dylan —corté la conversación con él—, tengo que hacer algo. Luego seguimos ¿vale?

—Vale, no te preocupes, cuando quieras ya sabes dónde estoy —Dylan nunca se tomaba a mal nada de lo que le dijese.

Me dirigí al lugar en el que se encontraba Sofía con el chico. Pude observar que estaban en una posición bastante cariñosa, se notaba la química entre ellos y había cierto tonteo. Empecé a sentir una sensación muy extraña dentro de mí, algo que nunca había sentido. Sentía un dolor en el pecho al ver a Sofía en esa actitud cariñosa con ese chico, pero a la vez también me enfadaba... y no podía dejar de sentir envidia de no ser yo la persona con la que estaba Sofía. por mi mente se me pasó la palabra celos. ¿Podían ser celos? ¿Eso era lo que se sentía al tener celos? No podía ser, ¿por qué iba a sentir celos? nunca los había sentido por nadie y menos los iba a sentir ahora y más tratándose de una chica. Rápidamente saqué esa idea de mi cabeza y pensé en Juan, Sofía mantenía una relación con mi amigo Juan... ¿Qué estaba pasando?

Llegué hasta el lugar donde Sofía estaba con el chico.

—Hola —miré al chico y le dije— ¿me la prestas un momento?

El chico me miró extrañado pero no le di opción a contestarme, automáticamente cogí a Sofía de la mano y me la llevé. Me llevé a Sofía a un lugar apartado.

—Sofía, ¿Qué estás haciendo? ¿Y Juan? —pregunté algo confundida por la actitud de Sofía.

—Bella, no te lo había dicho antes, pero lo de Juan terminó hace un tiempo. Teníamos ideas distintas de lo que quería cada uno. Y decidimos que estábamos mejor como amigos que como pareja. Siento que te hayas enterado así.

Mi destino.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora