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El sonido de la Harley de Taiju se dejó escuchar a lo lejos, por fin estaban aquí, tome una gran bocanada de aire para controlar a mi lobo ya que desde que deje el parche este se retorcía con la intención de salir.

Mi meta no era discutir con el enano ni con el Shiba solo deseaba hablar y aclarar todo este malentendido, si Mikey andaba mucho tiempo con Taiju debía tener un motivo y necesitaba escucharlo de él para no seguir creando más historias en mi cabeza.

Tenía que decírmelo él.

El alfa estaciono su moto a pocos metros de la entrada, camine seguro en esa dirección mientras sentía la mirada de los demás estudiantes en nosotros. Mikey bajo de la moto y se acercó a Taiju, este se agacho y le susurro algo al oído, sentí un escalofrió por todo mi cuerpo mientras mi alfa gruñía con más fuerza, el descontrol de mis feromonas hizo que Mikey y Taiju por fin repararan en mi presencia, ¿Qué demonios estaba pasando?

-Ken-chin buenos días. - El omega me saludo con la mano. - ¿Qué haces aquí? Deberías entrar.

-Te estaba esperando. - Module bien mi voz intentando no sonar hostil.

-¿Para qué? - Gruño el peliazul mientras bajaba de la moto.

-Eso no te importa. - Bufe para luego ignorarlo y centrarme en el omega. - Mejor entremos, podemos hablar en el almuerzo o-

-No. - Taiju agarro el brazo de Mikey y tiro de él hasta ponerlo detrás de él, ese acto me sorprendió porque Mikey odiaba que actuaran de esa manera, odiaba que alguien se le imponga, pero contrario a lo que esperaba, el enano no hizo nada y se quedó dócil al lado del alfa.

Esto es raro.

-¿Mikey? - Avance estirando mi mano en su dirección, el enano no era así. - ¿Estas bien? - Taiju comenzó a expandir sus feromonas, mi lobo se retorcía furioso.

-Claro que estoy bien, Ken-chin. - Su respuesta no me convenció. - Mejor entra, yo iré después.

-Ya lo escuchaste Draken. - El peliazul me empujo levemente con su mano, alejándome de ellos, conté mentalmente hasta diez, no venía a pelear, me volví a recordar. - Largo.

-No. - Sentencie, al diablo el autocontrol, algo estaba pasando, esa manera de marcar territorio del Shiba era rara y este escalofrió recorriendo mi cuerpo me lo confirmaba. - Necesito hablar con Mikey.

-Pues habla, él está aquí.

-¿Ah? Quiero hablar con él a solas sin su perro guardián. - Escupí con odio. - Deja de meterte donde no te llaman. - Deje de contener mis feromonas, no me iba a dejar amedrentar por ese bastardo.

-Si es algo que tenga que ver con Manjiro es mi problema. - No lo soporte más, estire mi brazo y con fuerza agarre el cuello de su camisa.

-No lo llames por su nombre. - Brame.

-¿Por qué no? - Me sonrió sínico. - No eres quien para prohibirlo, Draken. - Agarro con fuerza mi mano, no lo solté, ese hijo de puta.

-D-deténganse, huele horrible. - Ambos volteamos a ver a Mikey, su rostro contrariado me hizo volver a la realidad, nuevamente le estaba imponiendo mis feromonas. - Me duele la cabeza.

-Manjiro. - El escuchar a Taiju llamar al omega nuevamente por su nombre hizo que mi sangre hirviera, afiance mi agarre en su ropa y tire de esta para hacerlo caer al lado contrario de donde estaba Mikey.

El enano se sostenía con fuerza la cabeza, sus ojos estaban cerrados y tenía una mueca de dolor en el rostro.

-Mikey. - Llame suave. - Perdón, ya controlé mis feromonas.

Mi lugar (Drakey)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora