Mi lugar (Drakey)

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-¿Taiju también hace postres? - El omega apretó los labios y evito verme a los ojos. - Debemos hablar. - Insistí.

-Me da vergüenza. - Soltó luego de un momento de silencio.

-¿Por qué?

-Porque me deje engañar. - Mikey dejo el postre intacto en la pequeña mesa y apego sus piernas a su pecho para luego rodearlos con sus brazos. - Ken-chin. - Soltó apenas y sin demora deje mi puesto para sentarme a su lado. - Traicione a Shin-nii. - Acaricie su cabeza al no saber que responder, no deseaba dar vanas palabras. - Estaría decepcionado.

-Lo dudo, él te adora. - No era mentira, incluso podía jurar que Shinichiro-san daría la vida por Mikey. - No te atormentes con esos pensamientos o se pondrá triste, recuerda que Shinichiro-san solo deseaba la felicidad de sus hermanos, cada cosa que el hacia era por ustedes.

-Lo sé y es por eso que siento que lo traicione. - Apoyo su cabeza en mi pecho. - Gracias a Tai-n- Se detuvo. - A Taiju. - Rectifico. - Me di cuenta lo mucho que extraño a Shin-nii, necesito a mi hermano.

-¿Estás seguro de que hablas de Shinichiro-san? - Solté a tientas y el enano me empujo.

-¿Qué insinúas? - Me reto con el ceño fruncido, pero su mirada titubeo.

-Mikey. - Acaricie su mejilla. - Se sincero. - Aunque odiara a Taiju no podía borrar de mis recuerdos la sonrisa que mi omega tenía cuando andaba con él, cuando aún no estaba siendo manipulado por la voz de alfa. - ¿A que le temes? - Tenia sujeto su rostro con ambas manos, no dejaría que se me escapara, debíamos solucionar esto si queríamos avanzar. - Sabes que no te juzgare, solo quiero poder elegir las palabras correctas para reconfortarte. No quiero que afrontes esto solo, me tienes a mí. - Me mordí el interior de mi mejilla para darme valor. - No pude decírtelo cuando Shinichiro-san se fue, di por hecho que en algún momento vendrías a mí, pero no fue así, ahora no volveré a cometer el mismo error, Mikey.

Los ojos de mi omega se abrieron sorprendidos por mis palabras, no era mentira más bien todo lo contrario, yo mismo estaba dispuesto a soltar mis temores para poder avanzar a su lado.

En su mirada se podía ver la lucha interna que tenía por lo que espere pacientemente, de repente agacho la cabeza.

-¿Mikey?

-Voltéate. - Antes de que pudiera responder el enano me empujo con fuerza y se sentó dándome la espalda, me basto unos segundos para entender lo que quería, en silencio lo copie y nuestras espaldas chocaron. - ¿Tu espalda siempre fue tan grande?

-A diferencia tuya, yo si crezco. - Bromeé para aligerar el ambiente, el escuchar un bufido departe suya me hizo entender que lo conseguí. - Es normal que crezca, recuerda que siempre entreno.

-Sigo sin saber porque, Ken-chin ya es genial.

-Para gustarte. - Solté a quemarropa. - A pesar de mi actitud siempre me sentí inferior. - El enano no dio indicios de interrumpirme por lo que seguí. - A diferencia de ti y de nuestros amigos que viven en una familia normal, yo soy un huérfano que fue abandonado en un burdel y que vive gracias a la caridad de Masamichi-san y de las chicas. - Sentí un tirón en mi ropa y miré en su dirección, Mikey aun de espaldas había puesto su mano cerca a la mía, cuando acerqué mi mano el enano entrelazo nuestros dedos con fuerza.

-Eso es mentira, ellos te quieren y sabes que las puertas de mi casa están abiertas para ti, el abuelo y Shin-nii te lo dijeron. - Una lagrima se me escapo, lo sabía. - Y con lo de gustarme, eres un idiota, me gustas desde que te vi. Baji y Sanzu ya me habían hablado de ti y de lo fuerte que eras, por eso te reconocí y fui contigo, quería conocerte.