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Estaba nervioso, a pesar de que soy de los que aman dormir por ser este día me obligué a levantarme temprano, le prometí a Ken-chin pasar todo el día con él, bueno esa promesa era para cuando las clases terminaran.

Lo que me hizo recordar la conversación con Ken-chin, fue tan natural que si no fuera porque él se puso sentimental hasta me habría olvidado que todo este tiempo lo pasamos alejados. Ahora que estaba todo medianamente arreglado me sentía ridículo por todo el drama que habia hecho, mis lloriqueos y berrinches fueron en vano ya que Ken-chin siempre me elegio a mí.

-Tai-nii se burlará cuando se entere. - Susurre para mi mientras entraba a mi salón, vi mi carpeta y me desparrame en ella, realmente odiaba despertar temprano y más cuando me quede hasta tarde preparando el pastel de Ken-chin.

Emma se ofreció a ayudarme, pero no acepte porque quería decirle al alfa que todo lo habia preparado yo solo, hornear en casa fue difícil, más que nada porque no contaba con todos los instrumentos que Tai-nii tenía en su restaurante, incluso me sentí tentado de colarme en su cocina y hornear sin hacer ruido, pero deseche la idea de inmediato, no estaba de humor de hacer enojar a Tai-nii.

-Sano-san. - Gruñí, odiaba que me molestaran cuando estaba cansado, fulmine con la mirada al chico que me llamo, al cual no conocía.

-¿Qué quieres? - El tipo tembló.

-P-perdón que lo moleste. Pero Draken-san me pidió que le trajera esto. - Mis ojos se iluminaron al ver lo que el tipo extendía con temor.

-¡Un pan frito kinako!

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Las clases fueron aburridas o eso creo ya que después de comer el pan que Ken-chin me envió me la pase durmiendo, como el alfa ya no venía a despertarme me la pase durmiendo hasta que las clases culminaron fue en ese momento que Ken-chin vino a mi salón a despertarme.

-¿Por qué no me despertaste en el almuerzo? - Bufe mientras camine deprisa molesto. - Se supone que ya estamos bien.

-Por eso te dije que debemos hablar. - Ken-chin me seguía sin problemas, maldito tótem, todo porque tiene piernas largas. - No sé cómo actuar.

-¿Cómo que no sabes? - Deje de intentar caminar deprisa y comencé a trotar, pero el estúpido alfa seguía sin tener dificultades para seguirme el paso. - Ayer te fui a buscar a tu salón, es obvio que puedes ir a buscarme. - Me detuve. - Odio tus piernas, eres demasiado alto. - Me miro desconcertado y luego sonrió burlón.

-Que tu seas un enano no es mi culpa.

-Este enano te puede desnucar cuando quiera. - Lo rete.

-¿Ah? - Fingió demencia. - Perdón hablaste muy bajo y no te entendí. - Me lance sobre él.

-Lo único bueno en ti es tu tamaño, maldito tótem.

-Suéltame enano. - Ken-chin se movió, pero me aferre con fuerza a su cuello.

-No quiero. - Escondí mi rostro en su nuca y con mis piernas rodeé su cintura. - No quiero caminar, llévame así. - Hace mucho que Ken-chin no me cargaba, su ancha espalda es cómoda y mi cuerpo se amoldaba perfectamente a ella.

-Enano caprichoso. - Ken-chin dejo de forcejear.

-A pesar de lo que dices, sé que quieres hacerlo. - Esta vez apoye mi mentón en su hombro. - Ken-chin tonto, Emma nos preparó el almuerzo y no lo comimos.

-¿De verdad? - Paso sus manos por debajo de mis piernas hasta unirlas debajo de mi trasero.

-Ken-chin pervertido, donde estas tocando. - Lo moleste.

Mi lugar (Drakey)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora