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-¡Tai-chin! ¡Ya llegué! - Empuje las puertas del lugar con fuerza.

-¡Deja de entrar así! - Ignore su reclamo.

-Perdón.

-Maldito enano, al menos finge que estas arrepentido. - Infle mis mejillas ofendido.

-Yo trayéndote un regalo y tú que me tratas así.

-¿Qué regalo?

-Buenas noches, Taiju-kun. - Takemicchi se asomó con temor por la puerta.

-¿Por qué te quedas ahí? Pasa, Tai-chin no muerdo. - El mayor seguía quieto. - A menos que quieras. - El menor soltó un chillido cual ratón asustado y Taiju me miro con el ceño fruncido. Esto iba a ser divertido.

-No me digas que trajiste a toda la Toman.

-No, solo a Takemicchi. No me querían dejar venir sin niñero. - Alce los hombros restándole importancia mientras me dirigía a la cocina. - ¿Terminaste de cocinar todo?

-Si, ¿Ya viste la hora?

-La reunión fue larga, por eso me demore. - Bufe. - Yo quería hacer el glaseado.

-Lo harás mañana, todo se vendió. Y prefiero que tu hagas los postres mientras yo hago la comida.

-Genial.

-Mmm Mikey-kun, yo creo que mejor me voy a casa.

-¿Qué dices? Es tarde, nos quedaremos a dormir aquí.

-¡¿Qué?! - Los ojos azules de Takemicchi estaban desorbitados.

-¿Al menos me preguntaste? - Sonreí coqueto.

-Tai-chin ¿Puede Takemicchi quedarse a dormir?

-Maldito enano. - Gruño.

Me puse de pie y agarré la mano del menor para arrastrarlo al segundo piso, lo llevé directo al baño.

-Puedes bañarte primero.

-Mikey-kun, no creo que sea buena idea.

-No te pregunte Takemicchi. - Lo rete, el omega se resignó a pelear y comenzó a desvestirse. -Te dejare ropa en el cesto. - Cerré la puerta tras de mí y apoyé mi espalda sobre esta, esto de ser cupido es extenuante.

Las luces de las escaleras estaban apagadas, el grandote ya debía estar en su cuarto.

Sonreí con malicia, me acerqué sin hacer ruido hasta su habitación.

Uno, dos.

-¡Tai-chin necesito ropa! - Abrí la puerta de la habitación con fuerza, el mayor justo se iba a cambiar.

-¡Maldita sea enano! - Hacerlo enojar es divertido.

-Ponte algo de ropa, pervertido. - Le saqué la lengua y me dirigí a su armario para abrirlo. - Tomare prestado esto. - Me lanzo una mirada de advertencia. - Es para una buena causa. - Me burlé por última vez y me dirigí al baño, dejé la ropa para Takemicchi y fui a la habitación de invitados.

En estas dos semanas que me había escapado de Ken-chin me la pase aquí, este cuarto ya parecía mi segundo hogar. Me lance a la cama, estaba agotado, ignorar a Ken-chin es sencillo cuando estoy lejos de él, tenerlo tan cerca y no poder tocarlo dolía.

-Mikey-kun. - Me senté. - El baño esta libre. - Agarre mi ropa que ya estaba preparada, antes de salir di un mejor vistazo a Takemicchi, la camiseta de Taiju era enorme para quien sea.

¿Se emocionará al verlo así vestido? Esperaba que sí, qué sentido tiene traer un regalo que no puede disfrutar.

-No te atrevas a escapar. - Fue lo último que le dije antes de entrar al baño.

Por fin estaba solo, me apoye contra la pared más cercana, mis piernas flaquearon. Taiju me había rodeado con su aroma, pero las feromonas de Ken-chin como siempre las eliminaban, mi cuerpo estaba caliente, mi trasero estaba húmedo.

Hace mucho que no veía a Ken-chin, ¿Se había puesto más guapo? Ken-chin siempre ha sido apuesto, su cuerpo bien trabajado, esa mirada que te penetra, ese porte...

-Maldición no ahora.

Tenía una erección.

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-¿Qué hacen?

-Tenía hambre, lo trajiste sin cenar. - Taiju y Takemicchi estaban sentados en la pequeña mesa del cuarto del alfa, el omega estaba feliz comiendo uno de los postres que el mayor preparo.

-Te dije que vinimos de la reunión, obviamente no paramos a comer. - Me senté en la pequeña mesa. - ¿Dónde están mis taiyakis?

-Los tire. - Mi cuerpo se tensó.

-¡¿No te atreverías?!

-¿Por qué no? Llenaste mi almacén de esas cosas. - Gruño

-Tú tienes la culpa. - Infle las mejillas. - No querías ir a comprarlas cuando te las pedía. Además, yo soy el más perjudicado, tengo que comer taiyakis calentados y no frescos. - Me cruce de brazos.

-Ya te dije que no soy Draken, si quieres tus dulces tú mismo iras por ellos.

-Es verdad, Ken-chin si me los compraría. - Le saque la lengua.

-Mikey-kun, tus taiyakis están aquí. - El menor me señalo un pequeño recipiente que estaba a su lado.

-Gracias Takemicchi, al menos alguien es bueno, no como otros.

-Cállate y cómelos, aún tenemos mucho en el almacén.

-Sabía que no tirarías mis preciados taiyakis. - Abrí el recipiente, estaba caliente, pero sin importarme me metí uno a la boca. - Caliente. - Lloriquee, Taiju suspiro.

-Ya deja de comer así. - Me paso un refresco. - Menos mal los traje.

-Los calentaste demasiado, quiero más. - Le extendí mi vaso, el mayor solo rio y me sirvió.

Estuvimos conversando mientras comía, mejor dicho, Taiju y yo nos la pasamos conversando sobre el restaurante durante toda la cena, Takemicchi se quedó callado y cuando le preguntábamos algo respondía con monosílabos.

Con Taiju cualquier persona podía sentirse intimidado, su cara de demente, su gran cuerpo y esa sonrisa que no pronosticaba nada bueno no ayudaban a que el mayor se vea amigable. Siempre que le acompañaba a comprar uno que otro ingrediente que se le olvido, veía como muchos alfas y betas huían con temor, los omegas por otro lado no, el aroma del mayor debía ser muy seductor porque vi a varios omegas coquetearle, lo único que supuse es que deben sentir lo mismo que yo cuando huelo a Ken-chin.

Si estuviera en buenos términos con él, estoy muy seguro que me la pasaría coqueteándole. Aunque también me puse a analizar mejor nuestra relación, todo lo que hacía con Ken-chin no era normal en una relación de amigos, Ken-chin cumplía mis caprichos, me compraba taiyakis y dorayakis, siempre cargaba con una banderita por si íbamos a comer fuera, se responsabilizaba por mis actos y a pesar de que podía defenderme él lo hacía sin dudar.

Estar alejado de él es doloroso, pero tenerlo cerca y verlo con mi hermana lo es aún más. Y su actitud no ayudaba, siempre buscándome y llamándome, esa posesividad suya en vez de espantarme me gustaba, quería que siguiera haciendo eso, que pensara solo en mí.

-Mikey-kun. - Takemicchi me saco de mis pensamientos. Estábamos a oscuras en el cuarto de huéspedes de Taiju.

-¿No puedes dormir?

-Tenías la mirada perdida, me preocupe. ¿En qué piensas?

-En nada importante. ¿Y tú? ¿No puedes dormir porque tienes miedo de que Tai-chin venga a atacarnos? - Me burle.

-No, Taiju-kun cambio, no es el mismo de Navidad. - Sonreí.

-Se los dije. - Me relaje. - Es hora de dormir. - Fue lo último que dije para cerrar los ojos.

Deja de confundirme, Ken-chin idiota. 

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Buenas tardes, les saluda Ale, muchas gracias por los comentarios, ordene mis ideas y ya sé lo que pondré mas adelante :D el capitulo tal vez esta lento pero así debía ser xD Nos vemos en el siguiente capitulo.

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